Un estudio con murciélagos chupadores de sangre muestra que mantienen sus lazos con los individuos con los que convivieron en cautividad, al igual que hacen los primates.

Un experimento demuestra que las ratas que viven en ambientes con más estímulos son capaces de aprender más rápido una tarea compleja. El trabajo tiene implicaciones sobre neuroplasticidad y ayudará a estudiar enfermedades como el párkinson o la depresión.

Un equipo de investigadores ha entrenado a una inteligencia artificial para reconocer las caras de chimpancés en libertad. El software puede ahorrar miles de horas en estudios de comportamiento animal.

Un nuevo experimento demuestra que la capacidad de reconocer expresiones humanas no se limita solo a las mascotas, sino que se da en otros animales domesticados. Los resultados ponen en duda las ideas que se tenían hasta ahora sobre la manera en que los animales perciben nuestras emociones.

Si alguien perjudica a otros, los humanos tendemos a querer que se le castigue para que no se vuelva a repetir su mala acción. Un equipo de científicos ha analizado los orígenes de esta motivación en unos experimentos con niños y con chimpancés y concluye que tanto los grandes simios como los niños a partir de los seis años quieren ver cómo el otro recibe el castigo.

Un nuevo trabajo indica que los primates pueden aprender a hacer este gesto de forma independiente. Las pruebas tiran abajo estudios anteriores que lo consideraban un ejemplo de aprendizaje cultural.

En ocasiones estos animales se detienen en el umbral de una puerta como si algo les impidiera atravesarla. ¿Acaso ven algo que nosotros no podemos ver? Los científicos sospechan que la respuesta está en el proceso de domesticación y su relación con la realidad física.

Si les dan a elegir entre cooperar o competir, los chimpancés optan casi siempre por lo primero. Este hecho implicaría que estos primates y los seres humanos utilizan mecanismos similares para superar la competencia y lograr objetivos comunes.