Ciencia

Las mariposas cautivas no saben volver a casa

Un estudio demuestra que las mariposas monarca criadas en cautividad pierden la habilidad de orientarse en sus migraciones y que los esfuerzos de los voluntarios por criarlas pueden ser en vano.

  • Las mariposas cautivas no saben volver a casa

La migración anual de las mariposas monarca (Danaus plexippus) desde Canadá y Estados Unidos hasta México es uno de los espectáculos más grandiosos de la naturaleza. Sin embargo, por razones que aún no están del todo claras, el declive de las poblaciones de monarcas es tan preocupante que miles de voluntarios se afanan cada año en intentar ayudar recogiendo estos insectos cuando tienen forma de oruga, criándolos en cautividad hasta que las mariposas eclosionan y dejándolas en libertad en la época de migraciones.

Un trabajo liderado por la investigadora Ayse Tenger-Trolander, de la Universidad de Chicago, pone ahora en evidencia que estas prácticas bienintencionadas podrían ser del todo inútiles e incluso perjudiciales, puesto que las crías de las variedades de mariposa monarca comerciales no se orientan hacia el sur una vez que maduran, ni aunque se las críe en el exterior. Y las crías de las mariposas salvajes capturadas y cuidadas en interior con mimo tampoco lo hacen.

En el simulador, las mariposas pueden girar 360º pero sin moverse del sitio

En un estudio publicado este lunes en la revista PNAS, los autores detallan una serie de experimentos realizados mediante simuladores de vuelo para mariposas. Esto simuladores estaban compuestos por un receptáculo cilíndrico abierto por los extremos y con una varilla central en la que se coloca a la mariposa, de tal modo que se le da libertad para agitar las alas y girar 360 grados en la dirección que desee, pero sin moverse del sitio. El mecanismo interno del simulador registra la dirección de la mariposa cada dos milisegundos y envía los datos al ordenador.

Para las pruebas, la investigadora adquirió mariposas adultas de un suministrador comercial y las colocó en el jardín exterior de la azotea de uno de los edificios del campus de la Universidad de Chicago. Los insectos estaban en el interior de pequeñas jaulas de malla, pero expuestos a la luz natural y la humedad y temperatura del ambiente. Las mariposas monarca crían en verano y es la generación del otoño la que migra, de modo que Tenger-Trolander recogió los huevos que pusieron estas mariposas comerciales y las crió hasta que fueron adultas para estudiar su comportamiento.

En las pruebas realizadas en los simuladores de vuelo durante el otoño, los investigadores observaron que las mariposas criadas a partir de los ejemplares comerciales no se dirigían al sur, como los especímenes en libertad. Para asegurarse, capturaron mariposas salvajes y las introdujeron en el simulador para comprobar que éstas sí enfilaban en la dirección adecuada para llegar a México.

Una mariposa monarca adulta

Para mejorar la fiabilidad de sus resultados, Tenger-Trolander puso en marcha una segunda tanda de experimentos en los que capturó mariposas salvajes y repitió el sistema que había empleado con las comerciales: en verano dejó que criaran, recopiló los huevos y obtuvo una generación en otoño lista para migrar, pero esta vez lo hizo todo en condiciones de interior, aunque intentó imitar las condiciones del exterior ajustando la temperatura y las horas de luz. Y cuando las colocó en el simulador, estas mariposas tampoco mostraron el comportamiento migratorio esperado. Algunas apuntaban hacia el sur, pero la mayoría se colocaba apuntando a otras direcciones.

“Comprar mariposas monarcas para criarlas y soltarlas no ayuda a la población migratoria”

“Pensé que no había manera de que aquello influyera, pero lo hizo”, explica la autora principal del estudio. “Sabemos que hay muchos aficionados y criadores entusiastas que intentan hacer la cría lo mejor posible y evitan a los criadores comerciales. Pero podría estar sucediendo algo con la manera en que crían a las mariposas en condiciones de interior también”. Para salir de dudas, el equipo estudió las diferencias genéticas entre las mariposas criadas en cautividad y las salvajes que sí mantienen el comportamiento migratorio, y descubrió algunas discrepancias que creen que podrían explicar la diferencia de comportamiento. “No podemos señalar un cambio genético único que lo hiciera porque hay un montón de ellos”, señala Marcus Kronforst, profesor de ecología y evolución y autor senior del estudio. “Pero pensamos que en algún lugar, enterrado en el genoma, hay cambios que lo han roto [ese comportamiento]”.

Los autores concluyen que los criadores voluntarios deberían tener en cuenta que el comportamiento migratorio de estos animales es muy frágil y que, a la luz de estos nuevos resultados, estarían haciendo algunas cosas mal. “Parece que comprar mariposas monarcas para criarlas y soltarlas no ayuda a la población migratoria, y criarlas en interior probablemente tampoco ayuda”, destaca Kronforst. “Si quieres criar en tu jardín las monarcas que encuentres alrededor de tu casa, no las metas en el interior. Si las mantienes fuera, todo debería ir bien”.

Referencia: Contemporary loss of migration in monarch butterflies (PNAS)

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