El experimento en el que han enseñado a un grupo de ratas a conducir unos pequeños vehículos sobre ruedas, ha dado la vuelta al mundo. Realizado por el equipo de Kelly Lambert, en la Universidad de Ritchmond, y adelantado por la revista New Scientist, el trabajo ha dejado en nuestras retinas la imagen de un roedor desplazándose en el interior de una especie de cochecito cilíndrico con un destreza insospechada. Pero, ¿cuál es el propósito de una idea tan sorprendente?
Lambert es profesora de neurociencia del comportamiento y lo que trata de averiguar es cómo afecta el entorno a la capacidad de aprender de los roedores. Los resultados del experimento, publicados en la revista Behavioural Brain Research, indican que aquellas ratas que tuvieron un entorno más complejo aprendieron mucho más deprisa a dirigir el vehículo apoyando sus patas sobre un resorte interno para conseguir la recompensa que las que crecieron en jaulas sin apenas estímulos.
“Este trabajo de investigación revela que las ratas criadas en un ambiente complejo y enriquecido (en el que tengan objetos interesantes con los que interaccionar) aprendieron a conducir, pero aquellas ratas criadas en jaulas de laboratorio tuvieron problemas aprendiendo la tarea (suspendieron su prueba de conducción)”, asegura la investigadora. “Esto significa que el ambiente complejo llevó a una mayor flexibilidad del comportamiento y mayor plasticidad”.
“El ambiente complejo llevó a una mayor flexibilidad del comportamiento y mayor plasticidad”
Los vehículos fueron construidos con botes de plástico provistos de un pequeño motor y cuatro ruedas, además de una palanca de cobre que las ratas podían inclinar para elegir la dirección. Los investigadores colocaron las recompensas de fruta en lugares cada vez más alejados para observar si las ratas eran capaces de maniobrar para alcanzarlos. “Aprendieron a navegar su coche de manera específica y mediante patrones de movimiento de la palanca que nunca habían usado para alcanzar la recompensa”, explica Lambert en New Scientist. En total participaron 17 ratas en el experimento, once machos y seis hembras, y según los autores aquellas que aprendieron rápidamente la tarea parecían relajarse con la conducción.
Las ratas que aprendieron rápidamente la tarea parecían relajarse con la conducción
En su opinión, estos resultados demuestran que la neuroplasticidad de estos animales es mayor de lo que se pensaba hasta ahora y, lo más importante, que los estilos de vida desafiantes y dinámicos ofrecen ventajas para el aprendizaje. Además, con este resultado y con el diseño de nuevos experimentos con modelos específicos de enfermedades, esperan poder realizar nuevos experimentos que les ayuden a comprender cómo funcionan estos procesos cuando están afectadas por problemas como el párkinson o la depresión.
Referencia: Enriched Environment Exposure Accelerates Rodent Driving Skills (Behavioural Brain Research) DOI: 10.1016/j.bbr.2019.112309