El miembro de la Manada Ángel Boza, condenado a nueve años de prisión por abusos sexuales a una joven en los Sanfermines de 2016, ha admitido hoy que el robo de unas gafas de sol el pasado 1 de agosto en Sevilla cuando estaba en libertad provisional fue "una gilipollez" y ha pedido perdón.
Boza ha sido juzgado hoy en el juzgado de lo Penal número 10 de Sevilla acusado de un delito de robo con violencia y otro de lesiones por haber sustraído unas gafas de sol en un centro comercial de Sevilla y haber intentado atropellar en su huida a los vigilantes de seguridad.
Durante su declaración ha afirmado que no recordaba a ninguna persona de seguridad haciéndole gestos para que parase cuando huía en un coche y que conducía a una velocidad normal sin pasar los límites permitidos.
Sí ha admitido haber sustraído unas gafas de sol de la planta baja del centro comercial con las que minutos más tarde bajó al aparcamiento donde tenía estacionado su vehículo y se dirigió a la salida.
Por su parte, los tres miembros de seguridad del centro comercial han declarado que informaron por su sistema de comunicación de la descripción del individuo que podría haber sustraído las gafas.
Los agentes se desplazaron hasta el aparcamiento para poder interceptar a Boza y uno de ellos consiguió ponerse a la altura de la ventanilla de su coche cuando se disponía a subir la rampa de salida. "Él me vio pero subió la rampa para salir a la calle", ha declarado este testigo.
Apartarse para evitar ser atropellado
A la salida del aparcamiento otro agente de seguridad intentó frenar el vehículo del acusado obstaculizando la vía y, según su versión, tuvo que apartarse para evitar ser atropellado, puesto que Boza no mostró intención de frenar. Esta maniobra del guardia le ocasionó heridas leves en el abdomen al impactar contra uno de los retrovisores.
El abogado de Boza, Agustín Martínez, ha alegado que había una especial intención en acusar a su cliente de lo que a su juicio es un hurto y no un robo con violencia por su condición de miembro de la Manada y ha ironizado al calificar de "hazaña" las medidas tomadas por los agentes de seguridad.
De hecho, en su interrogatorio a los vigilantes de seguridad ha preguntando reiteradamente si lo conocían cuando se produjo el hurto por sus numerosas apariciones en los medios de comunicación.
Petición de cárcel
Por contra, la fiscal ha insistido en que la huida en coche a toda velocidad sin responder al alto de los agentes cumple los requisitos de un robo con violencia, por el que ha mantenido su petición de cuatro años de cárcel para Boza.
En su última palabra, el acusado se ha mostrado arrepentido por el robo, que ha calificado como una "gilipollez" y ha pedido perdón a su familia y "a la sociedad".
Pese a la huelga de jueces convocada este lunes, el juicio no se ha suspendido, ya que al ser una causa con reo forma parte de los servicios mínimos, si bien se ha retrasado e inicialmente se barajó una suspensión debido a que una de las abogadas de la acusación particular presentó el viernes un parte médico de enfermedad.
Boza, al igual que otros dos miembros de la Manada -José Ángel Prenda y Antonio Manuel Guerrero- tienen pendiente otro juicio en San Sebastián por el robo de otras gafas de sol en vísperas de los abusos sexuales en los Sanfermines de 2016, y la Fiscalía pide para ellos entre 9 y 6 meses de cárcel.
Mientras, están a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia de Navarra decida este mes sobre los recursos a la condena de la Audiencia de Navarra a nueve años por los abusos sexuales a una joven en Pamplona, por lo que los otros cuatro miembros de la Manada están en libertad bajo fianza y con obligación de comparecer en los juzgados tres veces por semana.