Queda claro que son tiempos difíciles para los jóvenes en España. El mercado laboral nunca ha sido tan competitivo, y los estudiantes nunca han estado tan preparados. Pero la tendencia que siguen muchos de ellos no es positiva: tras cursar sus carreras universitarias y estudios elegidos, pierden la ilusión y optan por dar un giro a su carrera laboral, incluso antes de haberla empezado. La desilusión y preocupación por el futuro se apodera de los universitarios a favor del aumento de trabajadores públicos en España.
En los últimos años, el número de funcionarios no ha hecho más que aumentar. Actualmente ya se han alcanzado casi los tres millones de trabajadores públicos, el dato más alto desde que hay registros. Y estas cifras no son otra cosa que el reflejo del temor a la precariedad laboral. Los bajos salarios y la dificultad de conciliación laboral y personal hacen que el futuro no sea nada atractivo para los jóvenes, y ensalzan la brecha generacional. La Generación Z -nacidos entre 1997 y 2012- son los que actualmente dan el salto al mundo laboral, y tienen prioridades muy distintas a anteriores generaciones.
Distintas prioridades
Los veinteañeros y recién graduados de la universidad tienen claro lo que quieren, pero también lo que buscan evitar: jornadas interminables en la oficina, hacer horas extra, atender compromisos de trabajo fuera de su horario laboral y sueldos precarios. De esta forma buscan otro tipo de empleos, como aquellos que les ofrezcan un modelo híbrido o incluso de teletrabajo a tiempo completo. La rigidez al hablar de horarios tampoco es parte de su vocabulario, y centran más su atención en la productividad que en el tiempo dedicado al trabajo. Es decir, prefieren producir más en menos tiempo a pasar largas jornadas poco productivas.
De esta manera, el panorama económico tampoco ayuda. La crisis de la vivienda en España hace que sea prácticamente imposible conseguir algo de independencia antes de los 30 años, y la tasa de desempleo tampoco favorece: España ya ha superado a Grecia, y se consolida como líder de paro juvenil en la Unión Europea tras encadenar siete meses consecutivos con el mayor porcentaje de desempleados entre los menores de 25 años, según datos de Eurostat. Por todo ello, tras obtener sus estudios y buscar trabajo sin demasiado éxito, muchos optan por emprender un nuevo camino, en esta ocasión para convertirse en funcionarios.
Cómo son los opositores en España
Las oposiciones aparecieron en el panorama laboral en el siglo XIX, durante las reformas liberales y la promulgación de la Constitución de 1812. Desde entonces, el crecimiento de interés por opositar ha modernizado y adaptado el sistema a las necesidades actuales. Según un estudio de OpositaTest, un cuarto de la población total se ha preparado o se está preparando una oposición. Centrándonos en los datos de este último año, un 7% de los españoles está estudiando para presentarse a los exámenes y un 6% ha llegado a realizar alguna prueba.
Actualmente, hay 23.216.933 ciudadanos entre 18 y 55 años en España. De estos, 2.414.561 opositaron en el último año, 3.273.588 lo hicieron hace más de un año. 5.688.149 son opositores actualmente y 5.038.074 lo serán en un futuro. Por otro lado, 10.726.223 personas de este grupo de edad no planean presentarse al concurso de plazas públicas. Esto significa que uno de cada dos españoles en esta franja de edad se han examinado -o la van a hacer- de alguna oposición. Además, de acuerdo con OpositaTest, la mayoría de interesados en opositar están laboralmente inactivos (54%). Asimismo, destaca que el 42% tiene estudios universitarios y un 32% de bachillerato o inferiores.
Por comunidades autónomas, Canarias destaca como la que más opositores tiene. En Murcia, Castilla y León, Castilla La-Mancha, Comunidad Valenciana y Andalucía han demostrado un creciente interés por trabajar en el sector público, ubicándose por encima de la media nacional. Cataluña y el País Vasco, por el lado contrario, son las CCAA con menos examinados.
La mayoría de opositores (tres de cada cuatro) consideran que prepararse este examen es "bastante o muy positivo" para su desarrollo personal y siete de cada diez opinan lo mismo respecto a su desarrollo profesional. Aunque son cifras altas, cabe mencionar que son inferiores a la del año anterior (2023).
Como hemos mencionado antes, el principal objetivo de los jóvenes que se presentan a oposiciones es la estabilidad laboral y conseguir un puesto fijo más allá del salario. Sólo un 15% elige esta opción exclusivamente por el salario y un 18% por vocación.
Detrás de esa ansiada búsqueda por la estabilidad laboral, hay un 89% de los opositores que se sienten estresados en su situación profesional, de acuerdo con el estudio de OpositaTest. Además, un 69% no se sienten reconocidos y, también un 69%, demanda que no puede conciliar su vida personal y laboral. Estos porcentajes crecen en el caso de los menores de 34 años.
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