En una trayectoria como la de Rodrigo Sorogoyen, tan nutrida por el thriller, con ejemplos como los largometrajes Que Dios nos perdone, El reino o As bestas, el cortometraje nominado al Oscar Madre o la serie Antidisturbios, era difícil imaginar que uno de sus mejores trabajos se iba a situar, precisamente, en las fronteras del drama romántico. Sin embargo, Los años nuevos, una radiografía generacional a partir de las vicisitudes de una pareja a lo largo de diez nocheviejas de su vida, entre sus 30 y sus 40 años, se ha convertido no solo en una de las mejores series de este 2024 sino también en uno de los trabajos más destacados de su carrera, y un descubrimiento para algunos o un recordatorio para otros -quienes han visto Stockholm (2013), su ópera prima-.
"Siempre he querido hacerlo. En mis primeros cortos y mis primeros guiones en la escuela todo tenía que ver con la pareja, es un tema que siempre tenía en mi mente. Como creo que ha sido un accidente muy bonito por parte de Isabel y mía que nos metiésemos en el mundo del thriller, donde hemos disfrutado, aprendido y nos hemos conseguido poner en un sitio muy bueno en la industria. Siempre ha habido esa querencia y esa necesidad, no es que haya pasado nada o que haya visto la luz, pero quería darme esa oportunidad que siempre he querido", ha contado a Vozpópuli el director.
La miniserie de diez capítulos Los años nuevos llega este jueves 28 de noviembre a Movistar Plus+, unas semanas después de haberse estrenado en algunos cines seleccionados, y unos meses después de su puesta de largo en el Festival de Venecia, donde su director, Alberto Barbera, afirmó que Sorogoyen es "tal vez" el cineasta español más importante del momento, después de Almodóvar.
Lo cierto es que Los años nuevos cuenta con tres creadores y, además de Sorogoyen, son responsables también Sara Cano y Paula Fabra, a quienes se suman en la escritura de guion Marina Rodríguez Colás y Antonio Rojano. En cuanto a la dirección, si bien Sorogoyen (también productor ejecutivo) firma cuatro capítulos, el resto están dirigidos por Sandra Romero y David Martín de los Santos.
Los años buenos, protagonizada por Iria del Río y Francesco Carril, cuenta la relación sentimental que establece entre Ana y Óscar cuando se conocen en una nochevieja. Ella es una camarera que planea mudarse a Canadá, mientras que él es un médico con una pareja inestable. Ambos cumplen años con apenas unas horas de diferencia, entre la despedida y la bienvenida al nuevo año, y el espectador asiste a la evolución de su idilio en el mismo momento del año a través de una década.
Aunque en apariencia esta serie tiene una vocación de convertirse en relato generacional y de reflejar el peso de la educación sentimental heredada, con todas las metas y expectativas que se condensan en esta etapa entre los 30 y los 40 años, Sorogoyen asegura que nunca fue su "objetivo" sino que va "implícito" en esta trama. "El objetivo es contar una historia interesante y emocionante. Una historia de una pareja, que es lo que me interesa en este caso, que sea verosímil, que el espectador pueda creer que existe, porque si no, no tiene sentido. Pero no solo creer que existe, sino que le emocione y le interese. Lo que vemos es a esta generación, pero no queremos decir que es así ni nuestro objetivo es contarlo", matiza.
Las anécdotas saltan a la pantalla
Los personajes de esta serie experimentan situaciones reconocibles y realistas, mantienen relaciones sentimentales, sufren y se divierten rodeados de amigos y familia, por lo que es inevitable buscar conexiones entre ellos y sus creadores y, en concreto, con Sorogoyen. El cineasta reconoce que hay una anécdota conocida de su vida que han tomado para el personaje de Óscar, que en un momento dado atribuye su desconfianza a la mentira piadosa que mantuvieron sus padres durante algunos años, al fingir una vida normal en la que seguían juntos cuando en realidad ya se habían separado.
"Todo está al servicio de la historia, creímos que le venía muy bien. Lo compartí con las guionistas y se dieron cuenta de que tenía sentido, que le iba bien a Óscar, por contradicción también con el personaje de Ana. Un trabajo de guion es un poco eso: soltar cosas, ya sean personales o algo que ves en la calle y luego elegir y decidir si le va bien a la historia", cuenta.
"He estado en rodajes en los que dos actores protagonistas que hacían de pareja no se llevaban especialmente bien y luego lo ves en pantalla y ves que hay un trabajo"
Del mismo modo, niega que la posibilidad de mostrar a través de su personaje aspectos de su intimidad suponga un problema para él: "Soy una persona muy atrevida, muy osada y, para bien y para mal, no soy una persona muy pudorosa. También tengo la excusa o la seguridad de que no soy yo solo, sino que somos tres guionistas que tiramos de nuestras cosas, pero también tiramos de amigos o de gente conocida, y por supuesto también hay algo de imaginación y de inventiva, entonces no me preocupa mucho. Si la gente quiere pensar que el personaje masculino o femenino soy yo, eso no lo puedes controlar".
Uno de los puntos fuertes de Los años nuevos es, sin lugar a discusión, la química que se establece entre sus actores protagonistas, Francesco e Iria, que mantienen una fuerte conexión entre sus personajes a pesar de la evolución que experimentan, un resultado positivo en el que intervienen "muchos departamentos", entre ellos, "por supuesto guion", pero incluso también "montaje y posproducción" y, "por supuesto, los actores que, hablando de química, son los principales causantes", en palabras del director. "Hay un casting en el que uno intenta estar listo y vivo y hay una cosa química totalmente inexplicable de la que ellos no son responsables voluntarios, sino involuntarios, pero luego hay un trabajo. No ha sido el caso, pero he estado en rodajes en los que dos actores protagonistas que hacían de pareja no se llevaban especialmente bien y luego lo ves en pantalla y ves que hay un trabajo. Forma parte de su oficio, son profesionales y tienen que hacerlo", apunta.
El futuro más próximo de Sorogoyen pasa por el comienzo del rodaje, a principios de 2025, de El ser querido, una película que estará protagonizada por Javier Bardem, según él mismo anunció en la pasada edición del Festival de San Sebastián, y Victoria Luengo. Ambos interpretarán a un padre y una hija que no mantienen una buena relación, un nexo que se enmarca en el rodaje de una película que él dirige. "Estoy contentísimo y con ese nervio bonito de empezar algo, de estar a la altura", señala el cineasta.
A un lado a quedado, sin embargo, su proyecto sobre la Guerra Civil que finalmente Movistar Plus+ desechó y que hace no tanto buscaba socios internacionales para salir adelante. Tal y como asegura, mantiene la ilusión de retomarlo. "Las ganas nunca me han desaparecido ni me van a desaparecer. Lo bueno de este proyecto es que si lo hago dentro de diez años me parece que va a ser igual de pertinente. ¿Posibilidades? No son reales ni tangibles, porque yo soy una persona muy optimista y si me preguntas si este proyecto lo voy a hacer te diría que sí. No sé cuándo, ojalá más pronto que tarde. Estamos trabajando para ello, el problema es que es un proyecto muy grande y sería absurdo hacer una película o una serie de seis capítulos sin el dinero suficiente, sería pegarse un tiro en el pie, y no conseguiría lo que creemos que tiene que consegiur. ¿Pertinente? Por supuesto, por muchísimas razones. Para empezar, por el auge de la extrema derecha y, para continuar, por la desinformación y la poca educación que hay desde mi generación, por lo poco que se ha hablado de esto", concluye el cineasta.