Rey-Joly es la única intérprete en escena a lo largo de los aproximadamente 90 minutos que dura la representación, acompañada por un piano y un violín. La obra sigue un relato de ida y vuelta, en el que su personaje, sin nombre, transita entre la palabra y el canto, interpretando piezas de compositores como Poulenc, Schubert, Strauss, Bernstein, Edith Piaf, Saint-Saëns o Kurt Weill. A través de estas melodías, el personaje se convierte en un símbolo de libertad.
Boadella y Rey-Joly forman un dúo artístico que ha perfeccionado la fusión entre dramaturgia y música desde finales de la década pasada. Su colaboración comenzó con ¿Y si nos enamoramos de Scarpia? (2019) y continuó con Diva (2021), inspirada en María Callas, hasta Malos tiempos para la lírica (2023).
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