La obra de Miguel de Cervantes es esférica. Circular. Empieza y acaba en sí misma. En su centro cabe la humanidad entera, que todavía se explica a sí misma en su vigencia. Pero, si los textos de Cervantes son una esfera, ¿no será acaso porque hay juego en sus palabras? Esa es la pregunta que se han hecho los integrantes de la compañía Ron Lalá, quienes presentan con la Compañía Nacional de Teatro Clásico un nuevo experimento: Cervantina. Versiones y diversiones sobre textos de Cervantes, un espectáculo dirigido por Yayo Cáceres que se estrenará el próximo 14 de enero y podrá verse en el Teatro de La Comedia hasta el 6 de febrero.
Después del éxito internacional de En un lugar del Quijote, Ron Lalá da un paso más en su exploración del mundo literario de Miguel de Cervantes a través de las herramientas de su lenguaje escénico: el humor, la poesía, la música en directo y el trabajo con el texto original. Partiendo de ese principio, Cervantina reúne fragmentos adaptados de trece obras. Desde Don Quijote de La Mancha hasta El coloquio de los perros, pero también El hospital de los podridos, El licenciado Vidriera, El retablo de las maravillas, El viejo celoso, La Galatea, La gitanilla…
Adaptaciones de algunas novelas, poemas, entremeses y hasta prólogos, además de fragmentos de piezas menos conocidas como el Persiles, la Galatea, el Viaje del Parnaso. Un homenaje y un encuentro a la manera de Ron Lalá: con el talante y el espíritu de una celebración. “Cervantina es un juego en el que jugamos a ser cervantinos, un malabarismo con sus palabras y las nuestras, una esfera entre las suyas, música nacida entre sus palabras y humor ronlalero. Para terminar diría lo que él dijera alguna vez: escritor divino si no fuera tan humano”, asegura la compañía en el texto .
Cervantina reúne adaptaciones de algunas novelas, poemas, entremeses y hasta prólogos, además de fragmentos de piezas menos conocidas como el Persiles, la Galatea, el Viaje del Parnaso
Trece obras a través de las cuales desfilan mujeres libertarias, pícaros caballerescos, buscavidas bizarros, perros parlantes. Personajes que cambian de nombre, de sexo, de estamento y de vida. “Los personajes cervantinos, siempre mutables, siempre en fuga, rompen con lo establecido, se autodefinen, evolucionan y revolucionan", asegura Álvaro Tato, director literario de Ron Lalá. “Jugando a crear una folla (fiesta barroca de diversos entremeses enhebrados) que comienza y termina con Cervantes como protagonista de su propio destino tragicómico, hemos querido atrevernos a mirar a los ojos al autor, sus personajes y sus textos, a dialogar con ellos desde nuestro lenguaje, nuestra música, nuestro humor y nuestra voz viva”.
Es tiempo de Cervantes, aseguran los responsables de este montaje, y no porque se cumplan los 400 años de su muerte, sino por muchas otras cosas. Escrita hace cuatro siglos, el sentido común de su pluma se enfrentó a los prejuicios sociales e intelectuales. Entonces como ahora, Cervantes se revela como una voz contemporánea, acaso porque resiste y persiste en el discurso y ejercicio de la virtud civil: el libre albedrío. Por eso, y no por otra cosa, insisten los de Ron Lalá, es tiempo de Cervantes.
Entonces como ahora, Cervantes se revela como una voz contemporánea, acaso porque resiste y persiste en el discurso y ejercicio de la virtud civil: el libre albedrío
Tal y como ya lo hicieron en En un lugar del Quijote, en Cervantina la música vuelve a jugar un papel decisivo. A través de ella, es posible recrear lugares a través del folclore o para presentar emociones que caracterizan profundamente a los personajes. Así, nos encontramos con un lenguaje musical puesto al servicio de lo que la escena cuenta. "Para ello, hemos optado por una instrumentación más fina. Instrumentos acústicos al servicio de un espectáculo "acústico". Instrumentos de cuerda, viento, percusión (sin olvidar algún añadido electrónico) se ponen al servicio del universo cervantino, del universo de la libertad en lengua castellana por antonomasia. Libertad que, por otra parte, intentamos vivir musicalmente (como es la costumbre) en esta nueva aventura ronlalera", explica Miguel Magdalena, director musical de Ron Lalá.
Desde su creación en 1996, Ron Lalá ha mantenido y perfeccionado una propuesta que combina música y textos originales con un lenguaje escénico propio, puesto al servicio del humor crítico y cítrico. Un trabajo de creación colectiva que da lugar al inconfundible estilo lalá. Su trabajo ha sido premiado y reconocido en casi todos los festivales en los que se ha presentado además de los premios Valle Inclán y los Max.