La Feria del Libro de Madrid cierra las puertas de su edición número 75 con una tendencia similar a los últimos dos años, es decir: los 8.200.000 euros de ventas, lo que supondría un incremento del 3,5 por ciento respecto a las cifras del año pasado. Eso supone un salvavidas de optimismo en un sector que tiene pérdidas desde 2008. Sant Jordi, que suele funcionar como un termómetro aunque sea solo un día de campaña, ya había sembrado esperanzas en los libreros que se dan cita en la deria madrileña.
Hace poco más de un mes, según las cifras aportadas por el Gremio de Libreros de Cataluña entonces, facturaron 20,96 millones de euros en Sant Jordi: 3 % con relación al 23 de abril de 2015. AL igual que en la cita catalana, en la Feria del Libro de Madrid las ventas arrojaron alza y un mapa de consumo lector aun difuso pero con nuevos hitos: baja la ficción y la no ficción domina junto a la oferta de de infantil y juvenil, con el nicho YouTuber a la cabeza. AuronPlay, que presentaba su segundo título, Dalas Review, debutante con la novela Fugitivos en el tiempo (Martínez Roca) o Ismael Prego, alias Wismichu, de 22 años, fueron algunos de los que acapararon la atención de cerca de 500 jóvnes de entre 12 y 18 años.
La Feria ya no se vuelca del todo en la dimensión clásica de lo mediático, los tertulianos y figuras de la arena pública -incluyendo chefs y otros especímenes- parece relevada por una nueva composición que ni los editores comprenden del todo. El reino del selfie, al menos como fenómeno de algo más. Según el Barómetro de lectura, uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Los datos pertenecen al Barómetro de 2015 del Centro de Investigación Sociológica (CIS) y también al informe Hábitos de Lectura y Compra de Libros realizado por la Federación de Editores.
Si damos la vuelta a estas cifras por edad, el asunto se recompone sin embargo. Según el Observatorio de la lectura de 2014, la actividad lectora entre los 15 y los 25 tiende al crecimiento, mientras que esa misma curva se desploma a partir de los cincuenta. ¿Retratan esas estadísticas el fenómeno reciente donde edición y popularidad en redes van de la mano? De momento, los libreros ye ditores cierran la campaña con un optimismo creciente, aunque todavía parco.