El mundo entero pocas veces se pone de acuerdo en algo pero parece que esta es una de esas ocasiones: Morbius, la nueva entrega del universo Marvel de Sony Pictures, no ha gustado. Ni un poco. ¿Es esta la peor película de superhéroes de la historia o, al menos, de Marvel? A juzgar por las críticas que se han leído hasta ahora, la cinta que protagoniza Jared Leto no agradará ni a los fans de los cómics, ni a los amantes del cine de superhéroes ni al público general.
Pero, ¿es tan mala? ¿Merece la pena ir al cine? En Vozpópuli hemos visto la película dirigida por Daniel Espinosa y aquí rescatamos algunas claves para dar una oportunidad a una cinta que, ante todo, cumple con su vocación de entretener, pero también para avisar de todo aquello que no funciona.
Para quienes no dominan el asunto, hay que aclarar que en la actualidad hay dos grandes estudios que se reparten las historias del universo Marvel. Por un lado, la "major" The Walt Disney Company, que posee los derechos de todos los personajes, excepto de Spider-Man y de Thor, y de villanos como Venom, Mysterio y Morbius, propiedad de Sony Pictures, que produce la película que llega este viernes a los cines. Ante el resultado de la cinta que se estrena hoy, hay quienes piden que ambos gigantes vuelvan a trabajar de forma conjunta para hacer películas "más decentes", tal y como muchos se quejan estos días en las redes.
Michael Morbius es el protagonista de la historia que nos ocupa, un doctor brillante y superdotado que trata de hallar la cura para la enfermedad sanguínea que padece. En su búsqueda, Morbius se convertirá en un antihéroe con un peligroso secreto entre manos que puede traer peores consecuencias para la humanidad que las de su propia dolencia.
¿Por qué todo en esta película es tan simple, tan predecible y tan obvio que no merece la pena extenderse mucho más de la primera parte?
El terror y la oscuridad, reforzados por una banda sonora grave y contundente, dominan toda la película de principio a fin y esto, a priori, puede convertirse en un fuerte atractivo para quienes se alejan del tono ligero de otras películas de superhéroes. Sin embargo, falla algo importante que no pasa desapercibido para nadie. ¿Por qué todo en esta película es tan simple, tan predecible y tan obvio que no merece la pena extenderse mucho más de la primera parte?
Uno podría intentar explicar esta historia a un niño de tres años apasionado por los cuentos y los finales que se adivinan en la introducciones y conseguir que el pequeño lo entienda a la perfección. Yo lo he hecho. Aquí no hay giros ni sorpresas en la narración, y poco misterio para un thriller que debería desconcertar y mantener en vilo al espectador.
Morbius: suspenso en la crítica
La prensa de todo el mundo ha sido bastante dura con la película y en el portal Rotten Tomatoes apenas cuenta con un 16% de críticas positivas entre las reseñas que se han publicado hasta ahora, peores aún que otros títulos del género como Batman vs. Superman (2016), Suicide Squad (2016) o la reciente Eternals (2021), que no fueron del todo bien recibidas, por ser suaves ¿Opinarán lo mismo los espectadores?
El punto fuerte, o menos débil, de Morbius está en sus actores, pero no en sus personajes. Jared Leto, Matt Smith y Adria Arjona están sobresalientes en una trama que tampoco ofrece unos protagonistas con grandes dilemas ni tampoco perfiles psicológicos un pelín complejos para dar un mínimo de emoción a la historia. Precisamente, quizás por esa falta de pasión y de sangre (guiño para quienes conozcan la trama), el trabajo de estos tres intérpretes brilla más aún si cabe, con especial mención a Jared Leto, especialista en las transformaciones fisiológicas. Sin ir más lejos, recientemente pasó desapercibido para quienes vieron La casa Gucci y no leyeron los títulos de crédito. ¿Verdad?
En ocasiones, películas como esta, que ofrecen un banquete visual más o menos goloso, no necesitan más que un aprobado justo"
Entonces, ¿merece la pena ir a ver Morbius? A pesar de los apuntes, lo cierto es que el resultado se disfruta. Es más o menos ágil y consigue enganchar, al menos en la primera parte, y además es justa en su duración (menos de dos horas), ya que de lo contrario habría logrado un suspenso absoluto. Es probable también que las expectativas de sus fans y de la crítica que más se decanta por el género sean demasiado altas, y no hay que pasar por alto que en ocasiones, películas como esta, que ofrecen un banquete visual más o menos goloso, no necesitan más que un aprobado justo para funcionar.
Por si fuera poco, la película llega en exclusiva a los cines, esos templos del audiovisual que logran por sí solos hacer resplandecer el cine, incluso las películas más insípidas. Ir a las salas, sea cual sea la excusa, nunca es una mala elección.
