Adelgazar es una de las metas que muchas personas se ponen cuando se acerca el año nuevo, pero no debería ser un objetivo en sí mismo o ya no lo es en muchos entrenamientos. El Método K es un nuevo tipo de entrenamiento que pretende que seamos conscientes de nuestro cuerpo mientras practicamos ejercicio físico. Estar en forma va más allá de adelgazar o matarse a entrenar en el gimnasio y para muchos es un estilo de vida que conlleva además mantener otros hábitos saludables relacionados con la alimentación o con el descanso, por ejemplo.
Creado por Carlos Bustos, que cuenta con más de 12 años de experiencia a través de la formación, el estudio y puesta en práctica de distintos sistemas de entrenamiento y la realidad de su día a día en el sector fitness con alumnos de todo tipo, el Método K es un sistema de entrenamiento ‘lógico’ que permite a la persona adquirir una noción íntima de sí misma y de su forma de moverse a lo largo de todo el día. Incluso de su forma de sentarse o de permanecer de pie mientras espera ser atendido en una cola en alguna tienda.
Esta nueva forma de experimentar el propio cuerpo mejora, por supuesto, la estética corporal y puede ayudar a adelgazar, pero sobre todo la calidad de vida y el estado de ánimo, ya que de hecho adoptar una postura correcta guarda un estrecho vínculo con nuestra disposición a sentir emociones de sesgo positivo. “Método K va más allá de lo que sucede en el centro: es una herramienta de aprendizaje sobre uno mismo con beneficios profundos y duraderos. Porque nuestro cuerpo es lo que realmente nos lleva a todas partes, aprende dinámicas correctas de movimiento para sentirte mejor cada día”, explica Bustos.
Doce años de experiencia con personas de todo tipo y condición física han permitido al entrenador y cofundador de KMT Studio Carlos Bustos desarrollar Método K, su propio sistema de puesta a punto ‘consciente’. Las claves son la adaptación paulatina al cliente, incorporar movimientos funcionales que realizamos a diario y un uso pionero (y razonable) de accesorios como las kettlebells. “¿Lo mejor? Que, una vez se interioriza la forma correcta de moverse, esta herramienta especializada proporciona a la persona autonomía para el resto de su vida”, añade.
Claves del Método K
-Adaptación paulatina y sin prisas al cliente. Quien se inicia en este tipo de entrenamiento con una experiencia motriz de principiante, pasa por una fase de aclimatación que va de los dos a los tres meses; uno o dos meses en caso de que se trate de alguien con experiencia intermedia o avanzada a la hora de hacer ejercicio físico. “Esta fase permite asentar el punto de partida real de cada quien para ir avanzando en la consecución de objetivos poco a poco. No importa que el progreso sea ‘lento’ mientras sea constante”, explican.
-Desarrollo real de la fuerza como cualidad física básica. Esta mejora se consigue gracias a la ejecución de patrones de movimiento que simulan movimientos funcionales de nuestro día a día. Se alinea con el trabajo de peso corporal y levantamiento de pesos libres, progresivos en dificultad e intensidad (kettlebells principalmente, barras, mancuernas, balones medicinales…). El trabajo es global, autónomo y totalmente personalizado.
-Entrenamiento sin calzado. Al estar en contacto con el suelo, el movimiento se realiza de forma más eficiente puesto que la compleja estructura del pie se equilibra mejor que dentro de las zapatillas. Además, al estar descalzos aumenta la información que el sistema nervioso recibe en el centro de gravedad, para activar músculos estabilizadores, y sobre la fuerza necesaria para impulsarse.
-Mejora del bienestar entendido como un todo. La práctica constante, progresiva e individualizada de Método K mejora la propiocepción corporal, aumenta el metabolismo basal y mejora la calidad del sueño, entre otros beneficios. Este sistema prioriza el bienestar antes que la obtención de una estética determinada, gratificante circunstancia que se da como ‘efecto secundario’ del entrenamiento. “Y tampoco atañe únicamente al cuerpo (de ahí que adelgazar no sea un objetivo como tal muchas veces): la persona ve cómo mejoran progresivamente su autoconfianza, disciplina, capacidad de esfuerzo, determinación, ilusión… Y cómo esto permea todas las áreas de su vida”, concluye.
Beneficios del ejercicio físico
Hacer ejercicio físico de manera habitual tiene grandes beneficios para la salud. El ejercicio puede ayudar a prevenir el aumento de peso excesivo y también es una de las claves si lo que quieres es adelgazar. Cuando realizas actividad física, quemas calorías. Además, el deporte habitual combate las afecciones y las enfermedades, ayuda a un control del colesterol y los triglicéridos y mantiene a raya posibles problemas de salud que se pueden prevenir.
Además de ayudar a adelgazar, el ejercicio físico mejora nuestro estado de ánimo, ya que cuando hacemos una actividad física se estimulan varias sustancias químicas cerebrales que pueden hacer que te sientas más feliz, más relajado y que liberes el estrés que hayas podido acumular durante el día. Incluso mejora la calidad del sueño. A todo esto le puedes sumar que es una actividad que puede permitirte conocer a gente nueva y pasar un buen rato en el gimnasio. Las clases grupales son una alternativa perfecta si no sabes por dónde empezar a hacer ejercicio. Son divertidas y encima te harán mejorar tus relaciones sociales.
Ejercicio más allá que para adelgazar
Si eres de los que se ha propuesto comenzar el año nuevo practicando ejercicio y nunca lo has hecho, recuerda siempre consultar con un profesional de la salud que te recomiende cuál es el tipo de entrenamiento que mejor se adapta a tu condición física y objetivos. Puede que quieras adelgazar, para lo que deberías consultar también con un nutricionista. Además, establece metas realistas, alcanzables y a corto plazo. Establecer objetivos realistas te ayudará a mantenerte enfocado y motivado.
Una vez que sepas eso, busca una actividad física que te divierta y que no sea un suplicio practicar a diario para poder integrarla a largo plazo en tu estilo de vida. No te limites a una sola actividad. La variedad no solo mantiene las cosas interesantes, sino que también trabaja diferentes grupos musculares y reduce el riesgo de lesiones.
Si eres nuevo en el ejercicio, comienza con sesiones cortas e intensidad baja. A medida que te sientas más cómodo, puedes aumentar gradualmente la duración y la intensidad. Escucha siempre a tu cuerpo y para cuando lo necesites. Descansa lo necesario. No te olvides de calentar antes de empezar y de estirar cuando termines la sesión. A esto añade también una correcta hidratación y una alimentación saludable y equilibrada, esencial para tener la energía necesaria para el ejercicio y para la recuperación después del mismo.