Una relación de pareja normalmente requiere bastante tiempo para que se afiance y los dos miembros se conozcan bien, se comprendan mutuamente y compartan los mismos intereses y expectativas de futuro. Algunas personas buscan ser felices a toda costa y creen que estando en pareja será fácil conseguirlo. Están muy equivocados.
En una relación se pasa por momentos de todo tipo y no siempre se es feliz. La felicidad es un estado emocional positivo, una sensación de bienestar y satisfacción que puede variar según cada persona. No tiene una definición única, ya que es una experiencia subjetiva influenciada por diferentes factores como el entorno, los valores personales, las expectativas y las circunstancias de vida.
Por qué no buscar la felicidad: cinco motivos
-Busca estar satisfecho. La vida nunca es color de rosa todo el tiempo por lo que aceptar que en una relación de pareja habrá buenos y malos momentos, es clave para ser más felices en general. Encontrar la paz interior y sentirse satisfechos con lo que se tiene, lo bueno y lo no tan bueno, es importante porque cuando llegan malos momentos será más fácil superarlos juntos.
-La felicidad no es garantía de éxito. La felicidad como estado de exaltación o alegría máxima suele ser algo pasajero. Seguro que alguna vez has visto a alguna pareja en redes sociales mostrando su mejor sonrisa pasando unas vacaciones y pocos días después han anunciado su separación. Una relación no suele ser un cuento de hadas y esa felicidad buscada a toda costa solo llevará a frustraciones que con toda probabilidad harán mella en la relación de pareja a medio plazo. Los malos momentos también son oportunidades para seguir creciendo como pareja y para conoceros mejor el uno al otro.
-Lo hacéis lo mejor que podéis. Nadie es perfecto y una relación de pareja sana debe aceptar los errores del otro (siempre que no afecten al respeto o la libertad del otro, obviamente). Comprender que estáis haciéndolo lo mejor que podéis y aceptar que crecer juntos como pareja no es una tarea sencilla, os llevará a sentiros mejor con vosotros y con el otro. No siempre se disfruta de todo y no siempre se está con la mayor energía positiva. Aceptar eso es fundamental para que cuando lleguen tiempos mejores los disfrutéis en pareja.
Una relación requiere tiempo, comprensión mutua y respeto. Foto: Pixabay.
-La felicidad no es un objetivo. La felicidad al hablar de una relación de pareja debería ser una especie de subproducto derivado del amor, el respeto y la libertad de los dos miembros. Nunca debe ser el objetivo final puesto que puede dar lugar a muchas frustraciones. Si te centras en cultivar el resto de cosas que hacen que una pareja sea duradera, todo será más sencillo y seguro que la felicidad llegará sola.
-La base es la confianza y el apoyo mutuo. A lo largo de los años que puede durar una relación puede haber desde problemas familiares a otros de salud, de índole laboral o financiera, pero si hay confianza en la pareja sentirás que ese apoyo es recíproco y os sentiréis firmes ante lo que pueda hacer tambalear los cimientos de la relación. Si luego llega la felicidad, será mucho más notable y genuina.
Claves para una relación sana
Conseguir una relación de pareja sana requiere dedicación, comunicación y respeto mutuo. Si logras que todo eso se de, los dos encontraréis la felicidad sin buscarla. Si quieres tener una relación así, estas son las claves para conseguirlo:
1. Comunicación abierta y honesta. La base de toda relación saludable es una comunicación clara y sincera. Es importante hablar sobre las emociones, deseos y preocupaciones sin temor al juicio del otro. Escuchar activamente al otro, mostrando interés en lo que dice, es igual de importante.
2. Confianza mutua. Es el pilar de cualquier relación duradera. Construirla lleva tiempo, y requiere transparencia, coherencia y sinceridad. Evitar mentiras, incluso las pequeñas, y cumplir las promesas son aspectos clave.
3. Respeto y apoyo mutuo. Respetar las opiniones, límites y decisiones del otro es vital. Un ambiente de respeto fomenta la individualidad dentro de la relación, donde ambos se apoyan en sus proyectos personales y se animan mutuamente a crecer.
En una relación no todo es de color de rosa. Foto: Pixabay.
4. Tiempo de calidad juntos. Dedicar tiempo a compartir experiencias es fundamental para fortalecer la conexión. Ya sea disfrutar de actividades comunes, planear citas especiales o simplemente pasar tiempo juntos sin distracciones, esto refuerza el vínculo emocional.
Además, la capacidad de divertirse juntos y mantener el humor en la relación hace que la convivencia sea más ligera y agradable. Reírse de los pequeños problemas o disfrutar de momentos divertidos crea un ambiente positivo.
5. Espacio e independencia. Es importante que cada persona mantenga su propia identidad y espacio personal. Tener hobbies, amigos y tiempo para uno mismo ayuda a evitar la dependencia emocional y fomenta un equilibrio saludable.
6. Resolución constructiva de conflictos. Las discusiones son inevitables, pero la clave está en cómo se manejan. Mantener la calma y centrarse en buscar soluciones en lugar de ganar una pelea ayuda a resolver los problemas sin dañar la relación.
7. Empatía y comprensión. Ponerse en el lugar del otro y comprender cómo se siente es esencial. La empatía ayuda a superar malentendidos y genera un ambiente de apoyo emocional. Validar los sentimientos de la pareja y demostrar compasión fortalece el vínculo.
8. Compromiso. En una relación saludable, ambas personas deben estar dispuestas a comprometerse y encontrar soluciones en las que ambos se sientan valorados. El equilibrio en los roles y responsabilidades, sin sobrecargar a uno de los dos, es fundamental.
9. Afianzamiento de la intimidad. La intimidad no es solo física, también es emocional. Compartir vulnerabilidades, miedos y sueños profundos ayuda a construir una conexión más profunda. Mantener una vida sexual satisfactoria y respetuosa, donde ambos os sintáis cómodos, también es importante.
10. Paciencia y flexibilidad. Las relaciones pasan por diferentes fases y desafíos. La paciencia y la capacidad de adaptarse a los cambios en lugar de resistirse a ellos ayuda a que la pareja crezca junta en lugar de separarse por las dificultades.