A pesar de ser una de las grandes olvidadas, en favor de otras vitaminas tan populares como la vitamina C o D, la vitamina K es fundamental para nuestro organismo. Tal y como señalan los expertos, este nutriente es importante en todas las etapas de la vida, pero a partir de los 50 años se vuelve más imprescindible que nunca para garantizar un envejecimiento saludable.
Son de sobra conocidos los dos mandamientos para gozar de una buena salud: practicar ejercicio de manera habitual y seguir una dieta sana y equilibrada. Una dieta que incluya alimentos ricos en nutrientes que ayuden al buen funcionamiento de nuestro organismo.
Y uno de los nutrientes clave para gozar de una buena salud, sobre todo a medida que cumplimos años, es la vitamina K.
¿Qué es la vitamina K y para qué sirve?
La vitamina K es una sustancia liposoluble (capaz de disolverse en lípidos y grasas) que no se elimina inmediatamente cuando hay un exceso y que nuestro organismo almacena en el hígado y en otros tejidos del cuerpo como el cerebro, el corazón, el páncreas o los huesos.
Esta vitamina es fundamental para el buen funcionamiento del organismo que la necesita para coagulación de la sangre. Así, su carencia puede provocar la aparición de hematomas y problemas relacionados con el sangrado. Además, la vitamina K es necesaria para mantener una buena salud de los huesos (regula el tráfico de calcio en el organismo) y otros tejidos, evitando así enfermedades relacionadas como la osteoporosis.
Pero además, la vitamina K tiene un efecto protector del corazón. Según apunta la Fundación Española del Corazón (FEC), la falta de esta vitamina y de la del grupo D podría aumentar en un 62 por ciento el riesgo de hipertensión.
¿Cómo saber si me falta vitamina K?
Tal y como comentábamos, la vitamina K es aún más importante a partir de cierta edad. Y es que tal y como señala la ‘Revista Española de Nutrición Humana y Dietética’: “Una ingesta óptima de vitamina K en personas mayores es clave debido al efecto potencial de esta vitamina en procesos relacionados con el envejecimiento.”
Para saber si se tiene déficit de vitamina K es necesario hacer un análisis de sangre para medir la velocidad de coagulación. Uno de los principales síntomas que puede levantar sospechas es la aparición de sangrados anormales.
Según los expertos, la deficiencia de vitamina K es poco frecuente en adultos que llevan una alimentación sana y equilibrada. Sin embargo, existen factores que pueden ocasionarla, como un tratamiento prolongado con antibióticos que afecte a las bacterias del intestino, entre ellas las encargadas de fabricar esta vitamina; o si el tracto intestinal no la absorbe de manera adecuada.
La cantidad de vitamina K que necesita el cuerpo depende de la edad y del sexo. Según los expertos de la Universidad de Navarra, sería de 80 microgramos diarios en el caso de los hombres mayores de 25 años, y de 65 microgramos en el de las mujeres.
Los alimentos ricos en vitamina K que no pueden faltar en tu dieta
Aunque la vitamina K es producida en la flora intestinal, existen muchos alimentos ricos en este nutrientes. Unos alimentos, generalmente vegetales de hoja verde, que son necesarios incluir en nuestra dieta diaria, sobre todo a partir de los 50 años.
Entre los alimentos más ricos en vitamina K se encuentran la col rizada (817 microgramos por cada 100 gramos), los berros (541,9 microgramos por cada 100 gramos), las espinacas congeladas (377,1 microgramos por cada 100 gramos), los garbanzos (264 microgramos por cada 100 gramos), las acelgas (200 microgramos por cada 100 gramos) o el brócoli (154 microgramos por cada 100 gramos).