Más allá de la belleza, nuestro pelo y nuestra piel no se cansan de mandar señales de alarmar sobre nuestra salud. Cabello apagado, quebradizo o con una caída abundante no es solo un problema que afecte a la estética, sino que en muchas ocasiones pueden significar déficits o carencias que guardan relación con otras patologías.
Exactamente lo mismo que le ocurre a nuestra piel. Descamación, falta de brillo, poca tersura, áspera... No estamos en la mayoría de casos solo preocupados de cómo lucimos exteriormente, sino de sufrir también a nivel interno por otras cuestiones que pueden estar relacionadas con la alimentación o con ciertas enfermedades.
Si a ello le sumamos la ingratitud que el otoño supone de cara a nuestra dermis y a nuestro cabello, la batalla está prácticamente pérdida. Menos horas de luz y menor exposición solar impiden una correcta asimilación de la vitamina D, el cambio en las rutinas de sueño dificulta la regeneración celular, y si a ello les sumamos las adversidades climáticas, nuestra melena y esa primera capa de protección dérmica tienen todas las de perder.
Les sientan mal los cambios de temperatura extremos, como los que se producen al pasar de exteriores a una situación interior climatizada (pensemos en el boom de las calefacciones cuando el frío aprieta), les sientan mal los vientos, que curten piel y pelo, debilitándolo y deshidratándolo. A esto también contribuye una menor humedad ambienta, que reseca tanto a la dermis como al cabello, restándoles brillo natural e hidratación.
Como colofón, no olvidemos que volvemos de vacaciones con lo que ello significa. Menos descanso, más estrés, más prisas y por tanto menos tiempo para protegernos o comer bien, donde la alimentación tiene mucho que decir si lo que pretendemos es fortalecer nuestra dermis, ya sea de los brazos, del cuerpo o del rostro, y al pelo.
Por eso, tu lista de la compra es una aliada estupenda para cargar de vitaminas y minerales tanto a tu pelo como a tu piel, poniéndolos a punto para combatir al otoño, una época especialmente cruenta con el cabello (no olvidemos los brotes de caspa) o con la salud dermatológica..
Qué alimentos comer para proteger la piel y el pelo en otoño
A estas alturas de la película parece innecesario decir que tu cesta de la compra debe ser lo más natural y fresca posible. Rara vez te vamos a recomendar ultraprocesados y platos precocinados como buena forma de defendernos de agresiones externas a través de la dieta.
Vitaminas, antioxidantes, betacarotenos, ciertos minerales y una importante cantidad de grasas y de proteínas son fundamentales para que ambas partes del cuerpo brillen por dentro, pero demuestren que están protegidas por dentro. Si decimos que la cara es el espejo del alma, será mejor que el estómago también esté a la altura.
Calabaza
Halloween aparte, la realidad es que la calabaza es uno de los frutos por excelencia del otoño y una forma versátil de comer hortalizas. Por suerte, además de ser golosa y tener buen sabor, nuestra piel va a agradecer que la incluyamos en la dieta.
Son ricas en betacarotenos, un pigmento que tiñe de forma natural los alimentos en colores rojos y anaranjados, que se transforman en una fuente fundamental de vitamina A (el retinol natural), que ayuda a proteger nuestras células del ataque de los radicales libres ambientales. Además, al ser rico en zinc, se convierte en un buen soldado contra el acné (que no es solo cosa de adolescentes), permitiendo una mejor renovación celular.
Manzanas
Las eternas inadvertidas de nuestros fruteros, quizá por estar demasiado vistas y por tenerlas disponibles todo el año, pero si hablamos de su época predilecta, hablamos del otoño. Más allá de su sabor, de un bajo contenido en azúcares y de ser bastante saciantes (sobre todo si las comemos sin pelar), la manzana también es un blindaje efectivo para cabello y piel.
En este caso nos vamos a centrar en su capacidad para implementar la producción de colágeno y elastina (aparte de ser rica en vitamina E), y que está asociado con una mejor cicatrización y con un mejor aspecto externo, todo ello apoyado por una presencia rica en cobre, que favorece la renovación celular.
Pescado azul
Sea caballa, sea salmón, sea jurel o sea chicharro, el pescado azul no puede faltar en una cesta de la compra en la cual nos preocupe nuestra salud dermatológica y nuestra salud capilar. Es cierto que en otoño no están en su plenitud natural, pero hay excepciones muy ricas que permiten llenar la nevera a bajo precio con muchos beneficios.
Al ser ricos en ácidos grasos omega-3, conseguimos hidratar nuestra tez de forma natural, a lo que también contribuyen a reducir la inflamación de los tejidos (que impide una correcta circulación sanguínea y por tanto complica la salud dermatológica). En ese mismo sentido, algunos estudios corroboran la importancia de estos ácidos grasos para el sistema inmune, siendo válidos para enfrentarse a ciertas enfermedades como el lupus y la psoriasis.
Aguacate
Sabemos que este verde y saludable rey de Instagram es rico en grasas insaturadas (como el pescado azul y el aceite de oliva), que hace que nuestra piel brille con luz propia. Además, entre sus ventajas está una protección extra del daño solar, que causa arrugas y envejecimiento prematuro (no solo a nivel estético, sino a nivel celular).
Si eso lo combinamos con su alto contenido en vitamina E (unos 100g de aguacate contienen el 14% de la dosis diaria recomendada de esta vitamina), encontramos a un más potente compañero para frenar el daño oxidativo de la piel.
Granada
Hablar del otoño sin las rojas pepitas de la granada es un error, ya que es la época en la que están en su plenitud y donde podremos obtener todos sus beneficios. Ligeramente ácidas, crujientes y muy versátiles, ya sea como guarnición en ensalada o para platos principales, esta intrépida fruta tiene algo que decir respecto a la protección dérmica.
Al ser rica en vitamina C (muy presente también en fresas, pimientos, tomates y cítricos) neutraliza los radicales libres responsables del estrés oxidativo de la piel (es decir, hablamos de un antioxidante), que junto a la vitamina E forma también una perfecta alianza para producir colágeno y reforzar las células cutáneas. Un binomio perfecto que también fortalece la estructura capilar, aportando firmeza y elasticidad.
Brécol
Llámalo brécol o llámalo brócoli, pero la realidad es que esta crucífera de color verde y potente olor (si se cocina en exceso) no debe faltar en una dieta que quiera reforzar a piel y pelo. Los motivos están en la luteína, un carotenoide que también contribuye a reducir el daño oxidativo que seca, quiebra y arruga nuestra piel.
A eso hay que sumarle un invitado sorpresa, el sulforafano, bautizada como molécula anticáncer, incluyendo algunos carcinomas dérmicos y el melanoma. Actúa así como agente protector, neutralizando radicales libres y demostrando en estudios que protege a más cantidad de células de la piel de la radiación UV.