En los últimos años, la preocupación por la salud mental ha aumentado significativamente, hasta el punto de que España se ha convertido en el segundo país europeo más alarmado por este estado de bienestar. Y sin duda, la depresión es uno de los trastornos más frecuentes. Una enfermedad que se estima afecta a más de dos millones de personas en nuestro país, y que los expertos prevén aumente hasta convertirse en la primera causa de discapacidad en 2030.
Así lo apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS) que señala que casi 300 millones de personas en todo el mundo sufren depresión. Un trastorno que es un 50 por ciento aproximadamente más frecuente entre las mujeres que entre los hombres, y que se encuentra detrás de más de 700.000 suicidios anuales. Pero además, los especialistas ponen especial atención entre los jóvenes, considerados también uno de los grupos más vulnerables.
Ante esta realidad, expertos e instituciones trabajan para tratar de buscar ayudas y soluciones para combatir la depresión y otros problemas de salud mental. Una tarea que va dando resultados, tal y como demuestran las diferentes investigaciones en marcha.
El sencillo hábito que te ayuda a reducir el riesgo de sufrir depresión o ansiedad
Desde Quirónsalud definen la depresión como “un trastorno del estado de ánimo que repercute negativamente en la vida diaria de la persona que lo padece. Se caracteriza por un profundo sentimiento de tristeza o una falta de interés o placer por las actividades cotidianas”.
Tal y como señala la OMS, la depresión puede afectar a cualquiera, y es necesario tratarlo desde el principio. Además de consultar con un especialista, los expertos señalan sencillas claves para combatir esta enfermedad: una buena alimentación, el descanso y el ejercicio físico. Tres pautas a las que ahora un estudio reciente suma una nueva.
Según señala un nuevo estudio publicado en la revista ‘Nature Mental Health’, la luz natural es uno de los mayores aliados para cuidar de la salud mental y combatir los estados de depresión y ansiedad.
Esta investigación, liderada por investigadores de la Universidad de Monash (Australia), está considerada como la más amplia realizada hasta la fecha sobre la exposición a la luz y su impacto en salud mental.
Para el estudio, se contó con datos de casi 87.000 personas del Biobanco de Reino Unido, y se analizó la asociación de la exposición a la luz del día y al efecto de la noche, y su efecto en trastornos psiquiátricos y autolesiones.
Así, los investigadores concluyeron que exponerse a grandes cantidades de luz durante el día reduce el riesgo de sufrir depresión en un 20 por ciento, al igual que el riesgo de otros trastornos mentales como la psicosis, el trastorno bipolar, el trastorno de ansiedad generalizada o el de estrés postraumático; mientras que aquellos participantes que se exponían a la luz durante noche, veían aumentado el riesgo de desarrollar trastornos mentales en un 30 por ciento.
“Evitar la luz durante la noche y buscar luz durante el día puede ser un medio no farmacológico simple y eficaz para mejorar ampliamente la salud mental” señala la citada investigación liderada por Sean Cain, profesor asociado de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Monash, que añade: “Hoy en día, los seres humanos desafiamos nuestra biología y pasamos alrededor del 90 por ciento del día en interiores bajo una iluminación eléctrica que es demasiado tenue durante el día, y demasiado brillante durante la noche en comparación con los ciclos de luz natural y oscuridad”.
Unos ciclos necesarios para regular nuestros ritmos circadianos, responsables directamente del sueño y de nuestro estado de ánimo. Y es que, según los expertos, la falta de sueño y de descanso está relacionado con los cambios en el estado del ánimo, la salud mental y, con ello, la depresión.
Sobre la importancia de la luz natural y su impacto en la salud mental también habla Tamara Pazos, experta en neurociencia, en su obra ‘Este libro te hará vivir más (o por lo menos mejor)’, donde recomienda los ‘paseos de luz’, un término que utiliza para recomendar recibir luz natural a diario: “Si nos queremos beneficiar de la activación que nos da el sol con esa dopamina, sería ideal a primera hora del día unos 15 minutos para producir ese efecto de activación”.
“Cuando el cerebro recibe la información de que está amaneciendo a través de los ojos, eta señal funciona como una marca temporal que le dice a nuestros órganos que ese es el primer momento del día y coordinar la producción hormonal para el resto de la jornada, incluyendo la noche” señala Tamara Pazos, que añade: “Si a lo largo de la semana vamos exponiéndonos a esa primera luz del día, nuestro reloj interno está en hora y, por lo tanto, nos ayuda a estar activos durante el día y a secretar las sustancias adecuadas para descansar en la noche”.