Ser vegetariano no significa únicamente no comer carne, va mucho más allá. Se calcula que un diez por ciento de la población mundial sigue alguna dieta vegetariana cuyos pilares son el respeto por la vida de los animales y el cuidado del medio ambiente. Para que una de estas dietas sea beneficiosa para la salud debemos ser conscientes de las necesidades nutricionales de nuestro organismo y así planearla de manera que no tengamos ninguna carencia que nos pueda provocar algún tipo de problema en nuestra salud a largo plazo.
Si en algún momento te has podido plantear dejar de comer productos derivados de los animales por diferentes motivos, es necesario que conozcas qué tipo de dietas vegetarianas hay, porque son muchas, y consultes a un nutricionista que establezca qué pasos debes ir dando hasta conseguir eliminarlos de tus comidas diarias. Incluso, en algunos casos pueden recetar complementos nutricionales que te aporten algunos nutrientes que quizá pierdas con tu dieta vegetariana.
Lo ideal es comenzar poco a poco a eliminar de tu alimentación aquellos productos de origen animal, no hacerlo de golpe. Tu cuerpo debe habituarse a los nuevos sabores, será necesario que pruebes productos nuevos y que empieces a hacer recetas diferentes para que tu dieta no sea aburrida y, sobre todo, para que sea una alimentación saludable y buena para tu organismo.
Entre las diferentes dietas las hay más o menos estrictas (siempre es recomendable empezar poco a poco) y además, cada persona puede adaptarla de acuerdo a lo que considera más saludable para ella, por lo que muchas se entremezclan. Para que quede más claro, te mostramos cuáles son ordenadas de menos a más estrictas.
Flexitarianismo
Si quieres empezar una dieta vegetariana, el paso previo será que durante un tiempo seas flexitariano. Se trata de una dieta basada en los principios vegetarianos pero haciendo excepciones y ha empezado a ganar adeptos en todo el mundo. La idea es reducir el consumo de carne (menos de tres veces a la semana) y aumentar el de verduras y fruta.
Lo normal es no comer productos derivados de los animales cuando uno está en casa, pero si va a algún restaurante o a casa de algún amigo, no tiene problema en comerlos (hace una excepción). De esta forma, el cuerpo se va acostumbrando y además tendrás tiempo para ir probando recetas nuevas y productos sustitutivos que puedan tener un sabor más o menos parecido.
Pollotarianismo
En esta dieta se suprimen las carnes rojas o que procedan de animales mamíferos y el único producto derivado de origen animal que se consume es el que procede de aves de corral (sobre todo pollo) y del pescado (aquí no hay limitaciones y se puede comer cualquier tipo). Igual que sucede en el flexitarianismo, este es un paso previo para ser completamente vegetariano.
Pescetarianismo
Una dieta pescetariana es aquella en la que se ha suprimido el consumo de carnes tanto rojas como blancas y el único aporte de proteína animal se da a través del pescado. Los pescetarianos comen una amplia variedad de alimentos vegetales como verduras, frutas, legumbres y también marisco y pescado.
Los que siguen esta dieta tienen un déficit menor en proteínas completas o ácidos grasos omega 3 que los veganos o vegetarianos, pues estos nutrientes los aporta el pescado. Además, es una dieta rica en antioxidantes y vitaminas, por lo que, en principio, no es necesario tomar ningún complejo vitamínico adicional.
Vegetarianismo
No se consume carne de ningún animal (ni tampoco alimentos cuyo procesamiento use grasas animales o colorantes rojos), pero sí productos que procedan de estos. Es decir, los vegetarianos pueden incluir huevos, miel, leche y derivados de estos, pero siempre que sean lo más ecológicos posible. Con la leche, lo habitual es tomarla vegetal, como la de avena, avellana o arroz.
Lactovegetarianismo
Aquí se suprime también la ingesta de huevos, pero se mantiene la de leche y sus derivados. Es decir, si apuestas por ser lactovegetariano podrás tomar queso, mantequilla y yogures, pero no huevos.
Ovovegetarianismo
Esta sería al contrario que el lactovegetarianismo. La idea es mantener el consumo de huevos y eliminar el de lácteos y derivados. Es una dieta más estricta ya que el único producto de origen animal permitido son los huevos, ya que se explica que pueden obtenerse sin necesidad de causar ningún tipo de daño al animal. Además, se procura que la ingesta sea de huevos de granjas ecológicas.
Apivegetarianismo
Este es el paso previo al veganismo, ya que consiste en suprimir de la alimentación el consumo de cualquier producto de origen animal, a excepción de la miel, cuya recolección está basada en la crianza de abejas y no se les causa ningún daño.
Veganismo
Más que una dieta, podríamos decir que ser vegano es un estilo de vida, ya que además de eliminar de la alimentación cualquier producto de origen animal, también se aplica a la ropa (no se usa lana, cuero o seda), el calzado (cuero, piel, ante, gamuza) y los cosméticos, que deben de ser naturales y no testados en animales. Se calcula que en el mundo hay más de 75 millones de personas que practican esta filosofía de vida.
Si quieres iniciarte en el veganismo más estricto debes saber que no podrás consumir ningún alimento o bebida que contenga carne, aves de corral, pescados, mariscos, huevos, lácteos, insectos, miel, leche o queso cuajados, o caldo y grasas derivadas del animal. Por tanto el veganismo se basa en una alimentación cien por cien vegetal.
Crudiveganismo
Un paso más en el veganismo es el crudiveganismo. En este tipo de alimentación no solo se excluyen productos de origen animal, sino que además los únicos productos que se consumen son alimentos crudos -o cocinados a baja temperatura, por debajo de los 42 grados- y no procesados como verduras, frutas, frutos secos, semillas, cereales y legumbres germinadas.
Granivorianismo
No solo se consumen exclusivamente alimentos de origen vegetal, sino que la dieta está basada en alimentos de grano, es decir, cereales (trigo, arroz, maíz, cebada, avena…). Quedan fuera todos los demás alimentos de origen vegetal.
