Las hormigas africanas Matabele (Megaponera analis) son el único animal conocido que posee un equipo de emergencias médicas entre sus filas. Así lo aseguran un equipo de investigadores alemanes en un trabajo publicado esta semana en la revista Proceedings of the Royal Society B, en el que documentan cómo estos insectos tienen un sistema pata atender a los heridos tras una batalla con un éxito asombroso: sin su atención, el 80% de las hormigas heridas muere, mientras que el 90 por ciento de las tratadas por sus compañeras sobrevive.
La hormiga herida llama a sus compañeras ‘médicas’ excretando una sustancia química
Estos insectos, que viven en el África subsahariana, son especialmente belicosos y corren el riesgo de ser heridos cada día dada su costumbre de asaltar termiteros para alimentarse. En filas de entre 200 y 600 ejemplares, penetran en los nidos de las termitas y se llevan a muchas de ellas presas para devorarlas posteriormente en el hormiguero. Pero las termitas soldado se defienden y a menudo arrancan alguna pata de las atacantes con sus mandíbulas.
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Lo que ha observado el equipo de Erik T. Frank es que cuando una de las hormigas Matabele resulta herida llama a sus compañeras ‘médicas’ excretando una sustancia química que señala su posición hasta que estas la llevan de vuelta al nido para atenderla. Una vez allí, las heridas son atendidas por hormigas que ‘lamen’ estas heridas durante varios minutos. “Suponemos que hacen esto para limpiar las heridas o puede que incluso apliquen sustancias antimicrobianas con su salida para reducir el riesgo de infección bacteriana o fúngica”, explica Frank.
Las hormigas más graves no reciben ayuda en el campo de batalla porque se agitan para impedirlo
Un aspecto curioso descubierto por los investigadores es que las hormigas con heridas más graves, que han perdido cinco de sus seis patas, por ejemplo, no reciben ayuda en el campo de batalla. Pero la decisión de no atenderlas no parecen tomarla los rescatadores, sino las propias hormigas heridas. Según los autores del estudio, las hormigas que reciben heridas “curables” se quedan muy quietas e incluso recogen sus extremidades para facilitar el transporte, mientras que las hormigas malheridas se agitan salvajemente. “Simplemente no colaboran con sus rescatadoras y como resultado son dejadas atrás”, explica Frank. Todos estos hallazgos arrojan nuevas preguntas sobre el comportamiento de estas hormigas, como la forma en que localizan a las heridas o si el tratamiento es curativo o preventivo, algo que deberán estudiar en más profundidad en el futuro.