España ya está clasificada para los octavos de final de la Eurocopa, pero no tiene asegurado el lideraro del grupo D, algo que allanaría enormemente el camino hacia la final de París. En primer lugar, porque evitaría a Italia, que, visto el desarrollo de la competición, es una de las selecciones que se ha ganado el calificativo de favorita junto a España. Algo que no debería sorprender, porque se tratra del vigente campeón y subcampeón de Europa.
La diferencia de los rivales entre acabar primera del Grupo D o hacerla como segunda o pasando como tercera resulta abismal. Si acaba líder, España jugaría ante un tercero del Grupo B, E o F. Un rival del perfil de Eslovaquia, Suecia o Hungría. Pero no solo habría un rival asequible en octavos, también el cruce de cuartos sería, a priori, favorable. La Roja se enfrentaría al ganador del duelo entre el segundo del Grupo A y el segundo del Grupo C, que parece que sería uno de estos equipos: Rumanía, Suiza, Irlanda del Norte o Polonia.
Por eso no es probable que Vicente del Bosque apuesta por una revolución en el once, dando oportunidad a los que no han participado aún. Habrá cambios seguro en el once, pero la victoria se antoja fundamental para asegurar un camino más accesible hasta las semifinales. España tiene en su mano convertir en una autopista el trayecto hasta las semifinales. Aún así, hasta el próximo miércoles no se conocerá finalmente cómo quedan los grupos y cuáles serán los emparejamientos.