El árbitro de un partido de la Liga de Kuwait pitó un penalti. Varios jugadores del equipo perjudicado por su decisión protestaron, alguno de ellos ostensiblemente, y se arremolinaron a su alrededor. Hasta que, de pronto el colegiado tumbó de un puñetazo a uno de esos futbolistas mientras mostraba tarjetas rojas a diestro y siniestro.
La tensión creció, algunos jugadores quisieron recriminarle la agresión y el árbitro lanzó una patada a otro futbolista. El partido acabó con el triunfo del Alarabi ante el Alnasar (1-4) y con alguna expulsión más de algunas personas de los banquillos.