¿Quién puede a Jordan Spieth? Probablemente nadie.
La vista no engaña, el ciclón Spieth sigue colocado sobre Augusta y es difícil pensar en un desenlace que no sea su victoria. Los dueños del torneo tienen las medidas de su chaqueta verde y piensan en cómo ajustarla para que cuadre en su enjuta figura.
Volveremos a decir que el golf es imprevisible, que es cierto. Que la historia recuerda a muchos que se diluyeron en un hoyo y perdieron todas sus opciones. Que los campeones solo se conocen al final de las cuatro jornadas. Pero la lógica invita a pensar que ni siquiera los arcanos del deporte son capaces de desafiar al joven texano. Suena a inevitable.
Nada tiene de casualidad su muy probable victoria. No solo está dominando a sus rivales, también está desafiando hoyo a hoyo al campo y saliendo victorioso. Lleva quince birdies y un bogey, puntuación que, de ser común, obligaría a los diseñadores del campo a poner más metros y pensar en más trampas. No es normal que un entorno tan difícil parezca para un jugador una cancha de minigolf. Pero es lo que está pasando. No se alarman en el torneo porque saben que el problema no es de diseño sino del talento inconmensurable de Spieth, muy dispuesto a bajar el precio de la reventa de las entradas del domingo porque, en esta línea, nada estará en juego.
-14. Fue el mejor el primer día y también el segundo. Se podría poner un pero a su 66 de la segunda jornada, pues fue dos golpes peor que en la primera vuelta. Pero si se tiene en cuenta que solo hay dos 66 más en lo que va de torneo, los de Kevin Na y Ryan Moore en la segunda jornada, lo único que se puede decir es que juega en otra liga. Si le piden que ponga la bola en la luna, lo hará.
Lo más parecido a un rival que se ha encontrado Spieth en estos días es Charley Hoffman, que está cinco golpes por detrás del niño texano. Está haciendo el torneo de su vida, mejor que nunca. Firma una tarjeta que, en una semana normal, le tendría con muchas opciones de llevarse la chaqueta verde y cambiar su vida. Pero como está Spieth todo apunta a que su techo está en el segundo peldaño de la clasificación. Meritorio, pero nadie sueña con ser segundo. También estuvo muy bien Dustin Johnson, que se quedó con 67 golpes en el día y una marca histórica: tres eagles en una misma jornada.
Hoffman está ahí porque los otros favoritos, los que no son Spieth, no terminan de encontrarle la gracia al campo. Flagrante fue el caso de Rory McIlroy, el mejor jugador del momento que incluso coqueteó con no pasar el corte en momentos de su vuelta. Un resultado indigno para un jugador de su tamaño, aunque en los segundos nueve maquilló hasta ponerse con -2. El sueño de cerrar el grand slam es difícil, necesita dos días perfectos y que Spieth se deshinche.
También Sergio García perdió el oremus en su segunda ronda. Había estado muy bien el primer día, pero los fantasmas aparecieron de nuevo y le dejaron, como tantas otras veces, haciendo mohines y lamentándose de su mala suerte. Supo enderezar el día al final y quedarse en -2 total, pero cuando un jugador de su rango hace siete bogeys en un día solo puede irse al hotel con un enfado monumental. No estuvo a la altura. Terminó igualado con McIlroy y con Woods que, en su estado actual, no hizo mala jornada. Las grandes tardes no le corresponden a su físico actual así que aspirar a estar entre los diez primeros, que es lo que buscan Tiger y García, es suficiente en su caso. También es cierto que nunca se movió por otra cosa que no fuese ganar, pero tiene que asumir sus circunstancias.
De todos modos, mucho mejor tendrían que haber jugador para haber pensado en estar a la altura del perfecto Spieth, que le saca al tercero ocho golpes. El ciclón de Texas quiere la chaqueta verde. Solo él puede perderla.
1. Jordan Spieth. 130 (-14)
2. Charley Hoffman. 135 (-9)
3. Dustin Johnson. 137 (-7)
3. Justin Rose. 137 (-7)
3. Paul Casey. 137 (-7)
6. Phil Mickelson. 138 (-6)
7. Ernie Els. 139 (-5)
8. Kevin Na. 140 (-4)
8. Kevin Streelman. 140 (-4)
8. Bill Haas. 140 (-4)
8. Ryan Moore. 140 (-4)
19. Sergio García 142 (-2)
