Formado el gobierno de Mariano Rajoy, en unos días se nombrarán a los diferentes secretarios de Estado. En el caso del Deporte, el Presidente del Consejo Superior de Deportes opera oficiosamente como ministro de deportes, y el hombre que ocupa ese cargo, Miguel Cardenal, aún debe resolver su futuro.
Tiene atractivas ofertas privadas, fruto de su buena gestión en el cargo, pero nunca ha escondido que se siente cómodo al mando del Deporte español y las quinielas no descartan su continuidad. Especialmente después de que Íñigo Méndez de Vigo repita como ministro de Educación, Cultura y Deporte, y además asuma las labores de portavoz del Gobierno, lo que le mantendrá más atareado, delegando las labores de deportes al secretario de Estado.
Sea Miguel Cardenal el elegido, u otro candidato, el futuro 'ministro' de Deportes, la hoja de ruta con la que se encontrará será dura, apremiante y muy exigente. Son muchos los temas que necesitan una solución inminente para desbloquear la situación en la que lleva estos doce meses. Y poco el tiempo que tienen para incluirlos en la futura Ley de Presupuestos. El deporte español espera con inquietud el nombramiento del futuro ministro de deportes.
A favor de Cardenal cuenta su buena gestión a la hora de normalizar la finanzas del deporte español, con especial incidencia en los clubes de fútbol y en federaciones olímpicas y no olímpicos que presentaban una situación ruinosa. En contra, el desgaste que ha provocado su enfrentamiento con personajes de peso en el deporte como Ángel María Villar, presidente de la RFEF, o Alejandro Blanco, presidente del COE. Roces, por otro lado, inevitables por la tarea fiscalizadora ejercida en estos años por Cardenal y su "ministerio".
Entre los temas que aparecen en la hoja de ruta destacan:
-Plan ADO: El plan vence el próximo 31 de diciembre y su renovación es prioritaria ya que es vital incluirlo en la Ley de Presupuestos. Existe además el problema de que Televisión Española no dispone de los derechos de los JJOO, algo que no pasaba por desde 1996.
-Relación con el COE: Tiene visiones diferentes y ese enfrentamiento afecta al funcionamiento de la gobernanza del deporte. Blanco que presume de haber sido elegido, en clara alusión a la designación a dedo del presidente del CSD, y propone un modelo al estilo italiano, con el COE y el CSD fusionados para reducir gastos. Mientras que Cardenal niega la mayor porque entiende que el CSD gobierna la política deportiva, algo que trasciende al olimpismo.
-Elecciones en la RFEF: Villar se ha convertido en el caballo de batalla de Cardenal, quien no ceja en la tarea de presionar al bilbaíno para celebrar unas elecciones a las que está obligado, y con las que pretende perpetuarse otros cuatro años más en el cargo. Su negativa a mostrar las cuentas ha sido uno de los grandes problemas contra el que ha peleado el CSD. Cardenal cuenta con la inestimable ayuda de Javier Tebas, presidente de LaLiga.
-Sanear federaciones: Cardenal ha realizado un trabajo notable en la normalización de las cuentas de federaciones minoritarias que se encontraban en situación de banca rota. La pésima gestión de muchos de sus presidentes ha terminado judicializando las gestiones para ordenar las precarias finanzas del deporte español, especialmente el polideportivo. Rescatada la deuda de los clubes de fútbol, el baloncesto es el siguiente gran desafío al que se enfrentará en la próxima legislatura.
-Ley del Deporte: Sigue vigente la ley de 1990, que, evidentemente ha quedado obsoleta en muchos de sus puntos. Se necesitarán consensos complicados para cambiarla, ya que además se han producido transferencias a la autonomías que complican aún más la defensa del interés común. Una utopía.