Florentino Pérez volvió a desmentirse a sí mismo retratando, de paso, a esa prensa que tiene a su servicio en otro lunes largo y caótico. Amanecía el día con las portadas debatiendo si el derroche de carácter del Real Madrid dejaba en el alambre al técnico o no. Mientras medios como la COPE o este que ustedes leen advertían que el empate en Mestalla senteciaba a Benítez, la prensa amable, esa que Florentino alecciona debidamente con oportunas llamadas, celebraba el derroche de solidaridad de un Real Madrid que demostró su compromiso con el entrenador. Una boutade, otra más, alentada desde la zona noble del Bernabéu. El mensaje era nítido: Benítez sigue, no hay novedad. Y desde las tertulias radiofónicas y televisivas los voceros del florentinato hacían correr la orden. Otra cosa es lo que Florentino barruntaba en su cabeza y con su entorno de confianza.
Lo cierto es que Benítez estaba sentenciado. Al mediodía de ayer aún no había rastro de su cese en los medios, la noticia saltaba antes de los informativos. Comenzaba el festival de exclusivas de los mismos medios desmentían conciencuzadamente su despido horas antes. Pero era Paco Gonzalez quien ponía en la COPE autoría a la noticia. La etapa como técnico madridista de Benítez tocaba a su fin y Zidane le supliría en el cargo.
Mientras la noticia corría como la pólvora por las redacciones, los medios 'amigos' recomponían el gesto para justificar las razones del despido. A Florentino le bastaron 12 segundos para despedir a Benítez, el mismo que unos días antes era proclamado el mejor entrenador del fútbol mundial para Florentino: "Hoy hemos tomado una difícil decisión, especialmente para mí, como es resolver el contrato de Rafa Benítez como entrenador del primer equipo. Quiero dejar claro que estamos ante un gran profesional y una magnífica persona. Desde aquí quiero agradecer el trabajo y la dedicación de Rafa Benítez durante estos meses como entrenador del Real Madrid".
Uno de esos medios amables apuntaba en rigurosa exclusiva que "Benítez estaba sorprendido por la noticia de sus despido", cuando otro de los que había negado la posibilidad de su despido aireaba unos comentarios de su segundo revelando la mala relación del técnico con el vestuario, en el que los pesos pesados ni siquiera atendían sus explicaciones. Benítez era amortajado deportivamente por sus aduladores con una velocidad preocupante.
A estas alturas Florentino carece de credibilidad alguna. La perdió el día que dijo sobre el fichaje de Beckham aquello de 'never, never, never'. Agotó su crédito al reafirmar a Ancelotti semanas antes de despedirlo, y ha terminado por acrecentar su fama de charlatán al tumbar a Benítez tras confirmar hace unos días que seguiría hasta final de temporada y que la opción de ser sustituido por Zidane no se contemplaba. Pérez no es hombre de palabra, como desmuestran los hechos. Florentino no veía capacitado a Zizou para entrenar el Real Madrid y por eso contrató a Benítez, al que sí vio preparado. Cinco meses después echa a Benítez a mitad de temporada y declara que ahora Zizou sí está preparado.
Florentino no veía capacitado a Zizou para entrenar el Real Madrid y por eso contrató a Benítez, al que sí vio preparado. Cinco meses después echa a Benítez a mitad de temporada y declara que ahora Zizou sí está preparado
Benítez se marcha sin una explicación, traicionado por el presidente y también por sí mismo, después de tomar decisiones que poco o nada tienen que ver con su forma de actuar como entrenador. Si algo no ha sido Benítez es fiel a su estilo. El Real Madrid no ha sido un equipo equlibrado, ni siquiera ha sido un equipo que defienda bien. Keylor Navas, con actuaciones extraordinarias, maquilló el mal juego de un equipo que no ha sido capaz de ganar a ningún adversario de la clase media-alta de la Liga.
El esperpéntico episodio del despido de Benítez retrata a Florentino Pérez. Pero no sólo a él. Retrata a un vestuario que nunca ha mostrado su respaldo al entrenador y deja en muy mala posición a una prensa servicial que no incomoda al ser superior. Perdida la excelencia futbolística (los resultados retratan al Real Madrid como un equipo mediocre) y el señorío de sus dirigentes (Florentino cuenta cada rueda de prensa por mentira), al Real Madrid sólo le resta el orgullo de una afición sometida y la vergüenza torera de un vestuario que ha puesto a Benítez al pie de los caballos.