La sorprendente reconversión del jugador del Galatasaray, que exhibe en cada partido una condición física envidiable, ha sido posible gracias a los entrenamientos personalizados que realizó los dos meses previos a la Copa del Mundo con Gökhan Saki, campeón europeo de Muay Thai, una modalidad de kick-boxing. Saki, holandés de origen turco, acogió al ex madridista en su gimnasio de Estambul para ayudarle en su puesta a punto contrarreloj después de que Louis van Gaal advirtiera a su pupilo a fines de febrero que no le veía en condiciones ni físicas ni de juego para afrontar la cita mundialista y que, o cambiaban mucho las cosas, o además de perder la capitanía y su puesto en el once titular, también se quedaría fuera de la lista de 23 convocados.
Sneijder captó al vuelo el aviso para navegantes que le envió el seleccionador tulipán y, siempre contando con la aquiescencia tanto de su club como de la Federación de su país, se puso en manos de Saki, a quien conoció poco después de su llegada a la capital turca, para acondicionar debidamente su cuerpo con durísimas sesiones dobles durante dos meses en las que el internacional holandés se entrenó con técnicas de la lucha cuerpo a cuerpo, propias de comandos militares, para ganar en potencia, resistencia y en explosividad.
El ingente esfuerzo realizado por el hombre que volvió a meter a Holanda en la senda de cuartos con su golazo frente a México tuvo sus frutos y, además de perder varios kilos, llegó a la concentración previa a la Copa hecho un toro y en una óptima condición física. "Ahora estoy en mi peso ideal. Me siento físicamente genial, como cuando tenía 22 años. Y todo gracias a Saki. Tal vez no esté aún en mi mejor nivel de fútbol, pero Van Gaal me pidió que quería de mí otra cosa. Ahora soy parte de un trabajo colectivo y el entrenador está contento con mi trabajo", explicó el volante reconvertido después de darse una nueva panzada quemando kilómetros frente a los aztecas.
La baja de última hora por lesión de Van der Vaart abrió nuevamente las puertas de la titularidad a Sneijder, al que no le quedó otra que aceptar su nuevo rol en el campo, mucho más sacrificado y menos alejado de la zona de definición, un territorio que en esta Holanda corresponde casi en exclusiva a Robben y Van Persie, sus dos referencias ofensivas. "Ahora me toca correr detrás de la pelota. No recuerdo haber hecho tantos kilómetros en tan pocos partidos, pero estoy contento con mi trabajo y feliz de poder ayudar al equipo en esta nueva función", aseveró.
Quien también se siente orgulloso del Mundial que está cuajando Sneijder es su 'entrenador personal'. Gökhan Saki, de hecho, está acompañando a Wesley en Brasil para ayudarle con los trabajos recuperatorios después de cada encuentro, en los que el volante central holandés acaba reventado. "Él está al 100% de capacidad física, pero el calor y la humedad son tan altas aquí, que acaba muerto después de cada partido, de modo que tratamos de ayudarle a volver rápidamente a su mejor tono", explicó el luchador a los medios holandeses mientras disfrutaba junto a su pupilo de una caipirinha en la playa de Ipanema, hábitat natural de la Oranje en este Mundial.