La guerra entre Rusia y Ucrania sigue sumando días y víctimas. Aunque los más optimistas confían en que el conflicto llegue a su fin en los próximos días, otros ven difícil un acuerdo entre ambas partes. Desde hace más de 20 días, el mundo entero vive pendiente de Vladímir Putin, sobre el que sobrevuelan teorías y misterios que van desde sus verdaderos intereses para la invasión a su posible enfermedad o a su secreta vida familiar, amantes e hijas incluidas.
Tras analizar intrigantes detalles de su vida, como el paradero de Alina Kabaeva, su pareja secreta desde hace más de una década, o las amenazas recibidas por Luiza Rozova, una de sus hijas no reconocidas, las miradas se han puesto en María y Katerina, las dos hijas oficiales de Vladímir Putin.
Quiénes son, a qué se dedican y dónde se encuentran ahora, son algunas de las preguntas que muchos se hacen sobre estas dos mujeres, que viven con otros apellidos desde hace años, y que nunca se ha presentado como las hijas del presidente ruso.
Las dos hijas oficiales de Vladímir Putin
Hablamos de hijas oficiales porque la prensa internacional asegura que Putin tiene, al menos, cuatro hijos no reconocidos. Al igual que sus relaciones, su descendencia sigue siendo un misterio que muchos han tratado de desvelar, incluso sufriendo duras represalias.
Y es que, a día de hoy, solo hay dos cosas confirmadas de la vida privada del presidente ruso: la única primera dama oficial del país ha sido Lyudmila Putina, con quien compartió 30 años de matrimonio, y junto a ella tuvo a sus dos hijas María y Katerina.
La obsesión por la seguridad de Vladímir Putin le llevó, tras convertirse en presidente de Rusia, a esconder casi por completo todo lo relacionado con la vida de sus hijas. Mientras muchos aseguran que las hijas del matrimonio abandonaron el colegio para recibir su educación en casa, lo cierto es que hace años, ambas cambiaron sus apellidos para no ser reconocidas como hijas del mandatario.
Desde entonces, el presidente ha hecho referencia a ellas en contadas ocasiones. Así ocurrió en 2015 cuando tras hacerse público que una de sus hijas vivía en Holanda, aseguró: “Mis hijas viven y trabajan en Rusia y jamás han vivido en ningún otro lugar. Han estudiado en universidades rusas y estoy muy orgulloso de ello. Aquí siguen, estudiando y trabajando. Mis hijas hablan tres idiomas de manera fluida y una de ellas se defiende en una o dos lenguas orientales”.
A pesar de estas inusuales declaraciones, Putin aseguró que sus hijas no son “niñas estrellas” y que no iba a dar “explicaciones sobre mi familia porque mis hijas no están involucradas en política ni en negocios”.
Durante años, mucho se especuló sobre la identidad de las hijas de Vladímir Putin. Una identidad que la prensa rusa siempre ha asegurado tener claro.
Así, en el año 2018, durante una conferencia de prensa, la periodista de la BBC rusa Farida Rustamova se atrevió a preguntar a Putin por sus hijas: “Sus viejos amigos, muchos de ellos al frente de empresas del estado, están ayudando a los negocios de estas dos mujeres (haciendo referencia a sus dos hijas). Podemos verlas cada vez más en televisión, todo el mundo saben quiénes son. Es un secreto a voces, ¿cuándo va a admitir que son sus hijas?”.
Como era de esperar, el presidente ruso trató de evadir la pregunta asegurando que, tal y como ha hecho siempre, no iba a hablar de sus hijas, ni de dónde trabajan, “por razones de seguridad”.
En agosto de 2020, Putin ofreció una rueda de prensa en la que confesaba haber obtenido la primera vacuna contra el covid-19. Un anuncio en el que, a sabiendas que generaría dudas en todo el mundo, aseguró: “Una de mis propias hijas se puso la vacuna. Al principio tenía fiebre, pero ahora se siente bien”.
María, la hija mayor de Putin: endocrina pediátrica e investigadora
En 1985, dos años después de contraer matrimonio, nació María, la primera hija del matrimonio Putin. Aseguran que aunque desde hace años utiliza el apellido Vorontsova para preservar su anonimato, en Rusia su identidad no es ningún misterio. Tal y como confirmó su padre, estudió en la Universidad Estatal de San Petersburgo, y también en la de Moscú, hasta convertirse en una endocrina pediátrica e investigadora médica de renombre.
María, a quien también llaman Masha, está casada con Jorrit Faassen, un millonario holandés que trabajó como alto cargo de la empresa Gazprom, casualmente la responsable del bunker nuclear de Siberia donde aseguran se esconde en estos momentos la familia Putin.
Padres de dos hijos, el último se cree que nació en 2014, poco después de tener que abandonar Holanda donde la prensa internacional aseguraba vivían en un lujoso ático valorado en 2,5 millones de euros. Cuentan que hasta el inicio del conflicto con Ucrania vivía en un rascacielos de Moscú.
Katerina, la hija pequeña de Putin: investigadora y bailarina acrobática
Tras instalarse en Dresde, Alemania, donde Vladímir Putin estaba destinado por la KGB, el matrimonio dio la bienvenida a su segunda hija, Katerina. Al igual que hizo su hermana, también cambió de apellido y utiliza Tikhonova, al parecer por su abuela materna.
Según asegura la prensa rusa, la segunda hija del presidente ruso tiene un alto cargo en la Universidad Estatal de Moscú y es una reconocida investigadora de inteligencia artificial. También señalan que tiene un puesto directivo en una empresa rusa de procesamiento de gases y petroquímicos, que cuenta con una alta participación del gobierno.
Además, Katerina Tikhonova es conocida en su país por ser una bailarina acrobática que participa en competiciones mundiales. A pesar de que hace unos años, altos cargos rusos negaran que esa mujer fuera hija del presidente Putin, es un secreto a voces en Rusia desde hace tiempo.
Según desveló el diario británico The Daily Mail, Katerina estuvo casada con el multimillonario Kirill Shamalov, hijo de Nikolao Shamalov, amigo y socio de Putin. Esta amistad ayudó a que fuera nombrado alto directivo de la ya citada empresa Gazprom.
Convertido en uno de los oligarcas rusos en el punto de mira tras la invasión a Ucrania, Shamalov ocupa el cargo de vicepresidente en la junta directiva de Bank Rossiya, compañía de la que su padre es un importante accionista. En 2018, tras cinco años de matrimonio, Kirill y Katerina anunciaron su divorcio.