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Setúbal, qué hacer en uno de los destinos más interesantes de Portugal

Muy cerca de la capital portuguesa se encuentra Setúbal, una de las joyas del país vecino que merece la pena visitar por sus playas, su cultura, su patrimonio histórico y su gastronomía

  • Miradouro de São Sebastião © Turismo Setúbal

A tan solo 40 minutos de Lisboa se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Portugal: Setúbal. Rodeado de naturaleza, playas, patrimonio histórico y cultural y una gastronomía muy vinculada al mar, esta ciudad portuguesa es un destino indispensable en cualquier escapada a los alrededores de la capital del país.

Fueron los romanos los que llegaron al puerto de Setúbal en el año 412 atraídos por las bondades y frutos de su mar; un hecho que a día de hoy sigue vigente gracias a sus platos tradicionales, como los chocos fritos, los pescados frescos y los mariscos regados con vinos de la tierra. Además de su gastronomía, en Setúbal hay mucho más que conocer mientras se degusta la ciudad. Estos son algunos de los puntos en los que se debe hacer parada obligatoria en cualquier viaje a Setúbal.

Adentrarse en el casco histórico

Perderse por el centro es una de las mejores formas de conocer la esencia de Setúbal. Su casco histórico está repleto de pequeñas callejuelas en las que dejarse llevar para conocer de cerca la ciudad. En el centro histórico el Convento y la Iglesia de Jesús, un ejemplo del estilo manuelino portugués que ejerce a su vez de museo de la ciudad, se torna en parada obligatoria por la belleza y por la historia que entraña en el núcleo turístico. Su arquitectura es obra del autor del Monasterio de los Jerónimos de Lisboa, una belleza de templo que deja boquiabierto a todos los visitantes.

En este recorrido a pie, se debe hacer una parada en el Miradouro de São Sebastião, que cuenta con vistas a la bahía y permite hacerse una idea de la ciudad gracias a su panorámica.

Convento de Jesús © Turismo Setúbal

El centro de las miradas

La vida de Setúbal se torna en la plaza Bocage, donde nacen y mueren todas las callecitas del centro histórico, un lugar donde se dan cita locales y turistas, además de artistas y músicos callejeros, y donde se celebran todos los eventos de la ciudad como los mercadillos de Navidad y conciertos. Presidida por la iglesia de São Julião, esta plaza está adoquinada con motivos geométricos y presidida por el monumento dedicado al poeta Manuel María Barbosa du Bocage, el mayor representante de la Arcadia lusitana.

El templo más discreto

La Sé de Setúbal, su catedral, es uno de los últimos puntos a visitar del centro. Localizada lejos del bullicio y dedicada a Santa María da Graça, este templo de origen románico-gótico que se reconstruyó en el siglo XVI, cuenta con dos imponentes torres que la hacen especial. También vale la pena acceder a su interior para admirar algunos de los retablos de madera dorada que lucen de sus paredes.

Parque Natural de Arrábida © Turismo Setúbal

Producto local

Si la comida es parte de la esencia de Setúbal, la visita al Mercado de Livramento es obligada, sobre todo, porque este mercado es considerado uno de los más bonitos del mundo. Nada más entrar un panel de azulejos del siglo XIX preside este mercado tradicional donde los puestos de pescado fresco local, frutas, verduras, quesos y dulces se siguen unos a otros envolviendo al turista y al local en una atmósfera única.

Una vista única

Justo en el límite entre el casco urbano de Setúbal y el inicio de los frondosos bosques de pinos del Parque Natural de Arrábida se encuentra el Fuerte de São Filipe. Controlando la ciudad desde las alturas, este antiguo bastión defensivo originario del siglo XVI destaca por su construcción con un original diseño en seis picas. En el interior, una capilla completamente recubierta de típicos azulejos portugueses es uno de los grandes atractivos de la fortaleza.

Forte de Sao FIlipe © Turismo Setúbal

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