El último informe de estabilidad financiera publicado por el Banco de España ha puesto el énfasis en que la situación macroeconómica actual puede terminar afectando a la banca y por eso es primordial que se siga reforzando aún más el capital, a la vez que se incrementa la rentabilidad. Una disyuntiva que parece que no termina de cuadrar para la Asociación Española de Banca (AEB).
El supervisor nacional quiere que la banca deje de ser el último de la fila en el 'Viejo Continente' en términos de solvencia y por eso Margarita Delgado, la subgobernadora del Banco de España, dijo públicamente que el sector deberían reducir el dividendo cuando reduzcan el beneficio. En el citado informe se expone que se han repartido 25.000 millones de euros a los accionistas, lo que se traduce en casi dos puntos menos de capital.
El Banco de España advierte de que invertir la mitad de los beneficios en bonificar a los accionistas, los bancos podrían no tener capital suficiente para realizar nuevas provisiones, en caso de recesión, o hacer frente a un incremento del crédito.
Dos días después de que se publicara el texto, José María Roldán, el presidente de la AEB, alertó de que "más capital no siempre es mejor" y agregó que el aumento progresivo de estas exigencias da a entender al mercado que la banca tiene problemas ocultos, lo que ha provocado la enorme diferencia entre el valor en libro y valor de mercado que sufre en la actualidad la banca europea.
¿Hay un riesgo real de recesión?
Hay datos que son alarmantes, pero otros que van mejor de los esperado. Por ejemplo, las importaciones se contrajeron entre enero y marzo (-1,42%) después de seis trimestres consecutivos de subidas. Por el contrario, el sector industrial se recuperó en el primer trimestre y la Encuesta de Población Activa (EPA) también ha arrojado detalles positivos en cuanto a empleo.
El PIB de la industria creció un 1,4% en el primer trimestre del año, la máxima subida que se vivía en el sector desde el primer trimestre de 2017 y el fin a dos trimestres consecutivos de caídas. El empleo sectorial también se recuperó.
No obstante, hay cierto malestar generalizado en el mercado. Sobre todo por la ralentización acelerada de otras economías europeas, de las que España depende. Y también por los últimos mensajes del Banco Central Europeo, apoyados en una inflación que no termina de llegar a los niveles idóneos para realizar una subida de tipos.
Esto provoca que la banca siga teniendo más presión en los margenes, lo que conlleva a buscar más eficiencia a través del ajuste de recursos, con más cierre de oficinas, despidos y fusiones. Diferentes medidas que los bancos españoles llevan realizando desde la crisis de 2008 y que ha llegado un punto en el que parece que no tendrá fin. Porque cada vez se piden más requisitos de capital, sin obtener nada a cambio.