El proceso de llegada a la autoridad bancaria común puede convertirse en un calco del ejercicio de limpieza y reestructuración vivido en el sector financiero español como exigencia del rescate europeo. Una vez que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) ha decidido endurecer su examen a la banca europea, como informaba Vozpópuli este viernes, tomando la metodología utilizada por Oliver Wyman en el examen al sector financiero español, han comenzado a surgir las voces de analistas que solicitan un saneamiento completo para despejar las dudas de los balances de las entidades europeas con un tamaño superior a los 30.000 millones.
Es el caso de Merrill Lynch. La firma de inversión norteamericana solicita al Banco Central Europeo (BCE) la creación de un banco malo para completar la limpieza de los balances de las instituciones financieras europeas. "Para lograr que reviva el crecimiento del crédito, es esencial que los balances bancarios no estén castigados con activos nocivos", asegura Merrill Lynch en su informe titulado "Buscando apoyos para la revisión de balances europeos: ¿Puede el BCE hacer algo más?".
Antes de la implantación de este banco malo continental, Merrill Lynch considera necesario que se proceda a una evaluación de los activos que contienen los bancos en sus balances, con la posible necesidad de provisiones por las pérdidas generadas por estos activos. "Habrá que proceder a reestructurar aquellos bancos, que aunque débiles sigan siendo viables, y cerrar otros bancos o alguna parte de ellos", asegura el documento.
En este último estadio se encuentra la banca española. Tras un importante ejercicio de provisiones por valor de 80.000 millones, como consecuencia de los dos decretos Guindos, el traspaso de entidades zombies a la banca sana y la implantación de la Sareb, al proceso de reestructuración apenas le quedan dos grandes hitos: las subastas de Novagalicia y Catalunya Caixa.
La firma de inversión considera básico sanear los balances para que el crédito pueda reavivarse y cerrar aquellos bancos insostenibles
Merrill Lynch cita como posibles modelos de este 'bad bank' a la experiencia irlandesa del NAMA o la Sareb, presidida por Belén Romana. "La experiencia muestra que estas sociedades de gestión de activos aceleran la reestructuración de los sectores bancarios y, si está adecuadamente estructurada, minimiza el coste de consolidación. En nuestra opinión", continúan Laurence Boone y Rubén Segura-Cayuela, los dos analistas autores del informe", este banco malo favorecería que se rompiera el contagio entre deuda soberana y bancaria".
Para ello, debería contar con un modelo de financiación público-privada en el que participará tanto el sector financiero como un organismo público designado por la Comisión Europea, que minimizará el impacto para los contribuyentes europeos de posibles inyecciones de ayudas públicas futuras.
La firma de inversión considera que el BCE debería dotar de liquidez a aquellos inversores, que no deben tener participación en bancos, interesados por los activos en venta en este banco malo. Uno de los posibles compradores de activos que menciona Merrill Lynch es el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el instrumento dotado con algo más de 50.000 millones para la recapitalización directa. Como segunda opción, el banco de inversión promulga que cada estado miembro de la Unión Europea cuenta con su propio banco malo, en caso de no poder concretar uno común para los 27.
Existen dos grandes desventajas, a juicio de Merrill Lynch. Pese a que es cierto que existen varios bancos malos en Europa, todos son muy heterogéneos, ya que se han creado para dar una solución particular. Además, para el ejercicio que propone el banco norteamericano, sería necesario que estas sociedades de gestión de activos tuvieran acceso a las ventanas de liquidez del BCE, cosa que no ocurre en la actualidad.