Diarios de todo tipo han publicado esta semana con profusión una información relacionada con el nacimiento de Correos Cargo, “un nuevo servicio de transporte aéreo de paquetería y mercancías proyecto creado para fortalecer el Eje Asia – Europa - Latinoamérica”, que únicamente existe en los ensueños del presidente de Correos, Juan Manuel Serrano.
La información recoge, literalmente, la nota de prensa remitida por la compañía postal, sin el necesario contraste, colaborando involuntariamente a la desinformación que, de otro modo, podría haberse evitado solo con un somero vistazo a las hemerotecas.
El proyecto en cuestión tendrá -mejor dicho, tiene ya- dos únicos beneficiarios. De una parte, el Grupo Ávoris, al que pertenece Iberojet, la línea aérea propietaria de la aeronave A330, llegada de Dublín el pasado 2 de enero después de la correspondiente mano de pintura (¿en Irlanda?). Ávoris es beneficiario de una ayuda del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, autorizada por el Ejecutivo el pasado marzo mediante un préstamo participativo de 163,2 millones de euros y de otro ordinario de 156,8 millones, ambos canalizados a través de la Sociedad Española de Participaciones Industriales, a la que pertenece Correos.
El otro gran beneficiario será, cómo no, el presidente de Correos, que ha utilizado con verdadera obsesión el vuelo del “Milana Bonita” en una oportunista, aunque poco prometedora, maniobra para tapar la ausencia de datos económicos de la Compañía Postal desde el pasado 14 de julio, en un intento por arrojar una cortina de humo sobre la dramática realidad de la empresa postal, presentando como viene siendo habitual soluciones milagro que, si algo están a portando a la Empresa Postal, son deudas.
El eje que inicialmente incluía América Latina, e incluso África, ahora se limita a la ruta Madrid - Hong Kong – Madrid. Parece que menos ambiciosa y más asequible considerando que, hasta Plus Ultra, la compañía venezolana que obtuvo 53 millones de euros del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégica solo una semana antes que Ávoris, ha alcanzado una situación de liderazgo en esa ruta, abandonando sus orígenes. Dado que se afirma que esta ruta comenzará a lo largo del 2022, mucho nos tememos que todavía estemos hablando del nacimiento de Correos Cargo en enero de 2023.
Pero lo que resulta absolutamente patético, por burdo, es el intento de retorcer la realidad manipulando sin pudor las cifras. El departamento de comunicación de Correos utiliza para justificar Correos Cargo literalmente el mismo texto que difundió el 13 de julio de 2021 para informar de los resultados del primer semestre, aunque en aquella ocasión afirmaba que la paquetería seguía “siendo uno de los motores de esta recuperación, con un incremento de ingresos del 25%, alcanzando los 135 millones de paquetes enviados en los seis primeros meses del año, un 12,6% más que en el primer semestre de 2020”, según consta en una nota informativa publicada en la propia web de la empresa.
Sin embargo han pasado 6 meses desde entonces, y la realidad, siempre tozuda, ha venido a dar las primeras señales del desastre que se avecina. Los paquetes nacionales distribuidos por Correos han descendido en el segundo semestre del año 2021 un 33%, con una caída de 18,75 millones. Solo en el mes de diciembre el descenso ha sido de 5,5 millones. La paquetería internacional ha caído, en el mismo periodo, un 53%, con un total de 4,9 millones menos de paquetes sobre el mismo semestre del año anterior. El resultado mensual del segundo semestre ha estado siempre por debajo de las cifras del año anterior, mostrando claramente la tendencia. Ambos, se verán reforzados en 2022 por una política tarifaria suicida que mermará la competitividad del Operador Postal y se cebará con particulares y pequeñas empresas, especialmente de la España vaciada que tanto dicen defender los publicistas del presidente de Correos.
El golpe de la paquetería
Uno de los motores, la paquetería, ha gripado como consecuencia directa de la impericia del piloto, así como la obstinación de conducir la nave postal con la soberbia y el atrevimiento que proporciona la ignorancia, y absoluto desprecio de las personas que arriesgan sus carreras profesionales intentando poner un poco de sensatez en decisiones de alto impacto en costes y dudoso retorno. Otro de ellos, la internacionalización, está seriamente dañado como consecuencia de la dudosa capacidad de su tripulación, especialmente relevante en el caso del sobrecargo, que fiel a su trayectoria profesional, está reverdeciendo sus anteriores desastres en Correos.
Pareciera obligación de la prensa contrastar los datos y exigir que sean ciertos y actualizados, especialmente cuando desde la desinformación, la distorsión y la manipulación de la realidad se pretende hacer pasar por brillantes negocios lo que son el preámbulo de futuras ruinas, convirtiendo en cómplices, de paso, a quienes desde la buena fe, en la inmensa mayoría de los casos, pero también desde el agradecimiento, están proporcionando coartadas al presidente de Correos y sus soluciones milagro.
El "Milana Bonita" con su flamante pintura amarilla (¿alguien se ha detenido a pensar por qué la inmensa mayoría de las aeronaves son blancas?), lleva aparcado en el aeropuerto de Barajas desde el pasado 2 de enero, a razón de 1.000 euros al día. Si a esto unimos seguros, mantenimientos obligatorios, etc., podremos hacernos una idea de lo que cuesta un avión en tierra. Ciertamente, mucho menos que vacío y en vuelo.
Dudamos de que la penúltima genialidad de Serrano vaya a tener un efecto positivo para la economía española y nuestro tejido industrial que, dicho sea de paso, le importan un comino. De lo que sí estamos seguros es que, si no se le pone remedio desde el Gobierno de la nación, todos, empleados y empleadas de Correos, usuarios, clientes y, en general, la sociedad española en su conjunto, pagaremos por ello.
Colectivo "Clara Campoamor" de profesionales postales de Correos