La llave para la venta de la entidad portuguesa Novo Banco puede estar en el dividendo. El fondo Lone Star, propietario mayoritario del banco, pedirá 1.000 millones de euros menos para traspasarlo tras el desbloqueo por parte del Banco Central Europeo (BCE) del pago de dividendos, según trasladan a Vozpópuli fuentes financieras próximas a la operación.
Lone Star controla el 75% de Novo Banco, mientras que el 25% restante está en manos del Tesoro portugués y el Fondo de Resolución del Banco de Portugal, este último financiado por las cuotas anuales de todas las entidades privadas del país. Los propietarios del cuarto mayor banco de Portugal pactaron en diciembre levantar la prohibición sobre el pago de dividendos. Esta medida se impuso como condición a la ayuda pública de más de 5.000 millones que se inyectó en la entidad para su recapitalización.
En la práctica supone que los tres propietarios renuncian al mecanismo de financiación fijado en 2017 para afrontar pérdidas de activos deteriorados del extinto Banco Espírito Santo y que estaba previsto que finalizara en diciembre de 2025.
El valor en libros de Novo Banco alcanza alrededor de 5.000 millones de euros
Esta limitación ha generado en la entidad una sobrecapitalización, al registrar una ratio de capital de máxima calidad superior al 20%, muy por encima del requisito mínimo del 9,3% que exigen los reguladores. Ahora, Lone Star y el Estado luso negocian con el BCE desbloquear el pago de unos 1.000 millones en dividendos, que en el seno de los propietarios se espera materializar en el primer trimestre de 2025, según las fuentes consultadas.
Recuperar la inversión
La prensa lusa estima que la liberación permitiría a Lone Star ingresar unos 900 millones en el ejercicio de 2025. Una cantidad que compensaría en su mayoría lo que el fondo pagó por el 75% del capital de Novo Banco en 2017 y que sería un acicate para la venta.
El Gobierno portugués es reticente a vender la entidad a un banco español por su fuerte crecimiento en el sector en los últimos años
El valor en libros de la entidad oscila entre los 4.000 y los 5.000 millones, por lo que con el pago de dividendo, los propietarios rebajarían sus aspiraciones en una venta a los 4.000-3.500 millones, según calculan fuentes próximas a la operación. Fuentes oficiales de Lone Star prefirieron no hacer comentarios al respecto.
Este precio de salida podría facilitar la venta, sobre todo para los bancos españoles como CaixaBank y Santander. La entidad de origen catalán se perfila como favorito para dar un salto considerable en el mercado del país vecino. De hecho, entre CaixaBank y Lone Star ya hubo contactos informales meses atrás, pero las elevadas pretensiones del fondo dieron al traste con un intento para negociar de manera formal.
Mejor encaje en CaixaBank
La operación, no obstante, sigue teniendo “el mejor encaje estratégico” para CaixaBank, según las fuentes consultadas, que se convertiría en uno de los grandes bancos de Portugal si se hace con Novo Banco. Crearía un gigante en el país luso de cerca de 90.000 millones en activos y contaría con una cuota de mercado cercana al 20%, por encima del Banco Comercial Portugués (BCP), uno de los más grandes del país luso y que también podría entrar en una eventual puja.
Ahora bien, en el Gobierno portugués no gusta que un banco español protagonice un aumento tan fuerte en el sector bancario, en el que ya tienen una gran presencia otras entidades como el Santander y Bankinter. Abanca también está desplegado, aunque aún se queda fuera de los grandes.
El Novo Banco nació en agosto de 2014 tras la quiebra del Banco Espírito Santo y fue recapitalizado con dinero público con 4.900 millones. Sin embargo, ha utilizado más fondos públicos para cubrir las pérdidas que emergían de los activos deteriorados y que en el último caso ascendió a más de 200 millones de euros.
El plan A oficial de los propietarios de Novo Banco es la salida a Bolsa. Antes de activar el botón del salto al parqué exprimirán al máximo las posibilidades de venta y sondearán a los grandes bancos españoles para detectar su apetito de compra. El Santander dejó recientemente la puerta abierta a participar en una puja, aunque en el sector se considera que no tiene un interés real en la operación.
