El mercado laboral español sigue sorprendiendo por sus peculiares características. Pese a los supuestos esfuerzos para reducir la dualidad entre indefinidos y temporales, ésta barrera sigue sin romperse. Y la prueba definitiva es que los asalariados mayores de 40 años están copando la mayor parte de los contratos fijos brindados durante el último año, tal y como se puede comprobar en los datos de la Encuesta de Población Activa correspondientes a los doce meses comprendidos entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014.
Mientras que en la franja entre 20 y 39 años el número de contratos indefinidos ha caído en 122.000 personas en los últimos doce meses, el total de contratos fijos en el colectivo entre 40 y 69 años ha subido en 256.000 individuos en el mismo periodo.
O lo que es lo mismo, prácticamente todo el incremento de fichajes con carácter indefinido se lo llevan los mayores de 40 años, lo que supone una descomunal e insuperable barrera para los jóvenes, que se ven obligados a tomar unos trabajos más precarios, con peores perspectivas y menor formación. Lo cual a su vez entraña graves problemas para la sociedad en su conjunto, pues todos los que tienen menos de 40 años no pueden tomar tomar decisiones de compra de vivienda, posponen formar una familia y no mejoran su formación.
¿Y a que se debe semejante fenómeno? En opinión de José Ignacio García Pérez, de la cátedra BBVA de la Universidad Pablo de Olavide, una de las razones puede estribar en los fuertes incentivos que han otorgado a este grupo el Gobierno y las Comunidades Autónomas.
El paro entre los jóvenes cae más sobre todo por el retorno de los inmigrantes a sus países de origen
Otro motivo puede residir en el hecho de que fundamentalmente se contrata a mayores de 40 años cuando éstos están especializados en un trabajo. Por no hablar de que al contar con más años de profesión a sus espaldas lógicamente también disponen de más contactos a la hora de recolocarse. Además, los mayores de 40 años muchas veces tienen más prestación por desempleo y mayores indemnizaciones, por lo que pueden aguantar más tiempo sin trabajo y negociar unas condiciones algo mejores.
Por el contrario, a los jóvenes se les está empleando en mayor medida en puestos de baja cualificación, sobre todo del sector servicios. Y de esta estructura laboral es fácil colegir por tanto que los jóvenes suelen perder su empleo porque expira su contrato, mientras que los mayores de 40 suelen perder su puesto de trabajo porque han sido despedidos.
Los mayores de 45 años presentan sin embargo las tasas más elevadas de paro de larga duración
Si se atiende exclusivamente a la contratación temporal, la cosa está más equilibrada. Entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014 se contrataron a 63.000 temporales menores de 40 años frente a los 88.000 mayores de 40. Ahora bien, si se profundiza un poco más y se examinan los datos conocidos de los tres primeros trimestres de 2014, entonces la relación se sitúa en 108.000 contratos temporales entre los menores de 40 por 87.000 entre los mayores de 40.
Respecto al número de parados, éste cae en cambio con mucha más fuerza de los 20 a los 39 años. En los últimos doce meses, el desempleo ha descendido en 426.000 personas en esos tramos de edad. Sin embargo, de los 40 a los 64 años el paro tan sólo disminuye en 130.000 efectivos. Una diferencia muy sustancial que se achaca a dos factores:
Por un lado, al incremento de población activa en el segmento de mayores de 40 años, en parte por una demografía que envejece, en parte porque se están incorporando a la búsqueda de empleo mujeres que antes no trabajaban.
Por otro lado, también se debe a que la población activa se reduce con especial intensidad entre los jóvenes, bien porque estudian más tiempo o bien porque los inmigrantes suelen ser más jóvenes y muchos están retornando a su país de origen.
El grupo entre 55 y 59 años todavía está sufriendo los efectos de los despidos colectivos y es el único en el que sube el número de parados
Llama la atención, sin embargo, el grupo de 55 a 59 años, el cual es el único en el que durante el último año no se ha reducido el número de parados sino al contrario: ha aumentado en 39.900 desempleados, probablemente debido a que todavía son los principales damnificados de los despidos colectivos y las consiguientes prejubilaciones.
El colectivo de 45 a 64 años registra además tasas de paro de larga duración por encima del resto, un hecho directamente relacionado con la educación del trabajador. Es decir, en este grupo se percibe una asimetría muy acusada entre los que presentan una formación alta y los que no: los más formados consiguen los contratos indefinidos; los menos acaban condenados a no salir de las listas del desempleo.
De ahí que el Ejecutivo de Mariano Rajoy esté consensuando con los agentes sociales una estrategia para dar cobertura a todos esos desocupados de larga duración mayores de 45 años y con cargas familiares. Como denuncia el Consejo Económico y Social, dentro de este colectivo se hallan muchos padres de familia sobre los que recae la responsabilidad de dar sustento a un hogar. De forma que el aumento de la pobreza en este sector de la población tiene un fuerte impacto social.