En medio de una crisis que no cesa, Eroski sigue intentando digerir la millonaria compra de la cadena catalana Caprabo, que concretó en julio de 2007, justo antes de que la tormenta financiera mundial empezara a asomar la cabeza. Los créditos contraídos por el grupo vasco para hacer frente a esa operación, que supuso un desembolso de cerca de 1.300 millones de euros, siguen pesando como una losa en la empresa, en un entorno desafiante para el sector. La cooperativa del grupo Mondragón ha “interrumpido” la amortización de su deuda mientras negocia con sus acreedores.
Tras no abonar a los bancos la cuota correspondiente a marzo del préstamo obtenido en 2007, Eroski ha pedido “un aplazamiento temporal” de seis meses para renegociar la restructuración de créditos que vencen en septiembre y enero de 2014, respectivamente, y que están pignorados con activos del grupo como garantía.
La compañía que desde 2010 preside Agustín Markaide, que a cierre del ejercicio 2008 tenía una deuda financiera de 2.470 millones, acumula una reducción del pasivo de 1.052 millones en el último trienio, según anunció la semana pasada. En el último año, su deuda se ha reducido en 291 millones, pero a lo largo de este ejercicio y el próximo le vencen 415,1 millones en créditos bancarios. A finales de 2009, Eroski ya logró refinanciar, con grandes dificultades, el préstamo inicial de 2007.
La dispensa solicitada ahora a los bancos ha sido aceptada por entidades que suponen el 83% del importe adeudado y “están en curso las gestiones para el acuerdo con el resto”, indica Eroski en su auditoría del ejercicio 2011, cerrado el pasado 31 de enero. El grupo quiere fijar “nuevos calendarios de amortización” para los préstamos cerrados a esa fecha. Para ello, se ha establecido un comité negociador en el que están las nueve entidades financieras que aglutinan más del 90% del riesgo bancario otorgado al grupo.
Eroski, que no hace ningún comentario sobre el proceso, pretende con esta negociación “disponer de los fondos necesarios para el desarrollo de la gestión ordinaria”, explica en su auditoría.
La nueva restructuración de deuda se hará “de acuerdo con las previsiones razonables del plan de negocio correspondiente” y “asumiendo un aporte cuasi residual de las desinversiones” que lleva realizando en los últimos años. De hecho, ya se ha comprometido a destinar "a una cuenta de disposición restringida y pignorada a favor de las entidades acreedoras” los ingresos obtenidos con la venta, en diciembre pasado, del 100% de sus activos en Francia (hipermercados, supermercados y gasolineras) al grupo Intermarché.
Para captar fondos, el grupo vasco, una de las mayores cooperativas del mundo y uno de las principales cadenas de distribución en España, propondrá en su asamblea general, el próximo 23 de junio en Elorrio (Vizcaya), la emisión de fondos subordinados voluntarios que solo podrán suscribir sus cerca de 8.500 socios cooperativistas. Los recursos conseguidos computarán como fondos propios, lo que le permitirá reforzar su balance. Las participaciones, sin embargo, no tendrán derecho a voto. La compañía también pedirá autorización para adquirir aportaciones financieras subordinadas emitidas en otros ejercicios.
El grupo Eroski redujo en 2011 sus pérdidas un 44%, hasta 36 millones, afectado por la carga de los gastos financieros y los 113 millones destinados al deterioro del valor de los activos.
La compañía tiene 40.555 empleados y una red de 103 supermercados, 974 supermercados con diferentes enseñas comerciales, 60 gasolineras, 19 cash-carry, 197 oficinas de viajes, 37 tiendas de deportes Forum Sport, 278 perfumerías If y 4 tiendas de ocio y cultura Abac. Además suma 32 plataformas logísticas y 499 autoservicios franquiciados.