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Prisas a los españoles en el AVE a La Meca: el Gobierno saudí prometió el tren para la próxima peregrinación

Arabia Saudí no ha dejado de meter prisa al consorcio español que desarrolla la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina y no son pocos los motivos. El Ejecutivo local prometió en su día que el tren funcionaría ya para la peregrinación de 2016 e incluso ha llegado a hacer públicos los precios de los billetes. El desplome del petróleo ha llevado al Gobierno a elaborar un presupuesto con más de 35.000 millones de déficit. La familia real quiere evitar a toda costa un nuevo desencanto en la población.

  • Los trenes de Talgo que el Gobierno saudí quiere ver circular por el desierto cuanto antes

Nuevo fin de año intenso en el seno del consorcio español Al-Shoula, encargado del principal contrato de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina. En estos días, el conjunto de empresas negocia con el Gobierno saudí la posibilidad de llevar a cabo un adelanto del calendario del proyecto, con el fin de que el llamado 'AVE de los peregrinos' estuviera ya en servicio incluso en el año entrante, uno antes de lo esperado. El problema es que el consorcio español, cuestionado en el pasado por el cliente por los retrasos que acumuló en las obras, ha sido el último con el que se ha contado para intentar adelantar la puesta en servicio del tren, hasta el punto de que miembros del Ejecutivo local ya han avanzado en prensa que 2015 fue el último año en el que la célebre peregrinación a La Meca no contaría con el tren de alta velocidad.

En los últimos meses, Vozpópuli ha informado en repetidas ocasiones sobre las presiones que la Organización Saudí de Ferrocarriles (SRO, por sus siglas en inglés) estaba ejerciendo sobre el consorcio español para que adelantaran los trabajos (incluso estableciendo turnos de 24 horas) y para que realizaran los ensayos sobre vías lo más rápidamente posible y en todo tipo de condiciones climáticas. El principal objetivo de estas maniobras era poder adelantar la puesta en servicio del tren de alta velocidad y dar de este modo una alegría a los ciudadanos.

En múltiples ocasiones, Mohamed Al-Muqbel, ministro saudí de Transportes, aseguró en la prensa local que a finales de 2016 el AVE La Meca-Medina funcionaría a pleno rendimiento, pese a que la fecha oficial apuntaba a 2018. "Si hubiera sido por el cliente, a finales de 2015 ya circularían trenes con pasajeros en el tramo que está más avanzado; pero era imposible por motivos de seguridad, no había tiempo material para llevar a cabo todos los ensayos que hay que hacer", señala una fuente próxima al consorcio Al-Shoula.

Promesas en la prensa local

Con todo, los anuncios a través de la prensa se hicieron antes de que se supiera que el Gobierno local se puso en contacto con el consorcio español para explorar la posibilidad de adelantar la fecha de puesta en marcha del servicio. Poco antes de la última peregrinación, que acabó en tragedia por el desplome de una cúpula que provocó centenares de muertos, Al-Muqbel indicó que lo más probable es que los peregrinos ya podrían en 2016 llegar a La Meca en el tren de alta velocidad, lo que contribuiría a reducir el caos circulatorio registrado en la ciudad santa los días previos por la masiva llegada de autobuses.

Incluso, la prensa local llegó a publicar los precios que tendrían los futuros billetes del AVE de los peregrinos. El coste del trayecto completo se aproximaba a los 25 euros al cambio.

El Gobierno saudí no atraviesa por su mejor momento. El desplome del precio del crudo y la perspectiva de que su recuperación no será inmediata ha forzado a los responsables económicos del país a presentar unos presupuestos que prevén déficit por primera vez en mucho tiempo. El desequilibrio previsto en las cuentas públicas para 2016 supera los 146.000 millones de riyales saudíes, algo más de 35.000 millones de euros.

Un Gobierno en apuros

Con este panorama, el Gobierno precisa de buenas noticias para ofrecer a los ciudadanos y, también, una nueva fuente de ingresos para comenzar cuanto antes a rentabilizar un proyecto que, además, se le ha ido de las manos desde el punto de vista económico, con unos sobrecostes reconocidos que superan los 6.000 millones de euros.

Hace justamente un año por estas fechas, Al-Muqbel acababa de amenazar directamente al consorcio con la rescisión del contrato si no solventaba los retrasos en que había incurrido en la construcción de la línea, una circunstancia que el grupo liderado por Renfe, Adif, Talgo, Cobra y OHL, achacó a la deficiencia de los trabajos realizados previamente por los grupos encargados de la ingeniería del proyecto. Doce meses después, el que parece estar en más apuros es el cliente, en parte por haber anunciado ciertos objetivos sin contar con el consorcio.

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