Anunció, por primera vez, la cifra en Bruselas. "Las necesidades de capital de BMN, Caja 3, CEISS y Liberbank rondarán los 1.500 millones como máximo", aseguró Luis de Guindos, titular de Economía, sobre una alfombra roja europea, el pasado 3 de diciembre. El cálculo, sin embargo, se elevó diez días después hasta situarlo en una horquilla de 1.500 a 2.000 millones. Finalmente, Bruselas cifró la pasada semana la inyección de capital europeo en estas cuatro entidades en 1.865 millones. ¿A qué se debe esta inestabilidad en los anuncios del ministro?
El cambio viene motivado por dos argumentos de peso. Por una parte, la presión de Fernando Restoy, subgobernador del Banco de España, que amenazó con dimitir, como informó este medio, si no alineaba la petición de rescate con las cifras que había efectuado el departamento de supervisión del Palacio de Cibeles. Estos cálculos indicaban unas necesidades de recapitalización de 2.063 millones para estas cuatro entidades. Sin embargo, el mensaje público había comprometido a Guindos a un máximo de 1.500 millones.
Economía decidió compensar estos 500 millones extra de necesidades de capital que solicitaba Restoy con la aportación de más inversores privados al banco malo. De esta manera, parte del traspaso de los activos tóxicos inmobiliarios de estos cuatro grupos a la Sareb no tendrían que estar financiados por el dinero del rescate europeo manteniendo la cifra en ese entorno de los 1.500 millones. En esos momentos, tanto en Economía como en el Banco de España se confiaba en la entrada de BBVA y de inversores extranjeros, más allá de la escasa aportación de las filiales españolas de Barclays y Deutsche Bank, en el accionariado del banco malo. Algo que finalmente no ha sucedido.
El ministerio que dirige Guindos decidió entonces que fueran entonces BMN, Caja 3, CEISS y Liberbank quien sufragaran parte de su propio rescate con unos precios de traspaso de sus activos inmobliarios dañados más bajos que los de las cuatro entidades nacionalizadas (Bankia, Novagalicia, Catalunya Caixa y Banco de Valencia), aseguran fuentes del sector. Sin embargo, al infrapagarse estos activos se genera un déficit de capital mayor que no pudo ser asumirdo por cada una de las entidades. Esta situaciónn obligó a una mayor petición de fondos públicos europeos.
Así se explica que las cifras hayan aumentado en todas las entidades. El caso más explícito es Liberbank. Junto a la venta de activos y desinversiones de sus participadas industriales, el grupo liderado por la caja asturiana descartaba cualquier tipo de ayuda pública, más allá del traspaso del ladrillo al banco malo. Medidas que contaban con el aval del Banco de España tras presentar su plan de recapitalización. Finalmente, Bruselas ha concedido 'cocos' (bonos convertibles) a Liberbank por valor de 124 millones.
Mientras, las necesidades en BMN se han elevado de 500 millones, cifra prevista antes del último cambio de Economía, a 700 millones. En el caso de CEISS, la ficha bancaria de Caja España-Duero, la cuantía del rescate europeo asciende a 604 millones. El importe de las ayudas llevará a la nacionalización de ambas entidades en cuanto unos valoradores independientes (PriceWaterhouse, en el caso de BMN) determinen su valor. Los resultados de estas valoraciones determinarán el porcentaje de entrada del Estado en estos dos grupos. El sector descuenta que superará el 80% en el caso de CEISS, mientras que en BMN se reducirá al entorno del 60%. En ningún caso, la nacionalización supondrá la sustitución de sus equipos directivos actuales. A juicio del Banco de España, ni Carlos Egea, presidente de BMN, ni Evaristo del Canto, su homónimo en Caja España-Duero, son responsables de la mala gestión que se haya podido producir en algunas de las antiguas cajas que integran sus SIP.
Valoración de Bankia
Por otra parte, el FROB dará a conocer esta semana (podría se incluso hoy) la valoración de Bankia. La medida, que tendría que haberse anunciado la pasada semana, será determinante para conocer si los accionistas minoritarios de la entidad perderán toda su inversión o mantendrán una mínima parte. Tanto Guindos como Bankia han venido negociando con Bruselas para que la quita aplicada no implique que los accionistas queden a cero sino que recuperen algo de su dinero con las nuevas acciones de la entidad que se emitirán tras la ampliación de capital de alrededor de 15.000 millones suscrita por BFA a cuenta del FROB.