Fichaje estelar en El Corte Inglés. El grupo de distribución que preside Isidoro Álvarez ha incorporado al expresidente de Endesa e Ibercaja, Manuel Pizarro, para un puesto de nueva creación, el de adjunto a la presidencia del grupo de distribución, según adelanta elmundo.es
El rotativo asegura en su edición que Pizarro se incorpora como "número dos" del grupo, una calificación que fuentes del grupo matizan porque el escalafón, dicen, ya está bien definido, con Álvarez como primer ejecutivo, un consejo de administración y un consejero-director general adjunto, Dimas Gimeno.
En sus nuevas atribuciones, Pizarro tendrá a su cargo mejorar el acceso del gigante de los grandes almacenes a los mercados financieros y apoyar la estrategia de la empresa, golpeada por la mayor crisis económica de su cerca de medio siglo de historia. El grupo se vio obligado el año pasado a refinanciar su deuda y a acudir a los mercados para realizar una emisión de bonos de 600 millones de euros.
A sus 62 años, Pizarro acredita una envidiable hoja de servicios. Bien conectado con el mundo de las finanzas (tras su paso por Ibercaja y la Ceca), fue presidente de Endesa hasta 2007, tras su numantina defensa ante la opa de Gas Natural sobre la eléctrica; tuvo su incursión en política, con su frustrada aventura a bordo del PP durante la campaña de 2008 como cerebro económico de Mariano Rajoy, y actualmente preside la filial española del bufete Baker & Mckenzie.
El desembarco del ejecutivo turolense en El Corte Inglés supone una auténtica revolución para un grupo que no cotiza en Bolsa y cuyos puestos directivos clave siempre han estado íntimamente ligados a la familia fundadora. En agosto pasado, la compañía nombró director general a Gimeno, de 38 años y sobrino de Álvarez, que ya tiene 79 años y del que se perfila como sucesor.
2013 fue un año clave para el grupo, que pactó con 27 bancos la refinanciación de 4.900 millones de deuda a un plazo de ocho años y se vio obligado a vender participaciones y algunos activos inmobiliarios, y cedió el 41% de su financiera al Santander por 140 millones de euros.
A Pizarro le tocará dar lustre a las cuentas del grupo, que en el ejercicio 2012 (último disponible) redujo su facturación un 7,8%, la mayor caída desde el estallido de la crisis, y vio caer el beneficio un 18,3%, hasta 171 millones. La ratio de rentabilidad sobre ventas se situó en niveles históricamente bajos del 1,17%.