"Yo soy más de montármelo por mi cuenta", advierte de primeras el asturiano Luis Iván Cuende, quien recién cumplida la mayoría de edad ya ha aparcado los estudios para centrarse en su gran pasión: montar empresas. Sin embargo, lo de emprender no es nada nuevo para él. Creó su primer negocio con apenas 12 años.
"Me di cuenta de que llevaba seis años siendo alienado por un sistema educativo totalmente obsoleto. Me rebelé contra ese sistema y decidí dedicar mi tiempo a mi pasión", prosigue. Y sin reparos, añade: "En clase me aburría mucho ya que el sistema educativo español no está hecho para mentes inquietas ni creativas. Así que me aprendí a programar".
De esas horas de apatía empleadas en lo que verdaderamente le motivaba, salió su primer proyecto: Asturix, un sistema operativo alternativo a Windows y Mac, basado en software libre y que en su cuarta versión permite acceder al ordenador por reconocimiento facial. A partir de ahí, fue todo prácticamente rodado. Con un segundo proyecto con el que creó un entorno gráfico para usuarios ganó el premio al mejor programador de Europa menor de 18 años y además, es asesor de la que ha sido hasta ahora vicepresidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes.
Así lo cuenta en el libro que acaba de publicar: "Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo: ¡monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!", de la Editorial Planeta, que ha salido a la venta esta semana. El propio Cuende no se olvida de destacar los baches que ha sorteado en su trayectoria: "Mi primera empresa más seria fracasó completamente, a mi cofundador y a mí se nos fue demasiado la olla. Nuestro plan de negocio era hacernos millonarios en tres años", recuerda sobre Holalabs.
"No hay que dejarse llevar por la inercia que nos impone el sistema", aconseja Cuende
Pese a que "fue un año de trabajo tirado a la basura, aprendí bastante". Y de ese aprendizaje nació Cardwee, "una empresa con algo más de cabeza" que permite almacenar ofertas y descuentos en el móvil en lugar de tarjetas, por la que ha firmado un acuerdo de venta, según declara a 'Vozpópuli'.
En estos momentos es Telefónica la que disfruta de su talento, concretamente el departamento dedicado al sistema Firefox OS para móviles. "Es un periodo de aprendizaje que hace falta", aduce. Antes de recalar en la multinacional presidida por Alierta tras ser ojeado en una charla por el CEO de la teleco, José María Álvarez-Pallete, fue Whatsapp quien lo quiso fichar con 17 años.
"Nunca he tenido un padrino"
Tras rechazar un puesto de trabajo en Silicon Valley, Cuende sí decidió dejar su Oviedo natal para instalarse en Madrid y dar así rienda suelta a aquello de "montárselo por su cuenta". Defiende que empezó con las propinas de sus padres: "Me daban dos euros por semana. Un día me encontré con que había ahorrado unos 50 euros y con eso comencé. A los 16 ya me pagaba todo". "Nunca he tenido un padrino ni tampoco lo he pedido", zanja al respecto.
Ahora vive independizado y aunque a su madre sigue sin hacerle gracia que no vaya a la universidad, él defiende que "el sistema educativo es una dictadura" y que "como mucho me matricularía para ir a alguna fiesta".
¿Bicho raro?
"Al principio sí", reconoce abiertamente. "De hecho, durante un par de años fui el friki de la clase. Había gente que incluso se burlaba pero todo cambió cuando empecé a ganar dinero y a salir en los medios. A la gente, de repente, le pareció genial lo que hacía", critica.
"Durante un par de años fui el friki de la clase, incluso había gente que se burlaba", señala
Para los inversores tampoco es tarea fácil sentarse enfrente de un emprendedor tan precoz. "Me ha pasado de estar con inversores a los que les gusta mucho un proyecto pero que al final no invierten porque me ven cara de niño", se lamenta Cuende, quien ha optado por dejarse barba. "Odio que me den consejos como si fueran mis padres", concluye.
"Diferenciarnos del resto"
Preguntado por los consejos que daría a unos jóvenes desanimados por el 50% de desempleo juvenil que asola España, Cuende lo tiene claro: "Si en vez de dedicar todas las horas que dedicamos a lo largo de nuestra vida al estudio, lo hacemos a algo que nos diferencie del resto, habrá más posibilidades de llamar la atención de aguien".
"Hay que invertir las horas de forma distinta y no dejarse llevar por la inercia que nos impone el sistema", remata aludiendo que "estaría bien que una empresa reciba el currículum de alguien que aunque no tenga una carrera y un máster, sí haya participado en proyectos relevantes que hayan tenido repercusión".
Asimismo, anima a la gente joven a que no se sientan solos ya que hay más personas con sus inquietudes, "que no las dejen morir por vergüenza", dice. "Y esa es la intención del libro: dar a conocer que hay una forma distinta de vivir, demostrar que se puede y además, cómo hacerlo".