Pasan los meses y el grupo Prisa sigue sin ser capaz de sacar adelante la refinaciación de su deuda, que a cierre del primer semestre se situó por encima de los 3.200 millones de euros. Por más que se esfuerzan Juan Luis Cebrián, presidente de la editora de El País, y su consejero delegado, Fernando Abril-Martorell, por sacar adelante el acuerdo con los cuatro grandes bancos (Santander, CaixaBank, HSBC y Bankia), hay un acreedor mucho más pequeño, pero más díscolo y oportunista, que está haciendo de nuevo encallar la refinanciación del grupo de comunicación.
Se trata del fondo buitre Cerberus, que en abril se hizo con más del 3% de la deuda de Prisa al comprar parte de la cartera que poseía el BBVA, que en cuando pudo salió huyendo del atolladero en el que se ha convertido la refinanciación del grupo de la familia Polanco.
El fondo no ha parado de poner palos en la rueda de un acuerdo de refinanciación que se está demorando en el tiempo hasta la extenuación. Da igual que los cuatro bancos acreedores hayan cedido a varias de las pretensiones de Prisa (mantener a Cebrián como presidente, aunque todos querían que dimitiera; extender a tres años el periodo de venta de activos para poder venderlos a mejor precio…), porque Cerberus siempre, al menos hasta ahora, va con el 'NO' rotundo a cualquier atisbo de acuerdo.
Según las fuentes financieras consultadas, Cerberus lidera un pool de fondos buitre díscolos (entre ellos podrían estar Texas Pacific, Marathon, Silver Point Capital, Strategic Value Partners, Brigade o Knighthead, aunque es muy difícil de detectar su posición) que aspira a desestabilizar el acuerdo para pescar en río revuelto.
Porque una mala venta a Telefónica de Digital Plus, el activo más valioso del grupo y en el que se depositan todas las esperanzas de su salvación, sería mortal para Prisa pero más que atractiva para estos fondos que mantienen viva la máxima que inmortalizó Woody Allen en unas de sus primeras películas, 'Coge el dinero y corre'.
Hay un resquicio legal en el que trabajan los jurídicos de Prisa para forzar a Cerberus y los suyos a dar el 'sí' y desbloquear así la firma del acuerdo de refinanciación
En eso trabajan Cerberus y su séquito, pese a que según las fuentes financieras, más del 90% de los acreedores de Prisa han dicho sí al acuerdo de refinanciación, que podría firmarse en breve si los fondos buitres son derrotados. Hay un resquicio legal en el que trabajan los jurídicos de Prisa para forzar a firmar a los díscolos si se demuestra que con su actitud están poniendo en riesgo el futuro de la empresa. Esto se verá en las próximas semanas.
El tiempo sigue corriendo a favor de ellos y en contra de Prisa, porque con el paso de los meses, la valoración del 56% que Prisa posee en el canal de pago ha bajado drásticamente de los 1.000 millones que ilusoriamente pretendía Cebrián a mediados de 2013 hasta los 600 millones que podría haber estado dispuesto a pagar Telefónica, un extremo este último no confirmado por las partes, pero que está en la causa principal de que los acreedores den un plazo de tres años al grupo para no malvenderlo.
El tiempo juega en contra de Prisa, porque la valoración de su activo estrella y tabla de salvación del grupo, Digital Plus, que sería comprado por Telefónica, ha pasado de los 1.000 millones de euros a no más de 600 millones
Si el actual acuerdo de refinanciación sale adelante, Prisa tendrá que cumplir una estricta hora de ruta de reducción de deuda y mejora de su ebitda. Será sometida a periódicos exámenes por parte de sus acreedores para mantener vigente el pacto, de forma que Prisa, en lugar de tener que malvender ahora Digital Plus, pueda alargar en el tiempo sus desinversiones, para que éstas puedan realizarse ya con la recuperación económica en marcha a partir de 2014.
Además, en enero, los bancos acreedores se convertirán en accionistas de referencia de Prisa al tomar un 20% en virtud del acuerdo de canje de deuda firmado en 2012.
Si se abren oportunidades de venta a precios razonables, Prisa procederá a desprenderse del 56% de Digital Plus, del 17,3% de Mediaset y de su participación en la portuguesa Media Capital, los tres activos que los bancos han elegido para ser enajenados y garantizar la viabilidad futura del grupo.
Los inversores parecen apostar por fin por la firma del acuerdo, como denota la fuerte subida de las acciones a la vuelta del verano: desde el 20 de agosto, en que los títulos tocaron fondo en esta nueva estala a un precio de 0,198 euros, la revalorización ha sido del 86,36% hasta el pasado viernes, cuando cerraron a 0,369 euros.