Finalmente, el paquete de títulos que Bankia poseía en IAG, algo más de un 12% del capital, no ha podido ir a parar a otro accionista español, como pretendía el Gobierno. La colocación acelerada en el mercado ha hecho que la participación se diluya entre diversos inversores institucionales, sobre todo fondos de inversión, con lo que la situación de Iberia con vistas al futuro podría ser delicada, teniendo en cuenta que en el holding consideran que el ajuste que ha llevado a cabo la aerolínea española aún no es suficiente.
Ante tal escenario, el Ministerio de Fomento se ha apresurado a manifestar a Iberia que permanecerá vigilante aunque la presencia de accionistas españoles en IAG se haya reducido de forma considerable. Así, tanto la ministra, Ana Pastor, como el secretario de Estado, Rafael Catalá, han mantenido encuentros con Luis Gallego, consejero delegado de Iberia, para transmitirle mensajes en este sentido.
Fomento ya tuvo un papel destacado cuando a finales del pasado año IAG presentó su estrategia para que Iberia volviera a ser rentable. Desde el primer momento, el departamento comandado por Pastor consideró demasiado duro el ajuste propuesto, que incluía 4.500 despidos y una considerable rebaja salarial. Hasta el punto de que fue finalmente Fomento el que dio con la solución parcial, en forma de propuesta de mediación (aunque el conflicto laboral no está todavía resuelto).
El Gobierno ha dejado claro al consejero delegado de Iberia que sigue muy de cerca la estrategia trazada por IAG para la compañía española y, en especial, los movimientos del consejero delegado del holding, Willie Walsh, que en la junta de accionistas celebrada hace escasas fechas se mostró de nuevo muy duro con Iberia e insinuó que procederá a nuevos ajustes.
El papel de los consejeros
“La situación tampoco va a cambiar demasiado, realmente muy pocos defendían a Iberia en el consejo de IAG antes de los cambios en el accionariado”, aseguran fuentes conocedoras de la situación. Uno de ellos era José Manuel Fernández Norniella, que abandonó el consejo del holding un mes antes de la celebración de la junta de accionistas.
Otro de los destacados en esta labor es José Pedro Pérez-Llorca y también, aunque en menor medida, César Alierta, presidente de Telefónica.
El Gobierno se puede encontrar con varios frentes abiertos como consecuencia de la situación que vive actualmente Iberia. Si la negociación que actualmente mantiene la dirección de la aerolínea con el sindicato de pilotos Sepla no llega a buen puerto, Iberia se verá abocada a una huelga en pleno verano, que algunos ya consideran como inevitable.
Los colectivos de tierra tiene un compromiso de paz social hasta mediados de septiembre pero también están dispuestos a movilizarse si, cumplido este plazo, el desarrollo del acuerdo de mediación que firmaron sigue sin ofrecer un plan de futuro para la aerolínea.
Además del verano y el otoño calientes que se ciernen sobre Iberia, Fomento también tiene como presión añadida la situación de la T-4, en la que invirtió 6.000 millones de euros con la vista puesta en Iberia y que ahora ve cómo la estrategia de IAG puede llevar a que la aerolínea española tenga cada vez menos peso en la terminal.