La amenaza de Repsol de denunciar a todo aquél que se alíe al Gobierno argentino para explotar Vaca Muerta tras la expropiación de YPF parece no haber calado en las grandes petroleras internacionales.
El gigante estadounidense Chevron ya ha firmado un acuerdo con YPF, en la que Repsol aún posee un 12% después de la expropiación del 51%; Pemex, que además es accionista de la petrolera española, también está negociando con la compañía argentina fórmulas para invertir en Vaca Muerta; y ahora es la petrolera estatal rusa Gazprom, que hace años tanteó la compra de Repsol, al igual que luego hizo Lukoil, la que ha intensificado sus contactos con la Casa Rosada para pillar tajada de uno de los yacimientos de gas y petróleo no convencional más prometedores del mundo, confirman fuentes empresariales argentinas.
Repsol ya ha denunciado a Chevron por hacer negocio con un yacimiento que fue la causa principal de la expropiación de YPF y del que la petrolera estatal argentina controlaba una buena parte.
Con Pemex la situación es más delicada porque la mexicana posee el 9,4% de Repsol y porque ha sido la principal valedora de la oferta para firmar la paz en Argentina, que el miércoles pasado fue rechazada por unanimidad por el consejo de la petrolera española.
El músculo financiero de Gazprom es una perita en dulce para Argentina, que necesita fondos internacinoales para desarrollar el yacimiento de Vaca Muerta.
De hecho, Pemex ha conseguido aunar fuerzas con La Caixa para relanzar las negociaciones con Argentina de cara a una salida negociada al conflicto, que ya se dirime en los organismos arbitrales internacionales. Antonio Brufau, su presidente, ha tenido que aceptar la propuesta de su consejo y ahora tratará de obtener una mejor oferta de la que trajo Pemex, que en paralelo no sólo negocia con Kirchner sino que además ha puesto en venta su 9,4% en Repsol para tener las manos libres y volcarse en Argentina.
Y en todo este barullo llega la poderosa Gazprom, ese gigante ruso que todos los inviernos tiene la llave de las calefacciones de media Europa al jugar con el gas como arma geoestratégica, y se deja camelar por el ofrecimiento del Gobierno Kirchner.
El pasado 10 de junio, el canciller de Rusia, Serguei Lavrov, pasó por Buenos Aires en una visita oficial en la que trató, entre otros muchos temas, la guerra de Siria, el relanzamiento de las relaciones comerciales entre los dos países y un posible acuerdo con YPF para explotar conjuntamente Vaca Muerta, según publicó el diario La Nación.
El músculo financiero de Gazprom es tan gigantesco que el Gobierno argentino no quiere perder esta gran oportunidad. Máxime cuando a finales de 2012, cuando ya se había expropiado YPF a Repsol, el presidente de la petrolera argentina, Miguel Galuccio, se reunió en Moscú con su par en Gazprom, Alexey Miller, para ofrecerle entrar en Vaca Muerta.
Argentina necesita financiación externa para poner en marcha la explotación de este valioso yacimiento. De ahí la carrera de Galuccio por atraer al yacimiento no convencional al mayor número de inversores internacionales.
Y en el caso ruso no sólo se negocian los proyectos petrolíferos, también está en juego el papel de Argentina como exportador de carne de vacuno al país y posibles apoyos en los problemas de financiacón del país.