El pasado 19 de noviembre, mientras Ana Botín paseaba por Central Park, en Nueva York, y colgaba en su cuenta de Twitter fotografías del momento -"Central Park yesterday and today. Misty and beautiful...", escribió-, Scott Powell, el sheriff de la presidenta de Santander en Estados Unidos, ultimaba su contratación por Wells Fargo Bank a pocos kilómetros de allí.
Coincidiendo prácticamente con la visita de Botín a Nueva York, Powell recibió, el 20 de noviembre, una carta-contrato de Wells Fargo en la que el presidente de la entidad, Charles Scharf, le detallaba las condiciones retributivas de su futuro cargo como consejero delegado.
"Querido Scott", comenzaba la misiva, "me complace presentarte una oferta de empleo como consejero delegado y vicepresidente en Wells Fargo, reportando directamente a mí". En Wells Fargo "tendrás la oportunidad de desarrollar tu carrera y aprovechar los programas y recursos que te ayudarán a realizarte personal, financiera y profesionalmente, a medida que trabajamos juntos para servir a nuestros clientes y comunidades", continuaba Scharf en su propuesta.
Santander asegura que no ha habido ningún desacuerdo con Scott Powell
Seis días después, el 26 de noviembre, Scott Powell comunicó a Santander su intención de renunciar como presidente del grupo en Estados Unidos, y este mismo lunes 2 de diciembre, Wells Fargo anunció el nombramiento de Powell, que tomará posesión de su nuevo cargo el 9 de diciembre. Santander aseguró que no había habido "ningún desacuerdo".
La salida de Powell de Santander, no solo por excepcional -¿quien abandona un puesto ejecutivo en el primer banco español para trabajar en la competencia?- supone un duro golpe para Ana Botín, que pierde a la persona que ha logrado poner orden en el negocio del banco en Estados Unidos. Y se suma al fiasco del fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado del grupo, y a la demora que ha tenido la designación de un presidente para Santander España -el banco anunció la pasada semana el nombramiento de Luis Isasi-.
Orden en USA
Powell fue nombrado consejero delegado de Santander Consumer USA en 2017, manteniendo el mismo cargo en Santander Holdings USA, matriz bajo la cual la entidad española engloba sus negocios en el mercado estadounidense.
La filial de créditos al consumo de Santander en Estados Unidos ha elevado a 126 millones la cantidad para afrontar litigios
El banco ha tenido que reestructurar su actividad en el país sometido a la vigilancia de la Reserva Federal, suspendiendo en tres ocasiones los test de estrés del organismo, y retrasando dos veces, en 2016, la presentación de sus cuentas.
En junio de 2017 la filial estadounidense de Santander aprobó los test de estrés de la Reserva Federal y durante el pasado año logró otros hitos regulatorios. Aunque la entidad ha logrado levantar cabeza en Estados Unidos, el grupo español afronta todavía retos judiciales y de imagen en el país para los que Scott Powell había demostrado ser la persona adecuada para resolverlos.
La filial de créditos al consumo de Santander en Estados Unidos es el segundo mayor prestamista del país para la adquisición de automóviles, con cerca de 30.000 millones de dólares concedidos. Y ha pasado por procesos judiciales muy mal vistos en el país.
Como el caso en el que fue acusado en Massachusetts, en 2017, de vender préstamos inasequibles a más de 2.000 clientes, por el que tuvo que pagar 22 millones de dólares. O una demanda, en 2015, por recuperar de forma irregular más de un millar de automóviles a miembros del ejército, que cerró pagando más de 9 millones, entre otros.
En 2018 Powell ganó en Santander cerca de 7 millones de dólares
Powell ha logrado mejorar la imagen de Santander en Estados Unidos y cumplir con los requisitos regulatorios. Pero a 30 de septiembre, según los últimos resultados presentados por Santander Consumer USA, la entidad ha reservado 126 millones de dólares -97,7 millones en diciembre de 2018- frente a diversos litigios.
Bien pagado
Scott Powell abandona Santander a pesar de que el pasado año se convirtió en el tercer ejecutivo mejor pagado por la entidad, sólo por detrás de Ana Botín y el consejero delegado del grupo, José Antonio Álvarez.
Entre salario fijo, bonus y acciones, la retribución de Powell se disparó en 2018 a los 6,93 millones de dólares (4,77 millones en 2017), gracias a la consecución de objetivos. En septiembre del pasado año, Powell y Santander acordaron un contrato de remuneración para el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2018 y 31 de diciembre de 2019, en el que se pactó un incremento del salario de Powell, de 2 a 3 millones de dólares, y del bono de 2,2 millones a 4,25 millones de dólares.
En Wells Fargo, según las condiciones comunicadas por la entidad al regulador del mercado en Estados Unidos, la SEC, Powell percibirá un salario base anual de 1,75 millones de dólares, que irá recibiendo los viernes cada dos semanas. Además, a partir de 2020, obtendrá un incentivo en acciones valorado en unos 5,5 millones de dólares y accederá a un plan de bonus que podría equivaler cada año a entre el 0 y el 150% de su salario base anual.