Según el último informe del Fondo Monetario Internacional del mes de octubre, para finales de este año, la deuda soberana que estará circulando por el mundo superará los 100 billones de dólares, lo que representa el 93% del Producto Interior Bruto conjunto a precios de mercado. Según las previsiones del Monitor Fiscal del FMI, para el año 2030 se estima que la deuda pública será superior al PIB mundial.
El FMI considera que este aumento de la deuda se ha producido en un contexto de relajación de las reglas fiscales impuestas en algunas áreas geográficas. El organismo internacional advierte de las consecuencias de seguir incrementando el gasto público como consecuencia del envejecimiento de la población y del consiguiente aumento de las necesidades de atención sanitaria, de atender la transición energética hacia energías más verdes y de financiar las necesidades de defensa que generan las actuales tensiones geopolíticas.
Hace apenas unos días, el Banco Central Europeo había avisado también sobre la sostenibilidad de las deuda soberana con idénticos argumentos: laxitud de las reglas fiscales y tensiones geopolíticas. Además, añadió el débil crecimiento económico, todo lo cual podría, en su opinión, reavivar los temores de los mercados respecto al endeudamiento, máxime en un contexto en el que “los costes de la deuda están aumentando debido al refinanciamiento a tipos de interés más altos”.
La sostenibilidad futura de la deuda soberana no es una cuestión que afecte exclusivamente a la credibilidad de los estados en los mercados. Es una amenaza para los bancos, porque son unos de los máximos tenedores de títulos de deuda pública. La European Banking Authority (EBA) ha destacado en su informe de riesgos correspondiente al segundo trimestre del año que la exposición de los bancos de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo (EEE) a la deuda soberana ha aumentado en cerca de 200.000 millones de euros, un 5,5%, sólo desde finales del pasado.
Según su último Panel de Riesgo publicado, la exposición de los bancos de los treinta países miembros de la UE y el EEE ascendía a finales de junio a 3.520.000 millones de euros, 195.000 millones más que en diciembre del pasado año. Es el nivel más alto desde el año 2019, cuando se situó en 3.963.000 millones. De esta cantidad, el 48% corresponde a deuda de sus propios países y el 28% a deuda del resto de los países de la UE y el EEE.
Países con más deuda
Francia y Alemania, por ese orden, son los máximos responsables de esta situación y de más de la mitad del incremento producido en los seis primeros meses de este año. La banca francesa tiene una exposición a la deuda soberana de casi 1,1 billones de euros, 65.900 millones más que en diciembre pasado. Los bancos alemanes están mucho menos expuestos que los franceses: 445.100 millones de euros, aunque han aumentado su riesgo en 46.200 millones, más de un 11,5% en apenas seis meses.
La banca española, según la EBA, mantiene un riesgo de 569.800 millones de euros en deuda pública, aunque apenas un 18% corresponde a emisiones de otros países de la UE y el EEE. El problema es que en la primera mitad del año ha subido su exposición en 33.800 millones de euros y, en estos momentos, el sistema financiero español es el segundo más expuesto a la deuda por volumen, por detrás de Francia, y por delante de Alemania, Italia, Holanda y Bélgica.
Según el Tesoro Público, los bancos españoles tienen al 13,3% de la deuda emitida por España y el Banco de España, el 28%. Los mayores tenedores de deuda española siguen siendo los inversores extranjeros, que poseen en la actualidad el 43,3% de la que está en circulación, tras haber aumentado su participación en tres puntos porcentuales en los últimos doce meses.
El cuarto país con más riesgo es Italia. Sus bancos tienen deuda soberana por un valor de 495.200 millones de euros, 15.300 millones más que en diciembre pasado. Un tercio de esta cifra, al igual que Alemania, está concentrada en deuda de otros países de la UE.
Preocupación de las autoridades
En sus comentarios al informe trimestral, la EBA, que dirige el español José Manuel Campa desde mayo de 2019, se muestra preocupada por el “aumento de la proporción de exposiciones reconocidas a valor razonable y de la proporción de vencimientos a más corto plazo”. Sólo la banca de un tercio de los países analizados ha disminuido sus riesgos en materia de deuda soberana. Los más importantes descensos se han dado en Bélgica, con una caída de 21.000 millones de euros (más de un 13,3%), y Luxemburgo, con una disminución de 8.700 millones, eso sí, el equivalente a un 49% de su exposición total, que ha dejado en apenas 9.000 millones.
La deuda de la Eurozona equivale, según los últimos datos del Banco de España, al 88,1% de su Producto Interior Bruto, un nivel que se ha mantenido estable en los últimos doce meses. Alemania es la mejor situada, con una deuda equivalente al 61,9% de su riqueza nacional anual, por delante de Portugal (100,6%), España (105,3%), Francia (112,2%), Italia (137%) y Grecia (163,6%).