Economía

La Generalitat renuncia al ajuste y dispara el gasto un 4,6% sin las ayudas de Hacienda

Si se sustrae el respaldo financiero del Ministerio de Hacienda, el déficit de Cataluña está aumentando casi un 12 por ciento en lugar de recortarse un 40 por ciento tal y como consta en los datos de la contabilidad nacional. La renuncia de la Generalitat a gestionar el déficit se antoja evidente.

  • Andreu Mas Colell, en el Parlament.

A primera vista, la Generalitat de Cataluña ha realizado un esfuerzo titánico para reducir el déficit en los siete primeros meses del año desde el 1,31 por ciento del PIB hasta el 0,76 por ciento, un recorte de 1.025 millones de euros justo en medio del órdago del 'procés'. Si bien ya sobrepasa el límite comprometido de déficit situado en el 0,7 por ciento del PIB, se trata de un recorte de todo punto admirable y de una dimensión no abordada por ninguna otra Comunidad. ¿Qué ha pasado?, ¿cómo ha logrado esto la Consejería liderada por Andreu Mas-Colell al tiempo que se embarca en la creación de unas nuevas estructuras de Estado?

El diablo se encuentra en el detalle y un análisis pormenorizado de las cifras revela una realidad muy distinta. Por un lado, de los 660 millones de euros concedidos por el Estado al conjunto de las CCAA, 550 millones se los ha llevado la Generalitat. O sea, que Cataluña exhibe unos guarismos tan buenos simplemente porque la Administración central le ha adelantado unos fondos con los que no contará luego. En realidad, la mitad del ajuste emprendido por la Generalitat se debe a los anticipos que les ha facilitado Hacienda.

Y ahí no se queda la cosa. Por otra parte, a fecha de julio la única partida que se reduce del presupuesto catalán es la de los intereses de la deuda, que desciende un 58 por ciento, desde los 1.329 millones de euros a los 550 millones. Es decir, como la Generalitat es de largo la Autonomía más endeudada, también es la que más se ha beneficiado de la financiación a tipos cero que ha brindado este año Hacienda. En tan sólo siete meses, la Generalitat se ha ahorrado en el capítulo de gastos financieros unos 779 millones de euros respecto al año pasado. Una cifra que por cierto supone tres cuartas partes del ajuste que tendría que haber acometido el Govern durante los siete primeros meses del año.

Si no fuese por esas dos ayuditas que ascienden en total a los 1.329 millones, el déficit de Cataluña habría vuelto a engordar en 304 millones de euros. En lugar de disminuir un 39,8 por ciento como se aprecia en las estadísticas, el agujero habría aumentado casi un 12 por ciento por más que los ingresos estén subiendo un 10 por ciento por impuestos y un 7 por ciento por las transferencias del Estado.

A pesar de tratarse de la Comunidad con el desfase presupuestario más elevado, la Generalitat no reduce en 2015 un solo desembolso salvo la mencionada rúbrica de los intereses. En vez de mantener el gasto prácticamente congelado, éste aumenta un 4,6 por ciento una vez se descuenta la ayuda de los intereses proporcionada por Hacienda. O sea, que de austeridad poco.  

De hecho, la partida de remuneración de personal de la Generalitat se dispara en 397 millones de euros, un incremento del 6,6 por ciento que sólo se contempla en las regiones de Murcia y Valencia y que se achaca a la reposición de la paga extra y a la restitución del 15 por ciento de jornada y sueldo de unos 7.000 interinos.   

La renuncia a la gestión se antoja evidente incluso si se tiene en cuenta que los desembolsos en Sanidad y Educación se han recortado en unos 2.500 millones de euros a lo largo de unos cinco años de acuerdo con los datos de Idescat. Tan sólo en 2014, la autonomía catalana presentó un déficit por valor de 5.402 millones de euros, cerca de un tercio de todo el déficit que registró el conjunto de las CCAA. Y así no es de extrañar que a ese ritmo la deuda de Cataluña se haya duplicado durante el último lustro desde que Artur Mas tomó las riendas del ejecutivo catalán allá por el año 2010.

¿Y qué hace Hacienda ante semejante insubordinación? El Ministerio alega, por un lado, que va controlando a la Generalitat través de la liquidez que les presta. Y por otro, que tiene que financiarla porque en ningún caso va a permitir que los ciudadanos catalanes se queden sin sus servicios públicos.

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