Economía

Las 5 razones por las que Santander, BBVA, Caixa y Sabadell registran pérdidas en España

A la espera de las cifras de Bankia y Popular, la gran banca presenta unos beneficios en España de 644 millones hasta septiembre. Sin embargo, el negocio bancario tradicional, el que se ejerce cada día en las oficinas, pierde un mínimo de 505 millones. En el año I después de los dos decretos Guindos, el ladrillo sigue empachando los balances.

  • Ángel Cano, consejero delegado de BBVA.

Año I después de los decretos Guindos. Y la gran banca (restan Bankia y Popular por presentar resultados) continúa en pérdidas en España. Como a finales de 2012. Entonces fue el ladrillo y las millonarias provisiones para cubrir su agujero. De aquello queda, tres trimestres después, una resaca punzante en las cuentas de resultados de Santander, BBVA, Sabadell y Caixabank que tiñe de rojo al negocio puramente bancario, aquel que se gestiona cada día en las oficinas.

Tres de estas cuatro entidades, según sus propios datos, son incapaces de compensar, hasta septiembre pasado, el daño que generan sus unidades de gestión de activos inmobiliarios en sus cuentas de resultados. BBVA pierde por este apartado 845 millones; Santander, 491 millones; Sabadell, 692 millones brutos (antes de impuestos). Estas minusvalías no se compensan con los beneficios del negocio bancario: BBVA, 477 millones; Santander, 425 millones y, finalmente, Sabadell, con 181,8 millones (antes de impuestos).

En el caso de Santander y BBVA, una sencilla resta despeja el panorama de su situación en España, de enero a septiembre. El banco con sede en Boadilla pierde 66 millones, por los 368 millones de la entidad que preside Francisco González. ¿Qué sucede con el Sabadell? El efecto impositivo corrige el mayor peso negativo del ladrillo para cerrar estos primeros nueve meses con unos beneficios de 186 millones.

Los créditos fiscales también convierten al negro los 71 millones de minusvalías que presenta el negocio bancario y de seguros (ambos segmentos están agrupados) hasta septiembre de Caixabank, que no desagrega el resultado de su división inmobiliaria BuildingCenter. Pérdidas que podrían ser muy relevantes si la entidad presidida por Isidro Fainé no contará con 1.777 millones que aporta el fondo de comercio por la compra de Banco de Valencia y que amortiguan el deterioro de sus activos inmobiliarios y otros activos crediticios, por valor de 3.449 millones. Como sucede con el Sabadell, el efecto impositivo transforma estos 71 millones de números rojos en ganancias en un volumen de 177 millones. A esta partida, la entidad catalana suma otros 281 millones (un 37% menos) que le aportan sus participadas para presentar unos beneficios de 458 millones.

Pero, ¿por qué sigue cayendo el negocio bancario en España? Todas las entidades reiteran el mismo diagnóstico. Más allá de la pesada digestión del ladrillo, confluyen varias razones que impiden el cambio de tendencia en los márgenes. BBVA, Santander, Caixabank y Sabadell siguen afectados por el proceso de desapalancamiento de empresas y familias. Hasta agosto, según datos del Banco de España, el crédito al sector privado residente desciende un 13% interanual. Sin préstamos, los bancos pierden el esquema de ingresos que éstos generan vía comisiones, intereses y filiación del cliente con la entidad (nómina, tarjetas, seguros de vida, hogar, impago, domiciliaciones de recibos…).

Sin crédito y un saldo vivo menos beneficioso para los bancos

Además, la ausencia de nuevo crédito, más caro para el cliente, no compensa el mayor coste del saldo vivo en un entorno de tipos de interés al 0,5%. Es decir, la falta de renovación de crédito nuevo por antiguo lastra más al banco porque percibe menos ingresos por el pago de intereses por parte del cliente. Así, la caída del margen de intereses es significativa en la comparación interanual (septiembre 2012-2013) para Santander (-17,9%) y BBVA (-19,5%), pese a la integración de Unnim. Sólo Caixabank crece en este aspecto un 3,2%, favorecido por las aportaciones de Banca Cívica y Banco de Valencia.

El otro gran lastre para las cuentas de resultados se sustenta en las elevadas tasas de morosidad que no sólo no se han logrado contener en el sector inmobiliario sino que comienzan a trasladarse al resto del sector empresas. Buena parte de esta mora oculta empresarial ha aflorado en el ejercicio de reclasificación de las refinanciaciones al que ha obligado el Banco de España a todo el sector.

Este cambio normativo también ha alterado a la baja las cuentas de resultados. El impacto en provisiones en BBVA ha supuesto 600 millones, tras reclasificar a morosos un total de 3.400 millones. Santander ha reclasificado 2.000 millones, pero no ha detallado el impacto en provisiones. Sabadell ha dotado 321 millones, pero en el último trimestre sufrirá el impacto de este ejercicio de la cartera correspondiente a Caixa Penedés. Caixabank, finalmente, ha realizado provisiones por 375 millones.

El castigo de las cláusulas suelo para BBVA

Finalmente, buena parte de la culpa de que BBVA sea líder en pérdidas en España entre la gran banca que ha presentado resultados se debe a la supresión del impacto positivo de las cláusulas suelo en su cartera hipotecaria. La decisión del Supremo, que obligó a eliminar el suelo mal comercializado a BBVA, Novagalicia y Cajamar, ha tenido un impacto negativo para el banco presidido por FG de 269 millones en este tercer trimestre. Un nivel similar se estima para los últimos tres meses. Esta medida será una de las principales causas de que la cuenta de BBVA en España acabe en rojo pese al impacto de futuras plusvalías, como los 100 millones en concepto de dividendo de Telefónica. De extenderse la desaparición de las cláusulas suelo al resto del sector, como prevén muchas entidades por el severo control que está ejerciendo el Banco de España, las consecuencias podrían ser devastadoras para las cuentas de resultados.

En definitiva, la gran banca cerrará este año con pérdidas su negocio en España. Sin embargo, los atípicos fruto de plusvalías por ventas de unidades de negocio, los fondos de comercio y el incremento espectacular de la aportación de las operaciones financieras (banca mayorista, ventas y compra de carteras de deuda y emisiones) maquillarán al negro unas cuentas de resultados todavía bajo el yugo del empacho de ladrillo.

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