El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se mostró este viernes "confiado" en que las medidas de estímulo monetario anunciadas en junio "ofrecerán el planeado impulso a la demanda" y recalcó que la institución que está "preparada" para medidas adicionales. "Estoy convencido de que el paquete de medidas que anunciamos en junio ofrecerán el planeado impulso a la demanda, y estamos preparados para ajustar nuestra política aún más", afirmó Draghi en su intervención en la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole (Wyoming), poco después del turno de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed).
En junio, el BCE recortó su tasa de interés rectora en el mínimo histórico del 0,15% y anunció otras medidas para estimular el flujo de crédito en la zona euro. Draghi subrayó que en el contexto actual de "débil recuperación" en la unión monetaria "los riesgos de hacer demasiado poco superan los de hacer demasiado" en materia de política monetaria, al comentar el alto nivel de desempleo en la zona euro, que se encuentra en el 11,5 %.
No obstante, el presidente del BCE eludió comentar la posibilidad de emplear un programa de compra de bonos similar a los adoptados por la Reserva Federal (Fed) de inyección de liquidez, aunque dejó abierta la posibilidad si se consolida por un tiempo prolongado la baja inflación. "El BCE podría utilizar instrumentos no convencionales para salvaguardar el firme anclaje de las expectativas de inflación en el medio y largo plazo", agregó sin entrar en detalles.
La baja inflación, junto con el alto nivel de desempleo, son las dos principales preocupaciones del banco central. La inflación en la eurozona, que se situó en julio en el 0,4 %, lleva más de diez meses por debajo del 1 %, rango que Draghi tildó de "zona peligrosa". Por ello, el banco emisor, remarcó Draghi, "usará todos los medios dentro de su mandato para asegurar la estabilidad de precios a medio plazo".
El principal mandato del organismo europeo es mantener la estabilidad de precios en la zona del euro, que define como una tasa de inflación cercana, aunque por debajo del 2 %.
Draghi valoró positivamente, además, los movimientos en el tipo de cambio en los últimos meses donde el euro se ha depreciado respecto a otras monedas como el dólar, lo que contribuirá a estimular la demanda y elevar la inflación. Estas tendencias, subrayó, "deberían ser sostenidas por la esperada divergencia de la política monetaria en Estados Unidos y la zona euro".
Mientras que el BCE evalúa incrementar el estímulo, en Estados Unidos la Fed ha iniciado ya la retirada progresiva del programa de compra de bonos y está comenzando a plantearse la hipotética subida de tipos para 2015, que sería la primera desde 2008.