Mañana se cumple un año de la primera inyección masiva de liquidez del BCE y el balance para la banca española es descorazonador. Las fuentes alternativas de financiación siguen sin funcionar. El interbancario no marcha bien y las emisiones de deuda en el mercado mayorista son un lujo al que solo pueden acceder los grandes nombres en los momentos de tranquilidad. Conclusión: la dependencia de los préstamos del BCE crece y el crédito está lejos de fluir con normalidad en la economía real.
La banca española tiene préstamos a corto plazo por 44.292 millones de euros con el BCE y otros 320.567 millones a largo plazo, según los últimos datos oficiales a noviembre. Esto significa que acapara el 32% de los créditos del BCE a todo el sistema europeo. Hace un año el sector tenía 54.449 millones a corto plazo y 51.831 millones a largo, lo que entonces representaba el 17% del total. Un fuerte aumento que alcanzó su punto álgido en agosto (74.115 a corto y 337.539 a largo) y que se debe a las inyecciones del BCE y a las dificultades del sector para encontrar vías alternativas de financiación.
“La banca española tiene una dependencia excesiva de la financiación del BCE. España representa una tercera parte de toda la financiación cuando pesa el 10%. Tenemos tres veces más de lo que deberíamos. Eso significa que ni el mercado mayorista ni el interbancario funcionan bien”, explica Joaquín Maudos,Investigador del IVIE y profesor de la Universidad de Valencia. “Es un problema que el sistema financiero tenga préstamos del BCE que representen el 10% de sus activos. Es síntoma de que el mercado interbancario no funciona y de que hay pocas entidades que han podido emitir en el mercado”, coinciden desde una entidad española.
Las grandes subastas del BCE sí han cumplido una gran función al evitar el caos y el colapso crediticio. La autoridad monetaria capitaneada por Mario Draghi ha sorteado el peor de los escenarios con dos préstamos masivos por más de un billón de euros. Con el primero, el pasado diciembre inyectó 489.200 millones de euros. Una lluvia de dinero a la que siguió otra operación de 529.500 millones en febrero de este año. “El riesgo por asfixia bancaria por iliquidez se eliminó”, recuerda Sara Baliña, de AFI, experta que enumera muchos otros beneficios que se han logrado con esta actuación del BCE. “La medida ha logrado evitar la salida de depósitos y ha permitido canalizar parte del dinero a los mercados de deuda para facilitar la financiación del Estado. Ha evitado que el colapso macroeconómico sea mayor”, añade.
Los expertos reconocen que la situación hoy sería mucho más grave de no ser por las subastas masivas del BCE. Ha logrado estabilizar el sistema y asegurar sus necesidades de liquidez a medio plazo. Ahora está por ver cuánto tarda el sector en volver a utilizar con normalidad las fuentes tradicionales de financiación para que el crédito pueda fluir a la economía real, algo para lo que falta tiempo. “El crédito no se recuperará hasta que la economía no crezca”, comenta Juan Laborda, economista de Razona.
Para el primer objetivo, la normalización del interbancario, hace falta que se despejen las incertidumbres sobre Europa. Y es que la desconfianza todavía impera en la región y muchas entidades de países que son prestamistas netos como Alemania o Finlandia prefieren perder dinero antes que prestarlo con normalidad a las entidades españolas, lo que impide que el mercado recobre la normalidad.
De hecho las entidades europeas tienen 240.850 millones de euros aparcados en la caja de seguridad del BCE (facilidad de depósito) a pesar de que no ofrece ninguna rentabilidad. En julio el BCE bajó la remuneración del 0,25% al 0% para incentivar la circulación del dinero pero no lo ha conseguido del todo a pesar de que la cifra ha bajado desde los 766.215 millones de junio. Esto significa que algunas entidades que pidieron prestado a tipos superiores prefieren perder dinero a arriesgarse. “La única forma de romper este círculo es restablecer la confianza en Europa y el euro. La unión bancaria es un paso en esta dirección”, añaden desde una entidad.
La fuerte dependencia de los préstamos del BCE es un reflejo del mal funcionamiento del mercado interbancario y de las dificultades del sector para emitir deuda en el mercado
Lo cierto es que las entidades españolas sí han podido aprovechar los momentos de mayor optimismo para emitir deuda en el mercado. Generalmente en los momentos en los que se han dado avances hacia una Europa más integrada o se ha reiterado el compromiso con el euro. Entre febrero y marzo, gracias a los efectos de las inyecciones masivas del BCE, entidades como Santander, Banesto, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankia y Popular emitieron 10.550 millones de euros. La mayoría, eso sí, en cédulas hipotecarias, el activo más seguro al estar respaldado por la cartera hipotecaria de la entidad, y a plazos cortos, entre dos y cinco años.
Después el mercado cerró por las incertidumbres sobre Europa y España y no fue hasta finales de agosto que se volvió a abrir gracias al optimismo generado por el presidente del BCE, Mario Draghi, cuando prometió que hará todo lo que está en su mano para salvar el euro. Desde entonces Santander, Banesto, Sabadell y BBVA han emitido otros 6.500 millones de euros. “Lo cierto es que la situación aún dista mucho de ser normalizada y no lo será hasta que no se reduzcan los niveles de la prima de riesgo de forma mucho más significativa”, comentaba hace un mes Banesto en un informe.
La situación en el mercado interbancario tampoco es mucho mejor. Desde verano de 2010 las entidades españolas habían encontrado en las cámaras europeas de contrapartida LCH.Clearnet y Eurex Repo una forma de sortear la reticencia de los bancos extranjeros a prestarles dinero en el día a día. Estas cámaras que se interponen entre el comprador y vendedor para garantizar la buena marcha de las operaciones empezaron a admitir deuda española como colateral, lo que provocó que el volumen que se mueve en ellas aumentara desde los 100.000 millones de finales de 2010 hasta los 225.000 millones a principios de este año. El problema es que el incremento de garantías que exigen ahora como consecuencia de la prima de riesgo ha provocado que las operaciones en las cámaras hayan caído en picado y ahora ya no mueven mucho más de 100.000 millones, según datos del Banco de España.
“Un año después las condiciones de financiación son peores. Por la subida de las garantías se cruzan menos operaciones pero no estamos peor porque hay más liquidez gracias al BCE. Lo bueno es que como las garantías son tan altas empieza a moverse algo en préstamos bilaterales aunque las contrapartidas con extranjeros siguen muy bajas”, reconocen desde la mesa de tesorería de una entidad española.
Un año después de la primera gran subasta del BCE Europa respira aliviada al haber evitado el colapso crediticio pero todavía falta mucho camino para lograr el objetivo más urgente: la llegada del crédito a la economía real.