El Mercado Alternativo Bursátil (MAB) ha anunciado la exclusión desde el 30 de abril de las acciones de Bodaclick, el portal de internet dedicado a las listas de bodas. Es la puntilla a una empresa que vivió sus años dorados justo antes de comenzar la crisis financiera y que se encuentra actualmente en concurso de liquidación.
Precisamente esta situación terminal de la firma y la falta de atención a los requerimientos que le había hecho el regulador han sido la justificación para expulsar del mercado las acciones de Bodaclick, que tenía suspendida su cotización desde febrero del año pasado, justo el día de San Valentín.
Bodaclick fue un icono de las startup españolas al convertirse diez años después de su creación en la primera empresa de internet en salir a cotizar a bolsa, en julio de 2010. Sus fundadores, Luis Pérez del Val e Íñigo Vega de Seoane, consiguieron que un acto social con tanto ceremonial como es la contracción del matrimonio y todos los eventos que lo rodean se convirtiera en una experiencia distinta para los novios.
Su nacimiento coincidió con la crisis de las ‘puntocom’ a principios de la pasada década, pero Bodaclick contó con el aval de sus clientes, que encontraron en la experiencia digital una forma diferente de organizar sus bodas, en un momento de crecimiento económico de la economía española.
Tan ‘glamurosa’ llegó a ser la firma, cuya sede estaba en plena ‘milla de oro’ de Madrid, que hasta ficharon a Josep Piqué como presidente no ejecutivo.
El modelo de negocio, basado en listas de bodas y contratación de espacios publicitarios en su página web, se convirtió en un gran éxito, que llevó a la compañía a tener presencia en Brasil, México, Puerto Rico, República Dominicana, Italia, Portugal y Polonia, países donde conseguía el 56% de sus ingresos.
Para consolidar su expansión internacional, los socios fundadores plantearon la salida a bolsa como una forma de mantener el liderazgo de la firma, en lugar de acudir a algún fondo de capital riesgo. Las expectativas de crecimiento sobre Bodaclick eran tan altas que llegó a captar diez millones de euros en su oferta de suscripción de acciones, con una valoración de más de cuarenta millones. Tan ‘glamurosa’ llegó a ser la firma, cuya sede estaba en plena ‘milla de oro’ de Madrid, que hasta ficharon a Josep Piqué como presidente no ejecutivo, cargo que dejó dos años más tarde.
Pero con la salida a bolsa comenzaron los problemas para la firma, que ya comenzaba a resentirse de los efectos de la crisis, aunque sus primeras cuentas como empresa cotizada eran prometedoras, como destacaba Arcano, el primer asesor registrado con que contó la empresa de internet. A principios de 2012, Vega de Seoane se hace cargo de la dirección de expansión internacional y Pérez del Val continúa como consejero delegado.
Comienzan los planes de reestructuración de la firma y los cambios de auditor, con recortes que se evidencian en el cambio de sede de la compañía, que se muda a San Blas, un barrio obrero de la capital. A finales de 2013 se intentó llegar a un acuerdo con dos sociedades de inversión mexicana para que inyectaran capital en forma de préstamos convertibles. Pero no había salvación y el 14 de febrero de 2014 Bodaclick presenta un concurso de acreedores. Tres días más tarde se suspendía la cotización de la compañía, que se había estrenado cen bolsa con un precio de 2,80 euros por acción. Desde aquel día languidece en menos de cincuenta céntimos por título.
Lo que había nacido como una empresa pionera con enorme potencial -que había atraído a inversores tan importantes como la familia Somoza, los dueños de Azkoyen, en sus inicios; o a la sicav vinculada con César Alierta, Lierde, o incluso a Juan Abelló- terminó convirtiéndose en una empresa sin un plan de viabilidad creíble y en liquidación. Y ahora, finalmente, con sus acciones excluidas del mercado.