Los propietarios rentistas no están pasando por su mejor momento después de saber que más de 20.000 personas se han concentrado en las calles de la capital este mes para exigir una bajada del 50% en los precios del alquiler bajo amenaza de dejar de pagar “como una herramienta de desobediencia civil organizada”. El miedo, por tanto, existe, y cada vez son más los que empiezan a plantearse otras posibilidades para no acabar pagando el pato: vender, reconvertir en piso turístico o incluso dividir por habitaciones para reducir el golpe del eventual impago.
La amenaza es más real de lo que parece. “Cuando miles de personas dejan de pagar el alquiler organizadamente, los problemas ya no los tienen ellos, sino los tienen los caseros y los gobiernos”, afirmaba el 13 de octubre la portavoz de la plataforma convocante, Valeria Racu. “Y eso no se soluciona en los juzgados, sino negociando entre bandos”, sentenció. Y no puede tener más razón. Ya ocurrió en 1931. En aquel entonces, dos de cada tres familias trabajadoras dejaron de pagar el alquiler en Barcelona de forma organizada, lo que forzó una negociación de la que se beneficiaron 90.000 familias en alquiler y en la que salieron perdiendo otras 90.000, las propietarias de los inmuebles.
Siempre que se tenga el bien en un municipio donde existan las licencias de piso turístico, para el propietario lo mejor sería reconvertir la vivienda en una de este tipo, como asegura el experto inmobiliario de ACV Gestión Inmobiliaria Iñaki Unsain: "Funcionan muy bien en Barcelona, Madrid, Valencia, País Vasco, el arco mediterráneo…", enumera el director general de ACV Gestión Inmobiliaria, "pero no en las poblaciones pequeñas", matiza. En total, en España hay más de 351.000 licencias en vigor —lo que supone un 9,2% que hace un año, según el INE—, con Andalucía liderando la lista de comunidades con más apartamentos de este tipo (82.454), seguida de la Comunidad Valenciana (59.413) y Cataluña (52.598).
Como segunda opción, el experto recomienda el alquiler de temporada, que es razonable para casos en los que el inquilino sea estudiante de máster o un nómada digital que tenga justificada su estancia durante unos meses en la ciudad y luego continúe su trabajo en el extrajero u otra ciudad del país. "Es algo que no ocurre en las pequeñas poblaciones donde no hay universidades ni atracciones turísticas", apunta a Vozpópuli. "En una zona con alto índice de precios, yo nunca haría un alquiler convencional, sino que me inclinaría por el temporal a personas que vaya a residir en el lugar por un tiempo determinado o que su vivienda habitual esté en su país de origen", añade Iñaki Unsain.
Por su parte, el alquiler por habitaciones también es una opción a tener en cuenta, pero requiere más trabajo para el propietario. "Si le encargas la gestión a una empresa de alquileres, se lleva el 25% de los ingresos en concepto de gestión", alerta, " pero tiene un rendimiento muy superior y, quizás, hasta se pueda doblar la renta si te lo gestionas tú. Es una inversión genial". En este tramo de la oferta, según el portal Fotocasa, el precio de las habitaciones se ha disparado un 57,3% desde 2019 y un 89,4% desde 2015. En solo 12 meses, estas han pasado de 445 euros/mes en agosto de 2023 a los 488 euros/mes de agosto de 2024.
Por último, para las poblaciones más pequeñas, Unsain subraya que solo existe la posibilidad de alquilar el piso en su conjunto, por lo que es preferible buscar a un inquilino que vaya a tener la casa o el piso como vivienda habitual. "Desde luego, si tienes una vivienda, yo creo que lo más inteligente en estos momento es no vender si esta se encuentra en una buena ubicación, porque en una ciudad grande los pisos siempre van subiendo".
En cuanto a la posibilidad de una huelga de alquileres como propone el Sindicato de Inquilinas, el personal shopper de ACV Gestión Inmobiliaria piensa que es una opción poco realista: "El tema de la huelga de alquileres me parece una estupidez propia de gente superradical y estoy seguro de que nadie, o casi nadie, lo va a hacer. Al final es meterse en un lío con tu casero, que no tiene culpa ninguna", dice Unsain a Vozpópuli. "Yo no vendería nunca, a no ser que tengas necesidad", sentencia.