Naturgy sorprendió al mercado el pasado año con un notable deterioro del valor de los activos al calor de su nuevo plan estratégico, una decisión que, entre otras cosas, le ha obligado a capitalizar a la filial que aglutina la actividad de generación para evitar su desequilibrio patrimonial. El grupo ha aportado 500 millones de euros a Naturgy Generación a través de una ampliación de capital para paliar el deterioro generado en ésta por el ajuste del valor de activos, que se calcula en el entorno de los 2.000 millones de euros.
Naturgy Generación ha sido la más afectada por la revisión del valor de los activos toda vez que el grueso del ajuste, cercano a los 4.900 millones de euros en total, se centró en los activos de generación con tecnologías tradicionales, que se incluyen en esta filial. La estrategia tuvo como efecto no sólo las pérdidas contables que Naturgy ya reflejó en sus resultados a partir del segundo trimestre sino también una drástica disminución del patrimonio de la filial de generación.
De este modo, la compañía energética ha tenido que reequilibrar la situación patrimonial de Naturgy Generación, tal y como obliga la Ley de Sociedades de Capital, con la inyección de 500 millones de euros procedentes de las reservas de la matriz, que ha casi duplicado el capital de la sociedad dependiente. Para estos casos, la norma también prevé la posibilidad de reducir el capital para que el patrimonio neto cumpla con la condición de suponer, al menos, el 50% del primero.
Fuentes de la compañía apuntaron que la operación, que se ejecutó antes de que finalizara el pasado año, no tiene efecto alguno en el balance consolidado del grupo y que tampoco supone un desembolso de fondos. "Se trata de un trámite contable estipulado por Ley. No tiene impacto en cuentas ni tampoco para los accionistas".
Cierre de plantas
La estrategia de Naturgy respecto al valor de sus activos fue revelada a finales del pasado mes de junio, cuando la compañía presentó a inversores y analistas en Londres su nuevo plan estratégico 2018-2022, elaborado tras el relevo en su capital entre Repsol y el fondo CVC (con el apoyo minoritario de Corporación Financiera Alba, la sociedad de cartera controlada por la familia March) y los cambios en su cúpula directiva. La decisión se tomó con la base de hipótesis de negocio actualizadas, al calor del nuevo entorno previsto para el sector. De hecho, la medida no tuvo impacto en las plantas de generación con tecnologías renovables.
La compañía pondrá fin a la actividad de las tres plantas de carbón que tiene en España (Mairema, Narcea y La Robla) a partir de 2020, ya que no llevará a cabo las inversiones que exige la Unión Europea para adecuar estas instalaciones a los requisitos medioambientales establecidos en el entorno comunitario.
Antes, Iberdrola ya había puesto en marcha los trámites para cerrar las dos centrales de este tipo que le quedan. Y Endesa cerrará también en 2020 dos de las cuatro que aún mantiene, mientras que las de As Pontes y Litoral seguirán funcionando al haber realizado las correspondientes inversiones.
Tras la decisión de Naturgy, el mercado puso el foco en el resto de grandes grupos energéticos ante la posibilidad de que siguieran los pasos de la empresa que preside Francisco Reynés y ajustaran el valor de sus activos, especialmente los de generación tradicional, aunque, por el momento, no se ha dado esa circunstancia.