"El año pasado no pude venir". Pedro Sánchez, socarrón, arrancó sonrisas al auditorio con el comentario. Hablaba en Sitges, delante de lo más granado del empresariado catalán, el 1 de junio de 2019. La fecha ideal y el sitio adecuado para sacar pecho de lo que había logrado justo un año antes: 'gillotinar' a Mariano Rajoy con una moción de censura que nunca habría salido adelante sin el apoyo fervoroso de las fuerzas políticas independentistas.
El político gallego ya era historia. Y el presente lo modelaba un nuevo líder, dispuesto a tender puentes con quienes reventaron la convivencia democrática con el referéndum ilegal del 1-O. Sánchez había viajado a Sitges para clausurar la XXXV reunión veraniega del Cercle d’Economia, el lobby más poderoso de Barcelona. La ovación de los presentes le hizo sentir que jugaba en casa. Una vez más.
Pedro Sánchez siempre ha acudido a la llamada de quienes mueven el dinero en Cataluña. Cuando era líder socialista a secas y, sobre todo, tras colgarse los galones de presidente. Pero todo el cariño que ha profesado a los empresarios catalanes se lo ha negado, por ahora, a los madrileños.
Desde que ganó la moción de censura, Sánchez se ha visto en tres ocasiones con la cúpula de la patronal Foment del Treball y otras dos con los 'gerifaltes' del Cercle. ¿Cuántas veces se ha reunido con los empresarios madrileños? Ninguna. Entre los discriminados provoca resquemor que el presidente del Gobierno nunca les haya hecho un hueco en la agenda. Y, sobre todo, que Moncloa no haya contestado a las peticiones oficiales de entrevista que ha realizado la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM).
En concreto, la patronal que preside Miguel Garrido ha hecho llegar dos cartas al jefe del Ejecutivo. La primera fue enviada el lunes 10 de febrero de 2020. La misiva, además de transmitir a Sánchez sus mejores deseos, explicaba qué es CEIM y a quién representa. La organización agrupa a 200 organizaciones empresariales de la Comunidad de Madrid, el principal motor económico de España. También solicitaban al presidente una reunión para exponerle su visión sobre la economía regional y nacional, y una batería de propuestas. Los responsables de CEIM nunca obtuvieron respuesta. "Ni siquiera ha contestado a las cartas, nunca. Ni él ni su jefe de gabinete", asegura un empresario con cargo en la patronal.
CEIM hizo un segundo intento el lunes 22 de junio, justo el día después del fin del primer estado de alarma. Garrido volvía a ponerse a disposición del Gobierno en aquellos momentos tan difíciles para el país. Y pedían un encuentro para explicar la grave situación que atravesaban los empresarios y las posibles medidas que se podían desplegar. La segunda carta tuvo el mismo éxito que la primera: nulo.
Si el fracaso del intento inicial causó incredulidad, el siguiente generó preocupación. Y no sólo en el seno de CEIM. En los meses posteriores, algunos grandes empresarios trasladaron a Garrido y su equipo su inquietud por la lejanía de Sánchez, por la ausencia de empatía con quienes tiran de la primera economía regional en términos de PIB.
Que el presidente del Gobierno hace el vacío a la patronal madrileña también es fácilmente constatable al repasar las muchas veces que ha aceptado las invitaciones de las asociaciones catalanas. El primer viaje lo hizo el 20 de diciembre de 2018, medio año después de instalarse en La Moncloa. Se estrenó como presidente ante el empresariado de Cataluña en la entrega de los premios Ferrer Salat, que organiza anualmente Foment del Treball. Y no fue solo: le acompañaron la vicepresidenta económica, Nadia Calviño; y la entonces ministra de Trabajo, Magdalena Valerio.
Dos años más tarde, visitó la sede de la patronal que preside Josep Sánchez Llibre, para reunirse con el comité ejecutivo. Sánchez garantizó su presencia en la edición de los premios de ese año, pero el 20 de diciembre tuvo que quedarse en Moncloa guardando cuarentena. El presidente del Gobierno volvió a encontrarse con Sánchez Llibre el pasado 7 de junio en Barcelona, cuando asistió a la entrega de la medalla que Foment entregó al empresario y editor Javier Godó.
Sánchez también ha protagonizado los encuentros más 'VIP' del Cercle d’Economia. En junio de 2019, en el mencionado primer aniversario de la moción de censura, compartió escenario en Sitges con el entonces presidente, Juan José Bruguera. Cuando volvió a otra reunión del Cercle, el pasado 18 de junio, tenía ya tomada la decisión más controvertida de su mandato: indultar a los presos independentistas. Los empresarios catalanes, de hecho, aprovecharon ese acto celebrado en Barcelona para defender la liberación de los líderes del 1-O como vía para retomar el diálogo. Los indultos fueron aprobados cuatro días más tarde por el Consejo de Ministros.
Entre los empresarios madrileños va extendiéndose el temor a que la política de Sánchez sobre el desafío soberanista acabe degenerando en un trato de favor económico. "En realidad siempre lo ha habido", se queja otro empresario afincado en Madrid. "A Cataluña se la ha favorecido con los Presupuestos Generales del Estado. Y ahora puede ocurrir lo mismo con los fondos europeos".
El temor de los empresarios
"Lo que estamos percibiendo en esta última fase de esa negociación con la Generalitat de Cataluña y con los partidos independentistas es que se están poniendo encima de la mesa aspectos o contrapartidas a nivel de privilegios en asuntos como fondos europeos, inversiones en el territorio, financiación pública", advertía recientemente el presidente de CEIM en una entrevista radiofónica.
Garrido volvió a transmitir su malestar hace poco más de una semana, esta vez a raíz de la campaña Ximo Puig para castigar a la Comunidad de Madrid con un impuesto. "No les gusta el modelo de Madrid que genera más empleo, crea más riqueza, recauda más impuestos, tiene menos deuda y es la que más aporta al resto de las comunidades autónomas. Además de incapaces son unos miserables", aseveró en su perfil de Twitter. Garrido se refería con tal dureza a los defensores de la polémica propuesta fiscal, promovida por el presidente valenciano y apoyada por el ministro de Inclusión y Seguridad Socia, José Luis Escrivá.
Con sus declaraciones, Ximo Puig aportó un argumento más a quienes advierten de la creciente 'madrileñofobia'. A la cabeza está la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, quien ha denunciado en más de una ocasión la "manipulación constante de los datos para hacer sangre contra Madrid". La misma sensación cunde entre algunos responsables de la patronal. Se lo transmitirían -aseguran- a Pedro Sánchez si el presidente les recibiera algún día en La Moncloa, en cuyos despachos siguen archivadas las dos cartas de CEIM que nunca merecieron una respuesta.