El tema parece incomodar. Las respuestas son más comedidas, con pausas más largas, con momentos 'off the record'. Aún así, se escucha: las mujeres en el mundo de las startups escasean. El porqué da pie a un universo de especulación. ¿Acaso las mujeres son menos capaces o ambiciosas? ¿No están interesadas en la tecnología y el emprendimiento? ¿O es que el ecosistema es demasiado hostil para ellas?
No hay cifras oficiales sobre el número exacto de mujeres que trabajan en startups españolas. Pero sí hay otros datos. De lo macro a lo micro, sería algo así: las mujeres representan el 50,93% de la población española, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) a 2016. De los nacionales con título de educación superior, 52,66% son mujeres (47,34%, hombres). Y de la fuerza laboral son el 45,47%; aunque en el sector tecnológico representan el 18%, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En resumen, en España hay mujeres, con educación y con trabajo.
Al hablar de emprendimiento, siguen los números. Las mujeres representan el 34,5% del total de personas autónomas, según datos de dicho ministerio a 2016. En el caso de las mujeres empleadoras son el 30% del total, con especial atención en ramas de índole administrativo, inmobiliario, educativo, sanitario y servicios de cuidados.
Hacen falta modelos
Para poner en contexto tanta cifra, en Vozpópuli hemos consultado a diferentes agentes del escenario startup español. Entre todas las aristas y versiones, hay un punto en común: se reconoce que hay pocas mujeres en el sector. Las razones varían, pero la ausencia femenina parece ser apreciada por todos (sin importar que sean fundadores, inversores, asociaciones o aceleradoras). Y aunque no hay datos oficiales, todos los consultados dicen tener la percepción de que las mujeres en las startups no superan el 20%; y en el caso de las inversoras son menos del 8%.
Para Carmen Bermejo, de la Asociación Española de Startups, hacen falta modelos positivos femeninos en el escenario. "Hacen falta más mujeres que quieran ser fundadoras, faltan mujeres en liderazgo y faltan mujeres en cargos técnicos", dice a Vozpópuli.
"Nos hacen falta más referentes; no solo a nivel de CEO, sino de inversoras", dice Paloma Mas, de la aceleradora Plug and Play
Paloma Mas, de la aceleradora Plug and Play, convive con emprendedores y admite que, al tener tan poca cuota de mercado, es complicado para las mujeres hacerse un nicho. De ahí que concuerde: "Nos hacen falta más referentes; no solo a nivel de CEO, sino de inversoras".
Los hombres del sector también exponen su preocupación ante el escenario. "Es espeluznante, pero coherente", señala a Vozpópuli Javier Megías, cofundador de StartupXplore e inversor, quien explica que la ausencia de mujeres inversoras se presenta, en parte, por un 'orden natural' del sistema. La mayoría de los inversores en el país han sido previamente emprendedores de éxito. Al haber más emprendedores hombres, puede esperarse que haya más inversores hombres.
"No se lo creen"
La presidenta de la Asociación Española de Startups insiste en que es un asunto de "cómo nos vemos a nosotros mismos" y compara, por ejemplo, al emprendedor estadounidense con el europeo. "Ellos pueden tener una startup y lo venden como lo mejor del mundo. Nosotros somos más comedidos", dice. Al extrapolar el caso a hombres y mujeres se acentúa aún más, señala Bermejo, quien reitera en que las mujeres, en particular las europeas, son más comedidas y "se venden menos" que los hombres.
"Lo ves hasta cuando organizas un evento. Hay tías cracks a las que les pides ser mentoras y se lo piensan. Sienten que tienen que tener mucha más solidez de lo que saben para hablar públicamente de algo, se sienten más sometidas a juicio", explica Bermejo. De ahí que lo considere un efecto dominó. Al no atreverse ni exponerse, asegura, se tarda más en crecer y ser visible. "Tú misma te frenas y eso es algo que tenemos que corregir, en general. Tenemos que creérnoslo más. Tener menos miedo a que nos critiquen o nos juzguen", sostiene.
Cristina Rodríguez, fundadora de la startup Mumablue -dedicada a la edición y publicación de cuentos infantiles personalizados-, coincide. "Vas a un evento de hombres y todos son mega ambiciosos, se ponen por las nubes, hablan de sí mismos de otra manera. Y los miras bien y a veces ni son tan cracks, pero se venden mejor que nosotras", asegura la publicista a este medio.
Vas a un evento de hombres y todos son mega ambiciosos, se ponen por las nubes, hablan de sí mismos de otra manera", dice Rodríguez, fundadora de Mumablue
Asimismo, Rodríguez explica que -en la mayoría de los casos que ha apreciado- "las mujeres que intentan emprender lo hacen en pequeñito o son para conseguir un autoempleo". Ante la 'escasez de ambición', subraya, escalar se hace cuesta arriba.
Tierra hostil
Pero no toda la culpa es de las mujeres y su actitud frente al ecosistema. El ambiente de las startups, en sí mismo, tiene "altos niveles de toxicidad" para ambos sexos, según Patricia Araque, de la asociación de mujeres Ellas al cuadrado. "Hay unas maneras de operar que para muchas mujeres no son amables, donde muchas no parten en igualdad de condiciones", agrega.
Asimismo, Araque asegura que se ha intentado vender a las mujeres la idea de que 'si tú quieres puedes', "pero si eres una mujer no; si eres mujer y quieres, puedes, pero con una serie de obstáculos".
Aunque Rodríguez habla de la poca ambición en algunas mujeres del ecosistema, admite que el escenario puede ser hostil. "Parece que el hombre está por derecho y que la mujer tiene que pedir permiso", asegura la emprendedora. Ante el escenario, desde Ellas al cuadrado han denotado que -en los últimos años- "muchas de las mujeres que estaban en el ecosistema emprendedor se han terminado marchando".
La intención, concuerdan, es que se detengan las salidas y que, a medida que madure el ecosistema de startups en España, se sumen más mujeres. Para ello -aseguran todos los consultados por Vozpópuli- habría que apostar por la educación en casa y en los primeros años de la etapa escolar.
Un asunto de educación
El más reciente estudio Educación en Ciencias de la Computación España de 2015, editado en 2016 por Google, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y Everis, señala que en líneas generales las niñas están menos interesadas en estudiar las Ciencias de la Computación que los niños, aunque la importancia de esta ciencia es percibida por ambos.
Las niñas crecen, pero el deseo no cambia. Las mujeres representan el 25,8% de la población estudiantil correspondiente a la rama de Ingeniería y Arquitectura, frente al 74,2% de los hombres, según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Y esta es la única rama en la que el porcentaje de mujeres es inferior al de hombres.
Históricamente, sin embargo, no ha sido así. Muchos de los pioneros en el mundo de la computación eran mujeres. Por décadas, en Estados Unidos el número de mujeres estudiando ciencias de la computación crecía por encima que el de los hombres. El cambio tuvo lugar en 1984, cuando el porcentaje de mujeres en esta rama de la ciencia disminuyó, según datos de la National Science Foundation (NSF); el porqué exacto se desconoce.
Dada la situación, se hace un llamado al talento femenino desde la Real Academia de Ingeniería (RAI), con el programa Mujer e Ingeniería: "Venimos animando a las niñas y jóvenes a reclamar su sitio en el nuevo mundo tecnológico que se está gestando. Queremos que haya más mujeres emprendedoras y líderes tecnológicas".