Hugh Grosvenor, VII duque de Westminster, ha inyectado 8,4 millones de euros en la sociedad española a través de la cual gestiona la propiedad de La Garganta, el último gran latifundio español.
El joven Grosvenor heredó la fortuna de su padre, Gerald Cavendish Grosvenor, tras el fallecimiento de este, a los 64 años, en agosto de 2016. La Garganta, una espectacular finca que ocupa 15.000 hectáreas, entre Ciudad Real y Córdoba, formó parte de la herencia.
La propiedad de La Garganta se reparte entre diversas sociedades en Alemania, Reino Unido y España. Villamagna es la firma domiciliada en Madrid, creada en el año 1971, propietaria de la finca, y que tiene como accionista único a la alemana Adalabert Holding, participada a su vez por sociedades británicas.
La finca emplea a cerca de medio centenar de personas, entre ellos 27 peones y 11 guardas
Gerald Cavendish Grosvenor se hizo con la finca en el año 2001. Miembros de la familia real británica, de la aristocracia europea, o jeques árabes son algunos de los afortunados que cada año celebran jornadas de caza en La Garganta. El rey Juan Carlos conoció a Corinna zu Sayn-Wittgenstein en esta misma finca, relata Ana Romero en su libro Final de partida.
Tras el fallecimiento de Gerald Grosvenor, su hijo Hugh Grosvenor firmó un nuevo contrato de arrendamiento, en diciembre de 2017.
El coto de caza registra pérdidas todos los años cercanas a los tres millones de euros; por esta razón, poco antes de que el nuevo duque de Westminister firmara el nuevo contrato de arrendamiento, tuvo que efectuar una operación de reducción y ampliación de capital para sanear las cuentas.
Miguel Pereda, del grupo Lar, es presidente de la sociedad española propietaria de la finca
En julio de 2017 Villamagna aprobó una reducción de capital por importe de 14,3 millones de euros mediante amortización de acciones.
Al mismo tiempo, el accionista único de la sociedad española, Adalabert Holdgin, efectuó una aportación a los fondos propios de la empresa de 8,4 millones de euros, cantidad desembolsada íntegramente en marzo del pasado año.
La operación fue necesaria "para sanear el patrimonio neto de la sociedad", explica la empresa española en sus últimas cuentas disponibles en Registro Mercantil, a las que este diario ha accedido a través de Insight View.
La aportación de los fondos y la reducción de capital ha permitido a la empresa española propietaria de La Garganta disponer de "fondos propios superiores al capital social, corrigiendo la situación de desequilibrio del ejercicio anterior".
Subvenciones
La Garganta recibió entre 2017 y 2018 subsidios agrícolas procedentes de la Unión Europea y de la Junta de Castilla-La Mancha por importe de 333.827 euros.
Villamagna explica en sus últimas cuentas que ha percibido diferentes subvenciones para la reforestación de alcornoques, construcción de manajos para conejos e instalación de luz solar.
La finca emplea a cerca de medio centenar de personas, entre ellos 27 peones y 11 guardas. En 2018 solo dos mujeres, investigadoras, formaban parte de la plantilla de La Garganta.
La sociedad española propietaria de la finca está administrada por dos de los mayores expertos en España del sector inmobiliario y financiero, Miguel Pereda y Teodoro Millán.
Pereda, presidente de Villamagna, cuenta con más de 25 años de experiencia en la industria inmobiliaria española, es consejero de Grupo Lar Inversiones Inmobiliarias. Millán fundó en 1991 Socios Financieros, especializada en asesoría corporativa, y con anterioridad fue director y consejero del broker Benito y Monjardín.